Caricias involuntarias

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Valentina fue la primera en despertarse.

Ella se acordaba perfectamente de todo lo que había pasado la noche anterior y aún no lograba entender el motivo que le empujó a hacer lo que hizo.

Lo que menos entendía era que lo que había pasado le había gustado.

Estaba nerviosa. No entendía nada. No entendía por qué había llevado ese cariño que le tenía a Juliana tan lejos. Por qué se había dejado llevar de esa forma ¡Y con una chica! Porque a Valentina no le gustaban las chicas. Valentina sabía perfectamente que sentía una atracción enorme por los chicos. Sin embargo, ahí estaba, incorporada al lado de Juliana justo después de haberle besado por la madrugada, porque había sido ella quien habían iniciado todo.

Sería un secreto. Sí, así sería. Estaba decidido.

Así lo decidió Valentina. Ni por un momento se detuvo a pensar en los sentimientos de Juliana porque daba por hecho que en tan poco de conocerse era imposible que Juliana tuviera tiempo de desarrollar ningún tipo de afección amorosa hacia ella. Era un pensamiento erróneo, pero Valentina no era consciente de ello.

- ¿Valentina?

Juliana abrió los ojos y se la encontró incorporada sobre la cama. No podía negar que tenía miedo de cómo iba a reaccionar Valentina. Dentro de ella esperaba que Valentina se levantara y saliera corriendo y no volviera a hablar con ella en toda su vida. Sin embargo, Valentina le estaba mirando, como si estuviera intentando adivinar que estaba pasando por su mente.

-Buenos días, Juls. Eh... ¿Has dormido bien?

-Así es -asintió con la cabeza, incorporándose lentamente. Tenía un ligero dolor de cabeza, pero ni de lejos era como el dolor de cabeza que tenía Valentina en esos momentos y no precisamente por el alcohol-. ¿Y tú?

-He dormido muy bien, gracias -contestó-. Oye... Juls...- Valentina jugaba en sus manos con parte de la sábana, se notaba nerviosa- Este... creo que deberíamos... hablar, ¿no? -estaba muy nerviosa, para qué negarlo, pero debía soltarlo de una vez por todas, para poder seguir con su vida.

- Eh... ¿de qué quieres hablar, Val?

-De lo que pasó anoche -musitó-. No podemos decírselo a nadie, Juliana. Estaba borracha, en realidad no debí de haberte besado. No es que piense que no seas bonita o atractiva o lo que sea... es que me gustan los chicos y... tengo novio, y es un error, ¿lo entiendes? -suspiró-. Siento lo ocurrido, de verdad.

Valentina habló más rápido de lo que había hablado en toda su vida, aún así el mensaje había llegado claro a Juliana.

Juliana se sintió decepcionada, pero trató de disimularlo lo más que pudo. Ella asintió con la cabeza, fingiendo que no le importaba, que todo había quedado en una broma. Se lamentó cuando escuchó la disculpa de Valentina, eso significaba que estaba arrepentida de haberla besado y que todo había sido un error, a pesar de estar decepcionada era algo que debería haberse esperado.

Demasiado bueno para ser cierto.

-Está todo bien, Val. De verdad, no te preocupes. Estoy bien, y todo está bien, y no tienes por qué preocuparte -asintió con la cabeza-. Fueron cosas de la noche, del alcohol, y esas cosas. No voy a decir nada y tú puedes seguir con tu vida.

- ¿De verdad? ¿No estás molesta conmigo, Juliana? De verdad que entendería que estuvieras molesta conmigo, si ese es el caso. Creo que me comporté de una manera bastante mezquina y tonta. No quiero que pienses que estoy jugando o algo así... Disculpame.

Y ahí estaba Valentina disculpándose de nuevo. Situación que desilusionaba a Juliana.

-No -negó con la cabeza-. Estaría molesta contigo si me gustaras, o si sintiera algo por ti, y no es así. Sencillamente nos besamos, fue algo del momento, del alcohol. Pero a ti te gustan los chicos y a mí las chicas. Y todo está bien. No hay nada de qué hablar.

Hermosa ave de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora