Lunes.
Valentina estaba en pie desde las seis, sentada en la cama, sin poder volver a conciliar el sueño. Quedaban unas horas para el campeonato. Tan sólo unas horas, unos minutos, segundos que se le antojaban eternos.
Sostenía en sus manos su teléfono móvil. Acababa de enviarle un mensaje a Juliana, suponiendo que estaría dormida.
«Me acabo de despertar. No puedo volver a dormirme. Estoy algo nerviosa»
Se llevó las manos a la cabeza y corrió sus dedos a través de su cabello. Necesitaba calmarse. Necesitaba que Juliana le dijera que iba a estar bien.
«Buenos días. Espero que hayas descansado. Desayuna bien, si quieres puedes desayunar en mi casa. Lo vas a hacer bien»
Valentina se acurrucó bajo las sábanas y no dudó en responderle.
«¿Qué haces despierta? No esperaba una respuesta tuya. No te preocupes, desayunaré aquí. ¿Vendrás conmigo al muelle?»
«Por supuesto. ¿Debo llevar pompones? ¿Pancartas? ¿Cómo va la cosa en las regatas? Soy una novata, ya lo sabes»
Rio al leer el mensaje de Juliana. Amaba esa tranquilidad que Juliana le transmitía.
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Lucía estaba delante de Eva. Las dos se sonreían tímidamente, sin decir mucho más. Había mucha comida encima de la mesa, Eva enseguida alegó que se había pasado, pero Lucía pensó que ella debía comer —y teniendo en cuenta que Eva parecía ser un pozo sin fondo, eso le parecía muy poco.
—Gracias. Por estar aquí tan temprano... y esas cosas —Eva no era tímida, pero le parecía imposible no mostrarse tímida delante de ella.
—Eva... no me he ido de tu apartamento en ningún momento —respondió con tranquilidad, vertiendo algo de jugo en el vaso.
—Ya... bueno... gracias por quedarte... y eso.
—Hoy es el gran día, ¿Eh?
Eva asintió, y se llevó a la boca un poco de tocino.
—Vas a hacerlo muy bien, Eva. Disfrútalo.
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Vera continuaba en la cama sin ganas de moverse, encerrada en el apartamento de Luis. Él estaba al otro lado, con la sábana enrollada a su cuerpo, observando como dormía.
—Hey —le susurró—, Vera. Ya es lunes. Deberías despertarte.
Ella lo estaba escuchando perfectamente, pero no quería obedecerlo. Luis no la quería, pero estaba con ella por puro despecho. Al menos, no se sentía del todo solo cuando estaban juntos, lo cual para él era algo bueno. Ella lo sabía, y aun así, estaba con él. No quería estar sola.
—Bueno, haz lo que quieras.
Luis se levantó y se marchó, dejando a Vera acostada en la cama, sintiéndose, de pronto y sin motivo, miserable. Aún más, por supuesto.
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Valentina salió de la ducha. Eran poco más de las siete de la mañana y se había despedido de Juliana mediante los mensajes. Mensajes de ánimo, mensajes divertidos, mensajes que le hicieron sonreír como una chica de secundaria.
«Eres la mejor, Val. Confío en ti, creo en ti». Recordó mientras se secaba el cabello con una toalla y sonrió a su reflejo de oreja a oreja sin poder evitarlo.
Se vistió rápido y exhaló un suspiro, caminando hacia la ventana de la habitación y mirando el cielo, el cual se veía encapotado. ¿Llovería? Bueno, no sería la primera vez en la que competiría bajo la lluvia, pero no le gustaría que fuera así.
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Hermosa ave de verano
FanfictionJuliana miraba con positividad su nueva vida. Le era imposible no hacerlo; al fin y al cabo, cualquier cosa sería mejor que su vida en su anterior ciudad. Los ojos oscuros de la chica brillaban cuando levantó su barbilla para mirar el cielo encapota...