A veces a Valentina le gustaba observar a Juliana. Le gustaba verla ensimismada con sus cosas, concentrada, viendo como ponía su empeño, su corazón, su alma en las cosas que amaba. Había momentos en los que, cuando estaban juntas y Juliana estaba encima de ella, Valentina se perdía en sus ojos cafés brillantes.
Era lo que estaba pasando justo ahora, Juliana estaba encima de Valentina acariciando su rostro con toda la calma del mundo, hasta que se separó un poco para quitarse la playera y quedar con el torso descubierto. Valentina acarició la espalda de Juliana y la atrajo para besarla.
Tanto Juliana como ella se habían deshecho de sus capas de ropa y estaban enredadas entre las sábanas, como la última vez que estuvieron en Oaxaca.
Las manos de Juliana se habían detenido en su cintura y hundía sus dedos en su piel, dejándole ligeras marcas mientras que los labios de Valentina capturaban su mandíbula en un pequeño mordisco juguetón. Bajó sus manos por su espalda, cubriendo su trasero y apretándolo ligeramente mientras movía las caderas al compás de las de Juliana.
—Dijiste que teníamos tiempo... y ninguna de las dos quiere dormir —susurró Juliana, besando sus labios repetidas veces—. El tiempo es oro y no quiero desperdiciarlo.
Valentina levantó las cejas y miró hacia abajo, viéndose desnudas. Justo después, miró a Juliana.
—Hmh, no creo que lo estemos perdiendo.
Juliana ladeó la cabeza, riéndose contagiosamente mientras miraba a Valentina, manteniendo esa sonrisa en sus labios. Se inclinó hacia ella y rozó su nariz con la suya, exhalando un suspiro contra sus labios antes de capturarlos en un beso más largo, notando como ambos cuerpos se ponían en tensión. Juliana tomó las piernas de Valentina y las colocó alrededor de su cintura mientras ella apretó sus caderas contra las suyas. Bajó sus manos poco a poco hasta llegar al centro húmedo de Valentina y frotarlo con cautela con sus dedos.
—Te quiero —susurró Juliana y los ojos de Valentina se iluminaron casi al instante. Notó como su piel se erizaba y arqueaba la espalda cuando comenzaba a mover su mano, acariciándole.
—Y... y yo —titubeó, cerrando los ojos y mordiendo su labio inferior mientras notaba el tacto de Juliana, haciendo que le enviasen pequeñas descargas de placer alrededor de su cuerpo— a ti. Te quiero mucho —jadeó justo después.
—Lo sé —besó su cuello cálidamente antes de lamerlo con la punta de su lengua, mordiéndolo cariñosamente después mientras sus movimientos se aceleraron.
—Juls —levantó las caderas—. Juliana. —gimió al notar sus cabellos rozado sus mejillas y sus dientes dejándole delicadas marcas en su piel.
— ¿Sí? —Juliana susurró en su oreja, mordiéndole el lóbulo justo después; uno de los puntos débiles de Valentina.
—Quiero saber qué se siente —suspiró otra vez, mirándole a los ojos—. Quiero sentirte dentro de mí. Lo quiero más que nunca.
Juliana abrió los ojos y se quedó quieta, mirándola.
— ¿Estás segura de que quieres eso?
Valentina asintió con la cabeza.
—Lo quiero de verdad. Te quiero. Lo digo de verdad. Y quiero demostrártelo ahora mismo. Es el momento perfecto.
Juliana no podía negarle a Valentina nada de lo que le pidiera. Se iría a la otra parte del mundo solo para hacerla feliz. Pero, estaba nerviosa.
—No he hecho esto nunca, Val. Así que... no sé si sea buena —murmuró Juliana—. Pero lo haré.
Juliana notaba como Valentina depositaba pequeños besos por su cuello, acariciándole la nunca con la yema de sus dedos. Rio sintiendo como le hacía cosquillas y sentía un escalofrío recorriendo toda su espina dorsal.
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Hermosa ave de verano
FanfictionJuliana miraba con positividad su nueva vida. Le era imposible no hacerlo; al fin y al cabo, cualquier cosa sería mejor que su vida en su anterior ciudad. Los ojos oscuros de la chica brillaban cuando levantó su barbilla para mirar el cielo encapota...