Lugar secreto

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— Me da miedo esta tranquilidad.

Lucía se giró hacia Eva, quien estaba sentada en el sofá del apartamento que había alquilado sólo para su estancia por la regata. Era un apartamento pequeño, simple, sencillo para ella sola. La familia de Eva no era de mucho dinero y no podía permitirse viajar tanto tiempo a Huatulco, así que solo viajarían hasta la bahía el día de la carrera. Eva, por supuesto, no les hacía ningún tipo de reclamo, porque entendía su situación. No era que no quisieran acompañarle, era que no podían.

— ¿A qué tranquilidad te refieres? —preguntó Lucía, curiosa.

—Son sólo imaginaciones mías, en realidad. Es sólo que no me imaginaba tener un poco de calma. Valentina y Juliana están genial, Vera sigue siendo igual de miserable y todo parece ir bien. Estoy acostumbrada a los problemas.

—Será que eres una rebelde, por eso. —sonrió, sentándose a su lado y subiendo los pies al sofá, abrazando sus rodillas.

—No lo sé, sinceramente —negó con la cabeza—. me siento intranquila, estoy nerviosa. No me puedo creer que este lunes sea, al fin, la carrera. Estoy, en serio, tan nerviosa.

—Creo que lo harás muy bien. Eres muy buena y... me gustaría que ganaras.

— ¿Ah, sí? —Eva se giró hacia ella.

—Claro que sí.

Eva esbozó una sonrisa, notando como sus mejillas adoptaban un color rosado y sus ojos brillaban ligeramente. Bajó la mirada y chasqueó la lengua antes de murmurar un gracias bastante sincero, aunque tímida, bajo la atenta mirada a Lucía.

—Si te soy sincera, no creo lograrlo. No me veo ganando. Valentina ha estado superándome en casi todos los entrenamientos y hoy, en todos. Me conformo con estar en el pódium. — Dijo encogiendo los hombros.

—Lo estarás.

Por algún motivo, Eva tuvo el presentimiento de que esa vez debía creer en Lucía y le regaló otra sonrisa, esta vez incluso más sincera.

— ¿Sabes? No sé cómo podías ser amiga de la idiota de Vera. Eres muy distinta a ella.

— Como amiga, es buena en realidad. Aunque ya sabes lo que dicen: Si quieres conocer a alguien, fíjate como trata a los demás. Y la verdad, creo que nunca fue una amistad sincera de parte de ninguna de las dos.

— Y tampoco entiendo cómo Juliana se pudo enamorar de ella. O sea será guapa y deportista, pero es un asco de persona.

Lucía se encogió de hombros mientras permanecía en silencio mirándole directamente a los ojos a Eva.

— Venga, dejemos de hablar de Vera y mejor veamos una película, tienes que descansar campeona.

Eva sonrió y, por primera vez en el día, dejó de sentir la intranquilidad que le perseguía.

//

— ¿Me dejas que te lleve a un sitio donde no has estado nunca?

Juliana frunció el ceño.

— ¿A dónde vas a llevarme?

—Está un poco lejos y hay que ir en el coche, pero vale la pena. ¿Te gustaría?

—Dame una pista.

—Luz.

Aún más confundida, Juliana siguió a Valentina hasta su coche, se subió y rápidamente se abrochó el cinturón, mientras Valentina arrancaba el motor y se colocaba sus gafas de sol. Encendió el estéreo y eligió su playlist favorita antes de salir del aparcamiento.

Hermosa ave de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora