Adiós

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"Aprenderemos a nadar,

a la fuerza, sí,

pero aprenderemos a nadar.

Y vendrán olas,

y las corrientes querrán llevarnos

a todas partes,

pero aprenderemos a nadar.

Y cuando la noche caiga,

quedará la luz del faro para guiarnos,

Pero aprenderemos a nadar.

Y cuando haya una tempestad,

tal vez trate de hundirnos,

pero nosotros nos negaremos,

Porque aprenderemos a nadar."

Valentina abrió los ojos poco a poco, sintiéndose desorientada. Miró a su alrededor, notando como el peso de su cuerpo reposaba en el colchón y sin saber qué hacía ahí exactamente.

— ¿Juls? —Murmuró, algo aturdida, al encontrarse a la muchacha de cabello oscuro medio dormida en aquel hueco.

Reaccionó algo tarde, pero movió la cabeza para levantar la barbilla y ver los ojos azules de Valentina, abiertos... por fin.

Juliana levantó una mano en su dirección mientras lágrimas se acumulaban en sus ojos, y, entonces, se despertó. Justo cuando una enfermera le tocaba el brazo, pidiéndole que se apartara. Juliana abrió los ojos y se los restregó mientras se alejaba —o más bien la alejaban— de la cama de Valentina. Lo único que recuerda de ese momento fue una enfermera alarmada, y el doctor acercándose a ella. Antes de que pudiera darse cuenta, Juliana estaba en el pasillo.

Parpadeó y dio media vuelta, intentando volver a entrar, pero no le dieron la opción de hacer tal cosa.

— No puedes entrar, niña. Lo siento.

—Mierda —murmuró, cerrando el puño y alejándose de aquella dichosa puerta.

//

— ¿Doctor?

Aquel hombre frunció el ceño al ver la pantalla. Miró que todo estuviera bien —, en definitiva tendrían que valorarla de nuevo, Valentina aún no había abierto los ojos.

—Vamos a llevarla a la Unidad de Urgencias.

El médico pidió hablar con los padres de Valentina para informarles la situación e indicar a las enfermeras lo que tenían que hacer.

Las enfermeras obedecieron rápidamente. Primero se marcharon para traer una camilla para transportarle y justo después la sacaron de la habitación.

— ¿A dónde la llevan? — Juliana se acercó a las enfermeras.

— Vamos a trasladarla al área de urgencias. — La noticia le había caído como bomba— Haremos otros estudios. Valentina debería haber despertado ya, sin embargo no ha sido así. Les informaremos cualquier cosa.

El pasillo del hospital había quedado en un silencio absoluto.

//
— Juliana, necesitas descansar. Anda ve a casa. Nosotros estaremos aquí— León había aconsejado a Juliana regresar con Lupe, quien tenía que presentarse de nuevo en su trabajo.

Todos le aconsejaron que se marchara un rato y se despejara de ese ambiente.

No accedió, pero sí que era cierto que necesitaba una ducha, cambiarse de ropa y era el único modo que tenía de hacerlo.

Hermosa ave de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora