Bendita inocencia

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Es lunes en Huatulco y falta una semana para la Huatulco Royal Cup. Valentina y Juliana continuaban manteniendo —lo que sea que tuvieran— en secreto. Juliana tenía paciencia y la esperaba sin problemas.

Aquella mañana en el muelle, la madre de Valentina se encontró a Juliana caminando hasta el restaurante. Se saludaron cordialmente nada más verse.

— ¿Vienes a ver a Valentina?

—Por supuesto —contestó Juliana, risueña—. Hay que darle ánimos. Falta una semana para la regata y quiero que sepa que voy a estar animándole.

—Eres una buena amiga, Juliana. Siento no poder estar mucho ahora mismo, voy a buscar a León. Espero verte pronto por casa otra vez.

—Por supuesto. Muchas gracias. Saludos a los niños.

Juliana se adentró al restaurante, pidió lo de siempre y se acercó a la mesa en la que estaba Eva. Parecía estar escuchando música, así que decidió darle un buen susto, llegó sin cuidado a sacudirla por los hombros. Eva dio un gran brinco en su asiento y de inmediato se retiró los audífonos, Juliana estiró el cuello, para que Eva pudiera verla y se sentó frente a ella riéndose mientras le saludaba.

— Dios, casi me matas de un susto.

— ¿Cómo estás, Eva?

—Bien, bien. ¿Y tú? Hace unos días que no te veo. ¿Dónde te escondes?

—En ninguna parte —contestó sonriente—. Supongo que no hemos coincidido. ¿Qué escuchabas?

Juliana estiró la mano para tomar el teléfono, pero Eva agarró rápidamente su teléfono móvil.

—Nada, nada —respondió, nerviosa—. No creo que te guste este tipo de música.

Juliana se encogió de hombros.

— ¿Estás nerviosa por la regata?

Eva centró sus ojos en los de Juliana ¿Nerviosa por la regata? Para nada. Eva sabía que era muy buena en eso y sabía que aspiraba al título. Estaba nerviosa por otra clase de cosas.

Minutos antes

Eva le había dado play a su teléfono y escuchaba atentamente.

"¿Has conseguido hablar con ella?"

"Ojalá. No sé nada de esa tonta. Es como si estuviera huyendo de mí."

"Valentina tampoco responde a mis llamadas."

Eva movía su tenedor alrededor del plato antes de tomar un trozo de panqué con él y llevárselo a la boca.

"No te preocupes, eso va a cambiar."

"¿Qué vas a hacer?"

"Voy a..."

Eva se estremeció al sentir que alguien la sacudía por los hombros y exhaló un suspiro mientras se quitaba los auriculares.

Actualmente

—Un poco, supongo. Ya sabes. Es una competición importante, siempre hay nervios.

—Lo harás bien. No tienes por qué estar nerviosa, eres muy buena.

—Sí, pero tú quieres que gane Valentina, ¿no es así? —Eva le guiñó un ojo.

—Oh, Eva...

Las chicas siguieron platicando, Juliana pudo notar que la actitud de Eva era distinta, se notaba ansiosa, pero supuso que era por aquella competición.

Hermosa ave de veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora