Era lunes, Huatulco se veía con más vida que nunca, había bullicio y gente que no parecía ser del lugar y solo eso significaba que faltaban un par de semanas para que comenzara el campeonato.
Juliana fue al club náutico para ver a Valentina entrenar, cosa que le gustaba mucho aunque apenas entendiera de ese deporte. Era ya casi una costumbre ir a verla entrenar y después comer juntas en aquellas mesas del club.
Encontró de nuevo las ganas de componer, algo que realmente mereciera la pena escuchar, pero muchas de sus piezas quedaban guardadas en un cajón. Juliana pensaba que era como un diario. Hay gente que escribe en una libreta lo que ha hecho, ella, en cambio, compone sobre su vida. Es una vía de escape más que eficaz.
Había terminado una canción, estaba muy emocionada y ansiosa por mostrársela a Valentina. Sin embargo, todo aquel esfuerzo e ilusión fue eclipsado enseguida.
Juliana observó el entrenamiento desde el muelle.Valentina estaba pletórica. Se veía más hermosa que nunca, platicaba con algunas personas de su edad y se mostraba muy feliz. Había mejorado mucho sus tiempos y además, aquella imagen indicaba que muchos amigos suyos habían llegado ya a Huatulco. Amigos que a la vez eran sus rivales, por supuesto.
Unos brazos envolvían a Valentina por la cintura mientras ella sonreía por aquella muestra de afecto. Luis volvía a estar en Huatulco. Juliana no entendía como era capaz de desaparecer sin más, volver y robarle a Valentina de esa manera. Sí, robársela.
Juliana se acercó tranquilamente hacia ellos y sonrió educadamente. Valentina le dio un abrazo y Luis también le besó la mejilla.
— ¡Me alegro mucho de verte, Juls!
Juliana no era una hipócrita, pero disimuló su falta de entusiasmo con una sonrisa forzada.
—También yo, Valentina. ¿Ya se van?
—Sí... lo siento, Juliana. Una de mis mejores amigas de toda la vida acaba de llegar. Es mi mayor rival en la regata y la verdad es que hace mucho tiempo que no la veo. Pero, bueno, más tarde podríamos vernos.
—Sí, no te preocupes —retrocedió un paso—. Está bien. Lo has hecho muy bien hoy, por cierto. No te preocupes, Valentina, yo ya me iba también.
—Espera, Juliana. Quiero presentarte a mis amigos —le tomó de la muñeca suavemente y lo atrajo hasta ella—. Quiero que te conozcan y que vean lo genial que eres.
Se sintió halagada. Quiero presentarte a mis amigos, quiero que te conozcan y que vean lo genial que eres. «Ni que fuera su novio». Juliana suspiró.
Una chica alta, de piel blanca y ojos claros se presentó en el muelle. Llevaba una camiseta que le resultaba demasiado familiar, y el cabello rubio, casi blanco, estaba revuelto de una manera característica.
Besó la mejilla de Luis y se abrazó a Valentina. La cara de Juliana había palidecido al ver su rostro.
Aquella chica enfrentó la mirada de Juliana y sonrió.
—Vera, ella es Juliana. ¡También es de Texas. ¿Lo puedes creer?
Juliana se vio en medio de la escena más incómoda que había vivido en su vida. Las palabras de Valentina las escuchaba a los lejos. Tragó saliva y, con miedo, estrechó la mano de Vera.
Ella fingió no conocerle. Juliana se sintió herida y no dijo ninguna palabra justo después de que Vera y ella se saludaran. Aprovechó un momento en el que Valentina, Vera y Luis estaban en su propia burbuja y se fue del lugar.
Ella estaba ahí.
Vera estaba de vuelta.
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Hermosa ave de verano
FanfictionJuliana miraba con positividad su nueva vida. Le era imposible no hacerlo; al fin y al cabo, cualquier cosa sería mejor que su vida en su anterior ciudad. Los ojos oscuros de la chica brillaban cuando levantó su barbilla para mirar el cielo encapota...