De camino a casa de Judy, sonreí al ver una cara amable que me esperaba en el porche.
—Hola, amiga —dije y me acerqué a Josie, que sujetaba dos vasos gigantes del KitKat's 1950s Diner.
—Hola, amiga —contestó y se levantó.—¿Cuánto llevas aquí?—Lo bastante para haberme terminado dos bebidas como estas y haber vuelto al KitKat's para pedir otras dos.
—Frunció el ceño y me miró—. ¿Quéte ha pasado?Me toqué la mejilla.
—Nada, he descargado algo de energía. —¿Estás bien?—Si en esos vasos hay lo que creo, pronto estaré mejor. Sonrió y me pasó uno.
—Si no recuerdo mal, te gustaba la Coca-Cola Light con un chorrito de whisky. Cuando éramos jóvenes, siempre usábamos los vasos grandes del KitKat's Diner a la hora de emborracharnos en el pueblo para que nadie se enterase de que la niña perfecta de los Everdeen sabía lo que era el alcohol. Por supuesto, había sido idea de Josie. Se le daba muy bien ayudarme a soltarme durante un rato, aunque fuera en secreto. Agarré el vaso y me reí.
—Exacto. —Di un sorbo y puse una mueca—. ¡Dios, Josie! —A lo mejor me he pasado un poco con el whisky.
—Esto es whisky con un chorrito de Coca-Cola Light.
—Lo confieso, no lleva Cola Light. —Me puso la mano en el hombro y lo apretó con cariño—. Si alguien se merece tomarse un whisky solo, eres tú. ¿Cómo lo llevas? —Podría estar mejor. —¿Quieres tirarle huevos a la casa de Autumn? Tengo una docena escondidos en la esquina —bromeó. O al menos eso creía, pero su expresión era seria.
—No vamos a tirarle huevos a nada. —¿Y papel higiénico? Lo tengo de doble capa. De muy buena calidad y acolchado. Suave como un edredón de plumas. Sería como envolver la casa de esa cretina con una mantita.
—Se mordió el labio inferior—. Después,tiramos huevos sobre el papel. Me reí y me sentí rara. No sé cómo lo hacía, pero Josie conseguía hacer reír a la persona más triste del mundo.
—Mejor posponemos la venganza.—Vale, pero cuando llegue el momento, avísame.
—Lo prometo.—¿Quieres ir a nuestro viejo banco a mirar a la gente y a emborracharnos sin que se enteren? —preguntó Josie y alzó las cejas para animarme a aceptar.
—Suena bien. Caminamos hasta Kap Park y nos sentamos en un banco desde el que seveía el centro de Chester. Cuando éramos jóvenes, presenciamos todo tipo de locuras allí sentadas, mientras bebíamos «Coca-Cola Light» y nos reíamos a carcajadas. Pero aquel día fue diferente. El pueblo que antes me hacía reír me parecía un lugar del todo desconocido.
—Estás bien, chica —dijo Josie mientras observábamos lo que pasaba bajo la noche de Chester—. Bueno, no, pero lo estarás. Una parte de mí la creía, pero a la otra le parecía una gran mentira.
—Josephine y Katniss Mae, hacía siglos que nos os veía juntas en es te banco —nos saludó Charlotte, que se nos acercó a la vez que se contoneaba con sus tacones. Nos sonrío, con los labios pintados de rosa, y sentí un retortijón. No tenía ganas ni fuerzas de lidiar con la entrometida de Charlotte. Se acopló a la conversación y se sentó a mi lado. —¿Cómo estás, Katniss? Me han llegado ciertos rumores. La verdad es que yo misma te he visto antes correr de la mano de Peeta Mellark. ¿De qué iba eso? ¿Va todo bien? —dijo, como si le preocupase mi bienestar, aunque sabia que no era así.
Así era Charlotte, la reina del cotilleo. Si no tenía cuidado, habría una columna sobre mi vida en el periódico del domingo. —¿Por qué piensas que tienes derecho a preguntarle algo así? —espetó Josie para defenderme, consciente de que yo no lo haría. No sabía cómo. —Lo siento, ¿he dicho algo malo? —preguntó Charlotte y se llevó una mano al pecho.

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Para siempre (Everlark)
RomanceKatniss se siente perdida después de que su marido la haya abandonado. Entonces, regresa a su pueblo natal y allí conoce a Peeta, la oveja negra. Entre ellos surge la conexión más poderosa que han sentido hasta ahora. Son corazones heridos que inten...