Katniss

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La gente me rodeó y me hizo preguntas sobre mi relación con Peeta encuanto se alejó para ir a por unas copas. Era abrumador, pero aguanté lo mejor que pude porque, por él, valía la pena soportar que nos juzgasen. Y vaya si juzgaron.

—¿No es un poco pronto para volver a tener citas? —Deberías estar sola un tiempo.

—Creo que Gale y tú lo arreglaréis.—Está claro que Gale aún te quiere.

Muchas opiniones. Muchos cotillas. Me dediqué a sonreír y esforzarme para que no me afectase.

—Si me perdonáis, tengo que hacer una cosa —dije con una sonrisa de oreja a oreja. En cuanto me alejé de la multitud, me crucé con Marybeth Summers.

Marybeth era una persona tranquila y bastante callada. Me miró y asintió.

—Hola, Katniss.

—Hola, Marybeth.—Creo que hacéis buena pareja.

—Gracias. Sonreí, todavía con un nudo en el estómago. Esperaba que el siguiente comentario fuera tan mezquino como los de los demás, pero solo añadió:—Te mereces ser feliz. Me abrazó de forma sincera y la sostuve un poco más de lo que debería. Puede que no todo el mundo en Chester fuera un cotilla redomado.Tal vez algunos querían lo mejor para mí de verdad.

—Katniss Mae —dijo mi madre mientras caminaba hacia mí. Parecía sorprendida de verme a la vez que se alisaba el vestido.

—Hola, mamá.—¿Qué haces aquí?—Nunca he faltado a una gala. No iba a hacerlo ahora. Se removió sobre los tacones. —¿Has venido a montar una escena? ¿A dar la nota? —¿Cómo? —Te he visto con él. No quiero dramas. ¿Lo has traído para vengarte por nuestra última conversación? ¿Por lo que dije? —Ay, mamá. —Sonreí y me acerqué—. No todo tiene que ver contigo.

Me alejé y me encontré con Josie, que me sonrió de oreja a oreja.

—Vaya, vaya. ¿Acabas de hacerte valer ante tu madre? —Eso parece.—Creo que has venido acompañada de cierta persona —comentó con una sonrisa traviesa.

—Así es.

—Bien por ti, . —Levantó la copa en un gesto de victoria—. Bien por ti. Cuando la banda empezó a tocar, se despidió.

—¡Empieza la música! Voy a buscar a mi marido antes de que alguna intente robarme el primer baile. ¡Luego nos vemos! El primer baile de la gala Everdeen siempre era un espectáculo entretenido.
La tradición decía que tenías que decir que sí a la primera persona que te invitara a bailar. Sin excusas ni evasivas. Así conseguí que Gale bailase conmigo hace años. Así me enamoré de él. Busqué a Peeta con la mirada y empecé a caminar hacia él cuando lo vi cerca de la barra, pero el corazón se me subió a la garganta cuando alguien me dijo:—Katniss Mae, ¿me concedes este baile volví hacia Gale, que iba vestido con traje y corbata. Estaba guapo y lo odié por ello.

—No —bufé y me di la vuelta, pero no desistió.

—Es la tradición. No puedes negarte. Gruñí.

—Tiene razón, cielo —comentó una señora mayor que iba de la mano de un joven que parecía decepcionado. Era evidente que él no la había elegido—. Es la tradición. Puse los ojos en blanco y miré a Gale.

—Un baile. Nada más.

—Es lo único que quiero.

—Es lo único que tendrás. Caminamos hasta la pista de baile. Intentó ponerme la mano en la cintura, pero no se lo permití, así que las dejó sobre mis hombros, como sifuera el baile del instituto.

—Gracias por esto —dijo. El aliento le olía a whisky.

—Estás borracho.

—He bebido un poco, sí. Quería reunir el valor para hablar contigo y pedirte este baile. Creí que nos traería algunos buenos recuerdos. No respondí. —¿Y bien? ¿Funciona? —Gale, ¿dónde está Autumn? —No lo sé y no me importa. Solo me importas tú.

—¿Desde cuándo? ¿Desde que empecé a hablar con Peeta?Hizo una mueca.

—Me vuelve loco verte con él. Me saca de quicio.

—Le lloraron los ojos, no a causa del alcohol, sino por la emoción—. Me mata verte con otro hombre.

—Ahora sabes cómo me sentí.

—Lo siento mucho, Katniss, de verdad —se disculpó mientras las lágrimas le rodaban por las mejillas. No recordaba la última vez que había llorado delante de mí—. Después del primer aborto, me sentí perdido. Me afectó mucho, pero escondí el dolor porque sabía que estabas sufriendo. Necesitaba espacio para pensar y aclararme. —¿Y lo buscaste en los cuerpos de otras mujeres? ¿Cuánto tiempo querías que te esperase? ¿Cuánto tiempo pensaste que me sentaría a rezar porque me quisieras otra vez? —No lo entiendes, después de lo que pasó, me costaba respirar.

—Me encanta que uses mis abortos como una excusa para ser infiel cuando deberías haber hecho todo lo contrario.

—Parpadeé y respiré hondo—. Cuando más te necesitaba, no estuviste a mi lado. Cuando necesité que me sujetases, te quedaste mirando mientras caía y, justo antes de que tocase fondo, te marchaste.

—Katniss...

—Se acabó, Gale.

—Esta no eres tú. Ese tío te ha comido la cabeza. Me quieres y lo sabes. No puedes rendirte con lo nuestro, Katniss. No puedes...

—Quiero el divorcio —lo corté. Estaba cansada de que apareciera y desapareciera cuando le daba la gana. Estaba cansada de que intentase decirme quién era y qué debía hacer—. No quiero seguir así. No quiero suplicarte que me ames. No quiero pasar las noches en vela preguntándome si estarás con otra. No quiero que me quieras solo porque crees que otro lo hace. Quiero liberarme de las cadenas, Gale. Quiero dejarte ir.

—¿Qué? No. —Se tensó e intentó sujetarme, pero me aparté—. Eres la única mujer a la que he querido. No supe por qué, pero eso me afectó.

—Entonces no sabes lo que es el amor. Me volví y Gale puso una mano sobre la mía.

—Katniss, espera. Me agarró un poco más fuerte de lo necesario y me miró con ojos suplicante a. Me fijé en aquel azul cristalino por un segundo. Pensé que pasaría el resto de mi vida frente a aquellos mismos ojos. Pensé que siempre me traerían paz en los peores momentos...

—Gale James —susurré y, detrás de él, vi que Autumn acababa de llegar. Estaba preciosa con un vestido dorado que le resaltaba las curvas.Todas las curvas—. Suéltame. Me soltó y la miró.

—Mierda. Me apresuré a irme e intenté calmarme. Me disponía a escapar, pero Peeta se me acercó. Me dedicó media sonrisa y le devolví la otra media. —¿Qué pasa? —preguntó.

—Nada. Entrecerró los ojos.—¿Qué pasa? Negué con la cabeza.

—Tranquilo, solo necesito tomar el aire. Eso es todo. Se tensó y se aclaró la garganta. —¿Que esté aquí te causa molestias? Si es así, me iré. Sé que esto es muy importante para ti y para tu familia, no quiero ser un problema. «Ay, Peeta».

—Que estés aquí es lo único que evita que me hunda. —¿Qué ha pasado? ¿Alguien te ha hecho daño? —Sí... No, solo en el corazón. Se acercó y me colocó un mechón rebelde detrás de la oreja.

—Ese es el peor de todos. Se me escapó una lágrima y no me molesté en limpiarla. Peeta frunció el ceño. —¿Puedo hacer algo por ti?—Solo quiero salir un segundo. ¿Me esperarás? —susurré y le puse la mano en el pecho. Lo miré a los ojos y me devolvió la mirada con muchísima ternura. Me perdí en esos ojos un segundo. Esos que me habían ayudado a respirar y me habían traído paz en las peores tormentas.

—Por favor, Peeta —supliqué—, espérame.

—Princesa. —Me acarició la mejilla con el pulgar y me enjugó la lágrima. Ladeó la cabeza y me sonrió. Fue una sonrisa casi imperceptible, la mayoría no la habrían visto, pero veía a Peeta con tanta claridad que captaba cualquier cambio en su expresión. Me sentí reconfortada y una ola de calor me recorrió el cuerpo cuando habló—: ¿Cómo no iba a esperarte? .

Para siempre (Everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora