—Ha estado bien —dijo Judy cuando terminamos de recoger la cocina—. Me alegro de que lo trajeras. —¿Te parece que ha ido bien? Mamá apenas ha abierto la boca. Fruncí el ceño. Después de todo lo que había pasado, me sorprendía descubrir que todavía buscaba su aprobación. A lo mejor nunca desaparecería del todo. Una nunca deja de querer el cariño y la comprensión de sus padres.
—Tal vez no sea algo malo. Tal vez lo estaba procesando todo.
—Eso espero —dije con sinceridad.—Nunca había visto esa mirada —nos interrumpió mamá al entrar en la cocina y se apoyó en el marco de la puerta. Hablaba en voz baja y pausada; no parecía mi madre—.
La forma en que ese muchacho te mira. La forma en que lo miras tú. —Se le llenaron los ojos de lágrimas y se las limpió con la mano—. No lo entendía.
—Mamá... —susurré, sorprendida al verla emocionada. Jamás la había visto llorar, ni siquiera en los peores momentos.
—He sido muy cabezota y no he querido entenderlo. El orgullo me ha vencido, pero la forma en que os miráis me ha abierto los ojos. Es como si osvierais el alma. Nunca lo había visto.
—Excepto por papá y tú. Mamá frunció el ceño y siguió llorando.
—¿Qué pasa? —pregunté muy confundida. No era capaz de hablar. Judy y yo corrimos hacia ella y la abrazamos. No sabíamos por qué se había puesto así. No me imaginaba el motivo por el que se había derrumbado. Solo sabía que me necesitaba, así que estuve a su lado. Es desgarrador ver a tus padres desmoronarse de esa forma. Era como ver a Superwoman caer del cielo. —¿Va todo bien? —preguntó papá y entró en la cocina. Llevaba las gafas en la cabeza, como siempre, y metió las manos en los bolsillos cuando nos separamos de mamá.—La quiere, Samuel —confesó mamá y me señaló—. Ese chico la quiere. —¿Qué? No —susurré. Peeta no me quería. Peeta Mellark no quería a nadie.
—Sí —admitió papá—. Te quiere. Mamá se restregó los ojos.
—Incluso después de lo que le dije, sigue a su lado. Todos estos años he intentado borrar a esa mujer de nuestras vidas y ahora su hijo se ha enamorado de mi hija. —¿Esa mujer? ¿Qué quieres decir?Mamá suspiró, se limpió las lágrimas y se marchó. Judy y yo nos quedamos hechas un lío. Miré a papá.—¿Qué ha querido decir? Tragó saliva y las emociones le empaparon los ojos como a mamá.
—Deberíamos hablar.
***
—Estás enfadada —dijo papá. Salió a buscarme al porche, donde llevaba los últimos diez minutos procesando lo que me había contado.
—Estoy confusa. Se sentó conmigo con expresión culpable y los dos miramos al cielo.
—La madre de Peeta... ¿La querías? —Sí. —Si estuviera viva, ¿seguirías con ella?Frunció el ceño.
—Sí.—¿Quieres a mamá?—Tu madre me ha mantenido a flote todos estos años. Me reí y negué con la cabeza.
—No te he preguntado eso.
—Lo sé.
—Antes de Hannah Mellark, ¿hubo otras mujeres? ¿O fue la única?—katniss, debes entender... —empezó, y puse los ojos en blanco.
—No, lo entiendo. Le fuiste infiel a una mujer que se mantuvo a tu lado apesar de ello. Ahora todo tiene sentido. Por qué mamá insistía tanto en que volviera con Gale. De verdad cree que debes seguir con tu marido sin importar lo que pase. Es lo que siempre ha hecho. Siempre ha estado a tu lado y tú la has traicionado una y otra vez. Sollozó y miró al cielo.—He cometido muchos errores.
—No te equivocas. Te has aprovechado de su lealtad para hacerle daño. No me extraña que sea tan fría. Ya no sabe lo que es el amor.
—Me odias.
—Sí. —Hice una pausa—. No. Era complicado, tenía sentimientos encontrados por mi padre. Era como si me hubieran atropellado y tuviera que recoger los pedazos que se habían desperdigado.
—Cuando empezó el verano, me dijiste que nos habían creado para sentir y que, a veces, los sentimientos llegaban desordenados, que somos capaces de sentir amor un segundo y odio al siguiente. Así me siento ahora. Estoy confusa.
—Lo siento.
—Ya. Tiene gracia. Siempre me he preguntado cómo se habían torcido así las cosas con Gale. Cómo terminé en una relación en que no existía la lealtad. —Respiré hondo y miré las estrellas—. Al parecer me casé con un hombre que era igual que mi padre.
—Te he decepcionado.
—Sí, pero me recuperaré. Soy más fuerte que nunca. Todos lo somos. Pero hazme un favor.
—Lo que sea. Pensé en mamá. No imaginaba lo perdida que se sentiría ni cuánto había sufrido. Apoyé la cabeza en su hombro y susurré.
—Quiérela de verdad o déjala ir.

ESTÁS LEYENDO
Para siempre (Everlark)
RomanceKatniss se siente perdida después de que su marido la haya abandonado. Entonces, regresa a su pueblo natal y allí conoce a Peeta, la oveja negra. Entre ellos surge la conexión más poderosa que han sentido hasta ahora. Son corazones heridos que inten...