Katniss

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—¡Esto es una tontería! —se quejó Judy. Hank y yo estábamos sentados delante de ella en el salón—. No me parece buena idea y no es un buen momento. Mamá y papá ya tienen demasiadas cosas con las que lidiar, están mas ocupados que nunca. Es estúpido —protestó y se estiró el vestido.

—Judith Rae, te juro por Dios que como te eches atrás ahora, te voy a dartal patada que vas a aterrizar en California. Venga, repítelo —ordené desde el sofá.

—Pero... —Frunció el ceño y se mordió las uñas. Hank se levantó, se le acercó y le tomó las manos.

—Cariño, mírame. Eres la mejor mujer que he conocido y la mejor predicadora que he tenido el placer de escuchar, ¿queda claro? Te mereces una oportunidad y te prometo que de ninguna manera vamos a permitir que la dejes pasar. Concéntrate, puedes hacerlo. —¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que puedo? —Porque eres tú. Puedes hacer cualquier cosa.

Los quería tanto que me daban arcadas.

—Venga —dijo Hank y le dio una palmadita en el trasero—. Danos ese sermón a Katniss y a mí. Volvió al sofá y se sentó. Judy inspiró y soltó el aire despacio. Entonces, empezó a hablar y fue uno de los sermones más conmovedores que había escuchado. Decía las palabras con sentimiento y se le notaba en la voz que de verdad creía en lo que decía. Fue precioso verlo.

Mi hermana pequeña había crecido y se había convertido en una gran persona. Lo había hecho sola, era su don, su talento y el de nadie más. Habíanacido para ello. Había descubierto su vocación, lo que la hacía feliz, y nadie podía quitárselo. Estaba realmente orgullosa. Cuando terminó, me limpié las lágrimas que me había provocado. —¿Ha estado bien? —preguntó, aún nerviosa. Me levanté y la abracé con todas mis fuerzas.

—Ha estado de maravilla. Ha sido impresionante, Judy, no hay palabras para describirlo. Ahora solo tienes que hacer lo mismo en la cena con mamá y papá. Respiró hondo y asintió.

—Vale. Gracias, a los dos, por creer en mí. Jamás me atrevería a cometer esta locura si no fuera por vosotros.

—Por y para siempre —le dije, le apreté las manos y sonreí—. Ahora voy a teñirme antes de la cena.

—Perdona, ¿qué has dicho? —Judy se quedó boquiabierta—. ¿Vas ateñirte el pelo? ¡Katniss, a mamá le dará un infarto! ¿Sabe siquiera que te has hecho un tatuaje? —No, pero estará bien. —¿Hablamos de la misma madre?Hank entrecerró los ojos.

—Esta conversación parece cosa de hermanas, así que voy a ver la tele ala habitación. Se escabulló mientras Judy me miraba preocupada.

—Katniss —empezó—. ¿Esta eres tú? Quiero decir, si siempre has querido hacer estas cosas, como teñirte el pelo y hacerte tatuajes, te apoyo sin reservas. Dios sabe que si alguien se merece encontrarse a sí misma, eres tú. Solo quiero asegurarme de que es cosa tuya y no la influencia de Peeta.

—Judy. —La tomé de las manos—. Es cosa mía.—¿Me lo prometes?—Te lo prometo. Asintió.—¿De qué color?—Borgoña. Puso los ojos como platos.

—Quieres matarla. —Rio—. Quieres matar a mamá.

—Piénsalo así. Si sobrevive a esto, es probable que viva para siempre.

—Vale, anda, vamos. Acabemos con esto.—¿A qué te refieres?—No voy a dejar que te tiñas el pelo sola. Voy a ayudarte. Cuatro manos son mejor que dos, supongo. Adoraba cómo mi hermana siempre me apoyaba, incluso cuando no entendía las decisiones que tomaba. Me quería lo suficiente para dejarme explorar terrenos desconocidos sin que nunca caminase sola.

***

Fuimos a la cena y Judy estaba de los nervios. Mamá y papá se sentaron a lamesa mientras el servicio servía la comida y Hank y yo no dejábamos de sonreír emocionado por lo que iba a ocurrir. La cena estaba a punto de terminar y Judy todavía no había dicho nada, así que decidí tomar cartas en el asunto.

Para siempre (Everlark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora