Capítulo 32

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Su risa resuena en mi cabeza y por inercia río también. Se lleva las manos a los ojos y cubre éstos de manera divertida, niega con la cabeza y mientras se acomoda las gafas. No puedo dejar de ver sus ojos, cejas, nariz, boca... Todo de ella. Me encuentro en alguna especie de burbuja en la cual todo alrededor no es más que su rostro. El rostro de Brandy Oliver. Sus ojos se achinan de tanto reír, se lleva las manos al estómago y luego tose mientras intenta recomponerse.

—Eres... Eres muy malo con los chistes, Aust —Menea la cabeza con diversión y vuelve la vista al libro al darse cuenta de la manera en que me ha llamado. Se ruboriza, avergonzada tal vez. Me ha encantado, debo aceptarlo.

—¿Aust? —elevo una ceja de manera juguetona y ella rueda los ojos divertidamente también.

—Se me ha pasado —dice.

—¿Entonces puedo llamarte Brand? —le pregunto y ella niega con la cabeza.

—No, para ti soy Brandy y punto —me advierte levantando el dedo índice y suelta una risita sin resistirse.

—A sus órdenes, capitán —muevo la mano como si fuese un marinero y finjo seriedad, pero me rio también. Ella rueda los ojos.

—Austin, silencio ya. Quiero concentrarme en el libro y no me dejas —intenta gruñirme, pero falla y me brinda una sonrisa.

—No voy a dejarte en paz —le digo y ella gruñe.

—Basta —ríe y se lleva un mechón de cabello detrás de la oreja. Deseé haberlo hecho yo.

Hace ya unos días que había comenzado a salir con Brandy. Pero no en forma de citas, sino como amigos... Aunque, no mentiría, yo quería salir con ella como alguien más que un amigo. Y se lo había dicho, pero ella se había negado y me había tomado de payaso. Creo que me gustó desde el primer momento en que la vi. ¿Cómo no la había visto antes? La chica me tenía comiendo de la palma de su mano y hacía conmigo lo que quería, salvo poder alejarme, eso sí que no podía.

—Ten una cita conmigo —le pedí, con una gran sonrisa en los labios. Ella rodó los ojos, sin dejar que la sonrisa abandone sus labios.

—No —negó por décima vez y continuó escribiendo en su cuaderno de notas.

—¿Pero por qué? —protesté. Ella silenció y frunció el ceño, como pensando en algo.

—Dame razones para salir contigo —Lo dijo en tono de broma, pero no sabía que me había dado el ticket de la fortuna.

—Soy atractivo y soy el capitán del equipo de fútbol —No supe que más decirle, pero eso provocó que se riese más de mí.

—¿Es en serio? —Me miró incrédula—. Ni en un millón de años. —Negó con la cabeza.

—Sólo una, una oportunidad. —Casi le rogué. Estaba desesperado por ella. Brandy tenía ese no sé qué... Que me volvía loco.

Me había fijado en una ñoña gruñona y burlona, pero jodidamente hermosa. Y no sólo me refería al físico. En los poquitos días que voy conociéndola, me ha demostrado lo divertida, genial e incluso adorable que puede llegar a ser. Con lo molesta que es, me gusta. A veces pienso que me han insertado un chip de estupidez y es lo que me hace actuar de esa manera con ella.

—No entiendo la necesidad de querer salir conmigo —rueda los ojos una vez más, y quisiera sacárselos para que deje de hacer eso, pero me gustan y se me hace divertido que lo haga y me olvido de ese pensamiento.

—Por qué sí y punto. Quiero salir contigo, te he dicho que me gustas —Le recordé, pero ella se negaba a creerme.

—Deberías dejar las drogas. ¿Qué fumas? ¿Te inyectas? —me pregunta, viéndome como si fuese una rata de laboratorio. Niego inmediatamente.

—¡Claro que no! —Ruedo los ojos, y se me ha pegado de ella—. Sólo una salida. Una sola. —Pareció tenerlo en cuenta.

—¿Por qué no se lo pides a alguna porrista? Creo que ellas estarían encantadas —se encogió de hombros.

—Porque no las quiero a ellas. ¡Quiero salir contigo! Además, ninguna querría salir conmigo, son amigas de Daphne. —Esto último se me escapó.

—¿Daphne?

—Sí... Daphne —titubeé—. Es mi exnovia —le dije, un tanto incómodo. Se me vino a la mente el día que... El día que le pegué una bofetada. Y me sentía una mierda ahora. Ella asintió suavemente, pero luego permaneció pensativa, como pensando en algo.

—¿Ella está con Harry, verdad? —preguntó, dudosa. Me tensé.

—Sí —asentí. Ella sonrió.

—No sé si esto sea incómodo, y bueno, sinceramente..., creo que son una pareja adorable —Se encogió de hombros y sonrió con timidez. Me sorprendí ante ello—. Soy... Podría decirse que amiga de Harry, y es un chico muy tranquilo y estudioso, y aunque no conozco a Daphne, sé que él está loco por ella. Se les ve en la cara. —dijo, como si estuviese hablando de un cuento de hadas.

—¿Eres amiga de Harry? —le pregunté, y no me importó si soné celoso. ¿A ella le gustaba Harry? No, no lo creo.

—Algo así. Me ha ayudado unas veces, nada más —dijo, como asegurándose de no incomodarme. Escondí una sonrisa victoriosa—. Pero en las dos veces en las que he estado con él, Daphne le ha pillado conmigo y creo que se ha molestado —ríe—. Pero se nota que se quieren.

—¿Sólo has estado dos veces con él?

—Sí, la primera fue hace unos... Dos meses, o que se yo, no recuerdo. Pero sí recuerdo que ese día Daphne se lo llevó de las orejas —soltó una carcajada—. Poco después, entraron tres chicos y comenzaron a cuestionar a Nicola sobre si habían visto a Harry —se encogió de hombros.

Fruncí el ceño. ¿Tres chicos buscando a Harry? ¿Hace unos dos meses? Comencé a marearme con las conclusiones que quería sacar; Daphne hace ya un poco más de dos meses que estaba teniendo de tutor a Harry. La profesora le había advertido que nadie podía acercársele a Harry o ella llamaría a sus padres... Esos tres chicos éramos Louis, Zayn y yo, buscando a Harry para darle una golpiza. Si Daphne lo había "sacado de las orejas" del lugar: Ella lo había ocultado de nosotros, lo había defendido.

Harry era con quién Daphne me engañaba.

Y todo este tiempo me ha tomado del pelo.

—¿Estás bien? —me pregunta ella, pasando su mano de arriba abajo delante de mi rostro. Moví un poco la cabeza, saliendo de mi trance. Le sonreí y ella rio.

—Sí, estoy bien —le contesté—. Entonces... ¿Saldrías conmigo? —le pregunto una vez más.

—No —negó una vez más—. Te has puesto malísimo cuando te he hablado lo de Daphne y Harry —dijo, y presentí un poco de dolor en su voz.

—No es cierto. Me gustas tú, te lo he dicho. Daphne... Lo mío con Daphne terminó ya, y ella tiene a alguien quién la quiere mucho —Aquellas palabras escaparon de mis labios, y me sentí confuso. Me enojaba que Daphne haya estado con Hal desde antes... Pero muy en fondo, sabía que él podía hacerla más feliz que yo. Mi cabeza era un alboroto—. Pero esto no tiene nada que ver con ellos. Yo quiero salir contigo. Me gustas, quisiera intentar algo contigo en serio, Brandy —me declaré ante ella. Y esta vez fue totalmente serio, y ella pudo captarlo de esa manera.

Sus mejillas se ruborizaron.

El timbre sonó.

—Vale —susurró.


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