Capítulo 36

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—Has sido muy borde con ella, Daphne. —Me reprende, aunque no siendo un regaño del todo, pero me daba a entender perfectamente lo que quería decirme.

—No.

—Sí, lo has sido.

—Soy así con ella siempre —Continuo distraída con mi cachorra. Ashley gusta de él, me quiere quitar a mi chico, y él no se da ni cuenta. Idiota.

Él rueda los ojos.

—Pues no lo merece —me dice con calma.

—Basta, no quiero pelear. Y menos por la servidumbre —Esto último apenas lo susurro, pero él me mira con los ojos tan abiertos que maldigo el haberlo soltado.

—¡Daphne!

—¡Ya, basta! —gruño—. ¡Basta, no quiero pelear! —Digo y abandono a mi cachorra un momento. Me recuesto en la cama y suspiro mirando al techo. Harry está tan sólo sentado en el sofá sin decir nada, sin embargo, luego se acerca a mí y me abraza.

—Eres una engreída de primera, pero no una arrogante. Puedes serlo en la escuela, pero no lo seas en tu casa, Daphne. No quiero que nos peleemos tampoco, tan sólo sería bueno que te pusieses en los zapatos de aquellas personas y no actúes de esa manera. No eres así y me sorprende que hayas actuado de esa manera con ella ahora, ¿es que han tenido algún problema? —Me pregunta, y sé que intenta controlarse, y más le vale hacerlo o esto será una tormenta.

«Sí, que ella babea por ti. Y tú eres mío.»

—No. Basta, por favor. Sólo... Es entre ella y yo, ¿vale? —Gruñí apenas, y él suspiró sabiendo que yo no cedería y que no debía insistir en el tema o, nuevamente, las cosas acabarían mal.

—Vale —Asintió, y agradecí inmensamente el que no me haya dejado de abrazar. Soy una engreída y arrogante de primera en la escuela y vale, casi siempre lo soy, pero no en mi casa; él tiene razón. ¡Pero detesto tanto el que Ashley lo mire de esa manera...! Rayos, ¡podría matarla y cortar su cuerpo en pedacitos para tirarlos luego a un río de pirañas!

—No quiero que te enojes conmigo. Vale, actué mal. Pero no quiero que tengas que ver en esto —le digo y él asiente no del todo convencido.

—Vale. Lo entiendo —me dice y calla. Su silencio me tortura, y presiento que acabaremos mal, y no quiero eso.

Me giro y le miro a los ojos, llevo mis manos hacia su rostro y acerco mis labios a los suyos. Él parece olvidarse del tema y sonríe, lo hago también yo. Se ríe y siento cosquillas en el estómago, las mariposas en mi estómago siguen revoloteando por todos lados y hacen de mi mente una locura. Harry hace de mí una locura. Adoro su risa en mis labios, y descubro junto a él que no hay mejor sabor que su reír sobre mis labios. Él es malditamente adictivo.

Pronto y de manera ágil, su cuerpo se encuentra ya sobre el mío. Sus manos se pasean sobre mi piel y realizan tóxicas caricias debajo de mi camiseta. Mi gorro a desaparecido sin percatarme de ello siquiera, no siento la presencia de mi cachorra y me digo que ha salido de la habitación antes incluso de que Harry me hubiese reclamado mi mala actitud. Pero este momento no puedo pensar más que en los labios de Harry y su piel en contacto con la mía. No quiero verme débil ante él, más de lo que luzco aun cuando me hace soltar un jadeo; me giro sobre la cama y ahora me encuentro sobre él ahora. Él gime de sorpresa, pero no abandona mis labios. Mis manos le suben un poco la camiseta, deleitándose con su perfecto cuerpo. Dios mío. Meneo mis caderas de manera tentadora sobre las suyas, y él jadea fuertemente sin poder resistirse. Él se gira sobre la cama y me tiene en su poder nuevamente.

Es entonces que un maldito jadeo horrorizado resuena en la habitación.

—Señorita Hurley... ¡Oh Dios mío! —La puerta abierta rebela a una Ashley con el rostro horrorizado y una bandeja en manos. Ésta se gira y sobre sus talones dándonos la espalda avergonzadamente. Harry se quita de mi encima y me levanto dispuesta a acercarme a ella y darle una buena resondrada como se debe, sin embargo, él me detiene.

NERD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora