Capítulo 10

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    Esta noche el frío había desaparecido con Daphne a mi lado, el viento ahora tan sólo nos acariciaba, sin tener tanto efecto sobre nosotros. Sin embargo, la oscuridad era testigo de la locura que cometeríamos, o al menos, lo que yo quería cometer. No importaba si alguien nos veía o algo por el estilo, quería tomarla y punto… Pero, volví a la realidad; estaba con Daphne Hurley, quién por supuesto, no me dejaría las cosas nada fáciles.

    —Sh…

    Silencia ella y se esconde detrás del árbol de la gran casa. Sujeto su cintura mientras ella ríe despacio.

    —Hazzie, subiremos por mi ventana —susurra. Frunzo el ceño algo confuso.

    —¿Y seguridad?

    —Mierda —gruñe—. ¡Se supone que éramos espías! —gruñe nuevamente y comienza a caminar de vuelta al auto.

                                                                                                                                         

    Ella camina de puntillas por los pasillos, evitando hacer ruido. Lleva sus tacones en las manos y ríe bajo. Niego con la cabeza; ella es como una niña pequeña.

    —Daphne…

    —Chitón, Hazzie —pone sus dedos sobre los mis labios, callándome. Y por un momento deseo que sean nuevamente sus labios quienes me callen…

    —Tus padres…

    —Chitón. Los espías no hablan —gira el pomo de su habitación—. Entra —indica.

    Se gira sobre sus talones y cierra la puerta detrás de mí. Sus labios atacan los míos nuevamente, sus manos alzan un poco mi camiseta y me recorren con lentitud. Sus dedos queman deliciosamente sobre mi piel. Nuevamente me giré y pegué su cuerpo contra la pared, ella levantó una mano y apagó la luz que había encendido hace unos segundos. Levanté sus piernas y sus muslos quedaron junto a mis caderas. Solté un gemido. Ella sonrió. El bulto se hizo creciente entre mis pantalones y ella parecía satisfecha con aquel resultado. Mis manos acariciaron sus muslos y levantaron un poco su vestido, pero pronto ella detuvo mis manos.

    —No —negó con la cabeza y aún con los ojos cerrados—. No esta vez. —bajó sus piernas y se alejó. Mantuve mi cabeza sobre la pared, normalizando mi respiración.

    —Ya comenzabas a caer —reí negando con la cabeza. Ella soltó una carcajada.

    —Cabrón —rodó los ojos y sin importarle como me sentía ahora, se quitó el vestido, mostrándome su cuerpo y calentándome más. Mi mandíbula llegaría al suelo. Me sentía marear, ella… Ella estaba enloqueciéndome.

    —La tengo parada, ¿qué hago? —reí, mordiéndome el labio. Resistiéndome correr hacia ella y hacerle de todo, menos la tarea.

    —Frótatela en el baño —se encogió de hombros y bufó, acercándose a mí.

    —Eres mala —fingí indignación y ella ríe más. No quería admitirlo… Pero me gustaba verla reír, aunque ahora se esté burlando de mí.

    —Un poco —se encogió de hombros y se sentó en mi regazo.

    —D-Daphne… ¡No! —solté una carcajada cuando ella comenzó a hacerme cosquillas.

    —Eres un caliente —se detuvo y besó mis labios de manera… Dulce. Me quedé algo sorprendido ante aquello… Pero me gustó. Se levantó algo nerviosa de mi regazo y fingió que no pasó nada—. ¿Sabes? Me has salvado de Hampton, de verdad. ¿Por qué sólo me tienen que tocar patanes? —renegó para sí misma.

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