Capítulo 15

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     Ahora me encontraba sobre la cama de Harry, al haber cargado ya mi teléfono con su cargador, comencé a jugar con mi móvil, pulsando sobre la pantalla de éste, intentando superar mi récord de Flappy Bird, el pajarito torpe. Marcel se encontraba dentro del baño desde hace un buen rato, parecía tener algún tipo de conversación extraña con su polla o algo por el estilo. Removí nuevamente aquellos pensamientos tontos de mi mente al verlo a él sin ropa… No, no, Daphne, tranquilízate.

     —¿Ya la bajaste? —pregunté, refunfuñando al darme cuenta de que había estado muy cerca de pasar el nivel del juego cuando perdí.

     —¡Ya salgo! —contestó—. ¡Estoy frotándome pensando en ti! ¡Ah, sí, Daphne! ¡No te detengas! —gimió falsamente, pero logró estremecerme de una manera muy caliente. Cabrón.

     —¡Eres un idiota! —espeté un tanto asqueada también, pero rompiendo a risas luego.

     Algunos minutos después, el sonido del agua caer se detuvo, mostrando luego a Marcel abrir la puerta, con una toalla alrededor de la cintura, dejando a la vista su torso desnudo, mientras un delgado camino de vello se ocultaba debajo de la tela. Levanté apresuradamente mi teléfono, intentando concentrarme en éste y dejar de lado los pervertidos pensamientos.

     —¿Qué te pasa? —preguntó con gracia.

     —Cúbrete.

     —¡Oh, venga! Me has visto una vez así —rodó los ojos—. Además, no es como si jamás hubieses visto a un chico así —su voz esta vez sonó algo fastidiada.

     —¿Estás llamándome…?

     —¡No! —negó inmediatamente antes de que pudiese siquiera terminar de hablar. Intenté descartar que él estuviese pensando eso de mí. Comenzó a rebuscar en su armario.

     —Eres inútil, tu cuerpo es tan feo que me dañan los ojos, es por eso que quiero que te cubras —rodé los ojos yo, mintiendo muy mal. ¿No sabe lo caliente que se ve así acaso? Dios, es como un orgasmo para los ojos de cualquiera.

     —¿Crees que soy feo? —se giró a verme.

     —Sí, obvio —bufé. Él se acercó más a mí. «Ay, demonio, aléjate, maldito... Puto.»

     —¿Segura? —me preguntó nuevamente, esta vez, su rostro muy cerca al mío. Mantuve mi teléfono entre nosotros, alejándome de sus labios.

     —Aléjate, puto. Dañas mis bellos ojos —le empujé, él ríe.

     —Estas roja, ¿sabes? —Sonríe tomando un bóxer negro—. Te has muerto de nervios de tenerme tan cerca. —dice petulante.

     —¿Yo? ¿Estás diciendo que la diosa Daphne Hurley se ha puesto nerviosa por ti? Oh, hazme el favor —bufé, volviendo la vista a mi móvil. ¿Por qué estaba teniendo tanta razón? Maldito cerebrito.

     —Te excitas conmigo, no lo niegues —ríe con fuerza y me suelta un guiño, volviendo a adentrarse a los segundos en el baño.

     —¡Eres un sucio! —le grito, con el sonrojo por los aires por milésima vez.

     —Y así te gusto —vuelve a salir del baño de manera rápida.

     —¿No te ibas a cambiar? —elevo una ceja. Sólo se encuentra en bóxer…  Y oh, ¡Qué bóxer! no deja nada a la imaginación.

     —¿Te gusta lo que ves? —se cruza de brazos, apoyándose en el umbral de la puerta.

     —C-cámbiate, ¿sí? —levanté la mirada.

NERD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora