NERD.

Capítulo 17

     Y jamás pensé que fuese a decirlo, pero... La campana me salvó de esta confusa situación. Besé sus labios fugazmente y ella me sonríe con dulzura.

     —¿Tu lo crees?

     Después de aquello, nos dirigimos a la clase respectiva. Éstas pasaban con rapidez. Buscaba concentrarme en las tareas, pero la pregunta de Daphne no me dejaba pensar claramente.

      "—¿Estamos juntos?"

     Sabía que ella deseaba formar una relación, pero era confuso lo que estábamos viviendo ahora. No pensé pasar por esto alguna vez, como tampoco pensé aceptar alguna vez aceptar una propuesta de Austin Day. Era rápido formar una relación, no quería presionarnos. El haberla visto llorar por Austin, me demostraba en cierta parte que ella aún no lo superaba, y no la juzgaba, nadie olvida a alguien de un día a otro. Estos días con ella, me había divertido bastante, y no pensé decirlo alguna vez tampoco; pero Daphne era fantástica.

     Sus celos, de alguna manera u otra, me hacían sentir... Especial, importante. Sus risas, sonrisas, boberías, toda ella me gustaba, incluso sus perversidades me volvían loco, y mi ego estaba jodidamente herido aceptando eso.

Poco tiempo después, sin darme cuenta, ya había sonado la campana. Guardé mis cosas y envié un mensaje a Austin.

     —"Necesito hablar sobre Daphne."

     —"Al gimnasio."—contesta.

     Llevaba unos minutos ya en el lugar en el que había indicado Day donde nos encontraríamos para tratar de Daphne. Ya no estaba tan seguro de llevar a cabo esta idea. Pronto apareció Austin por la puerta, vigilando de que nadie lo siguiera y cerró detrás de sí el portón.

     —¿Qué sucede? —pregunta. Sus manos son ocultas dentro de sus bolsillos, parece muy relajado—. ¿Para qué me necesitas?

     —Te he visto el otro día en un café —le comento. Sin querer, mi mandíbula se tensó. Me molestaba recordar que por la culpa de éste pedazo de idiota, Daphne había llorado.

     —¿Qué? ¿Tú y quién más?

     —Daphne y yo —rodé los ojos. Éste asintió despacio con la cabeza, mirando al suelo, levantando luego la mirada con una sonrisa estúpida en el rostro.

     —¿Y qué coño se supone que debo hacer ante eso? —espetó sin interés alguno.

     —¿Eres imbécil o te haces? —Un impulso llegó a mí, y lo empujé contra las taquillas. Me enfurecía que hablase de Daphne como si no importase nada, cuando para mí ella estaba volviéndose alguien tan importante. Cuando ella era tan importante.

     —Déjame —gruñe, recuperándose y empujándome también—. Hicimos un trato, ¿recuerdas? Consistía en herir a Daphne, eso es lo que acordamos, ¿o acaso comienzas a sentir algo por ella?

     Silencié.

     Su rostro formo una mueca.

     —Oh, ¡no me jodas, Mar...!

     —No, no siento nada por Daphne —murmullé, casi con la voz temblorosa y sintiéndome una mierda total por decir aquello—. Pero, apoya en esto, ella apenas está superándote. No puedes...

     —Pues tú verás cómo le haces para que me supere, ¿vale? No voy a perder mi tiempo intentando olvidar a alguien tan ilusa como Daphne —finalizó, siendo totalmente frío al respecto. Se alejó de manera inmediata y salió del lugar, dejándome solo. Mierda.