Capítulo 40

3.5K 176 37
                                    

Brazos cruzados y mirada paciente, aunque él sabe muy bien que le espera una buena, una muy buena resondrada. Aunque siempre digo lo mismo, esto me ha decepcionado de cierta manera más que otras veces. Decepción; es lo menos que me esperé de Harry. Ha sido tan egoísta. Estoy reteniéndome las ganas de gritarle, de insultarle, de darle golpes incluso cuando sé que no le duelen del todo. Estoy resistiéndome el jalarle de los cabellos hasta dejarlo calvo.

—Nena...

—Silencio.

Susurro y él balbucea sin saber que decirme. El teléfono permanece en silencio y no sé si Gemma ha colgado ya, pero siendo honesta eso no me interesa ahora. Es más, me gustaría que Gemma escuche el escándalo que voy a hacerle a su hermanito, sé que lo disfrutaría. Dejo caer mis zapatos y Harry se estremece ante el golpe de éstos al chocar contra el suelo. Sé que está sorprendido. Luzco calmada y parezco indefensa, pero dentro de mí se está desatando una guerra. Por un momento me imagino rompiéndole el videojuego en la cabeza y aquello me hace sonreír. Si alguien pudiese ver mi mente en este instante, diría que soy una psicópata.

Soy toda una damisela, excepto cuando me molesto; porque entonces me convierto en una perra sádica, una maldita bruja, el mismo diablo que ha dejado el infierno para irte a hacer la vida imposible y que te hará desear no haber nacido. Y ahora mismo estoy enojada con Harry Styles. Muy muy enojada. Furiosa.

—¿Chicos? ¿Están ahí? —Dijo Gemma al teléfono, rompiendo el silencio mortal que se había formado entre Harry y yo—. ¿Harry, hermanito, estás muerto ya?

—¿Gemma? —le digo yo—. Gemma, cariño, debo colgar el teléfono, ¿me permites? —Le digo con calma y puedo jurar que hasta ella tiene miedo por la manera en la que me contesta. La idea de que Gemma lo escuche me pareció una buena idea en un principio, vale, pero sé también que nuestros problemas no tienen por qué ser ventilados. Respeto la "relación" que tengo con Harry y respeto nuestra privacidad.

—Oh... Claro —susurra—. Ay, con las ganas que tenía de escucharlos —Siento hasta que forma un puchero, y ahogo una risa—. Vale, Daph, pero grábame un poco aunque sea.

—Vale, trataré —respondo con una sonrisa en los labios y sin quitar los ojos de Harry, quién sé que mentalmente se está preparando para su muerte. Y cuelgo.

—Nena, Daphne, yo...

—Has jugado conmigo —Le digo y él cierra los ojos y baja la cabeza, mirándome luego sin saber dar crédito—. Me has visto la cara de estúpida. Has creído que soy una idiota. ¡Y vaya que lo he sido!

—Daphne, por favor. Entiende...

—¿Qué entienda qué? ¡Joder, Harry, tú...! —Gruño y miro al techo para ahorrarme una buena. Tengo que respirar profundo para no decir algo de lo cual podría arrepentirme—. ¿Sabes lo mal que lo he pasado hoy? —Gruño nuevamente—. ¿Sabes? No, no lo sabes. Tengo las rodillas heridas porque no he podido concentrarme en la bendita coreografía de hoy pensando en cómo te encontrarías. Si habías empeorado, si tenías fiebre... Pero no. El chico no tenía nada, ¡desde una semana atrás ya! ¡¿Por qué rayos no me lo dijiste antes?!

—¡Por qué sabía que me dejarías y no quería eso! —Dijo, parándose del sofá e intentando acercarse a mí. Pero tan sólo con una mirada supo que no debía acercarse.

—Sabes que debo ir a casa, Harry. —Suspiro—. Sabes muy bien que mis padres han podido enojarse con los dos, pero no lo han hecho. ¿Sabes lo que hubiesen hecho otros padres? ¡Ni siquiera me hubiesen permitido estar una noche contigo! Absolutamente nada, Harry. ¡Les has visto la cara también! ¿Sabes lo jodido que está siendo esto para mí? ¡No, no lo sabes! —Levanté las manos, no pudiendo evitar gritarle y gritarle. Y me sentía mal, me sentía jodidamente mal por gritarle y eso era lo peor. No debería sentirme mal por gritarle, pero la verdad era que odiaba hacerlo. Odiaba con toda mi alma discutir con él, no me gusta basarme en eso con él y sé que a nadie en una relación le gusta pelearse con la persona que tanto quiere.

NERD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora