El cálido calor del ambiente en casa aprisiona mis sonrojadas mejillas producto del frío del día. Muevo la cuchara despacio en el plato, con la mirada gacha en la sopa que mamá me ha puesto delante. Suelto un suspiro, parpadeo despacio, cansado; decir que no he podido dormir en estos últimos días es poco, estoy seguro de que podrían contratarme para The Walking Dead y no tendrían que gastar en producción.
—Harry, chuchurrumí... No has dado siquiera un pequeño bocado a la sopa. ¿Es que ha quedado mal? —pregunta dócilmente mamá y posa su mano de manera cálida sobre la mía. Levanto la mirada, un tanto distraído. Gemma me observa, más no la miro, sé que no le gusta verme mal y sé que permanece enojada aún con la chica a la que amo.
—La sopa te ha quedado de maravilla, mamá —intento sonreír para ella, porque mamá lo merece. Mamá merece el mundo, el universo y más aún.
—¿Has escuchado lo que dije, Harry? No has dado siquiera un bocado, no has probado nada. Harry, pequeño, ¿pasa algo? —pasa su mano por mi cabello tan dulcemente. Suelto un suspiro y me tenso un poco, sintiendo un fuerte nudo en la garganta.
—Estoy bien, mami —sonrío ligeramente, aunque no la miro. Gemma deja su cubierto a un lado de su plato y papá levanta la vista del suyo cuando ella se pone de pie.
—Gemma, siéntate. Nadie ha terminado de comer y sabes que no puedes...
—Papá, es solo un momento, ¿sí? Sé que no debo levantarme, pero el único que no ha siquiera comenzado a comer es Harry.
Papá soltó un suspiro.
—Gemma, princesita...
—Te amo, papi —ella sonríe tan adorable que incluso asusta un poco, hasta que recuerdo que es con papá con quien trata. Gemma no es la chica más dulce, pero he aquí ella. Le da un beso en la mejilla y se acerca a mamá con la misma acción, diciéndole que la cena estuvo deliciosa. Jala de mi mano y pronto estoy subiendo las escaleras junto a ella, no con una agraciada sonrisa como antes. Sé que me espera una buena charla.
Muevo mis pies distraídamente, sin querer levantar la vista hacia Gemma, quien tiene los brazos cruzados y está parada frente a mí. Juego con mis manos, sin saber qué decir; no quiero seguir en silencio, porque sinceramente no quiero llorar más. Hago una pequeña mueca, incomodo, queriendo hablar más sin saber cómo empezar siquiera.
—¿Entonces, la viste hoy? —pregunta mi hermana finalmente.
—Gemma, la veo todos los días. —Levanto la vista y la observo. Su mirada es seria. Desvío los ojos hacia cualquier otro lado, el que no haya algo rosa en absoluto en la habitación de Gemma incluso es algo que recién noto. Ella resopla.
—Pues esa niñita no sé quién demonios se ha creído que es. ¡Ja! ¿Cree que, porque tiene dinero y tantos lujos, puede solo llegar, jugar contigo y seguir tranquilamente, Harry? Se las da de reina del mundo, ¿no es así? —Ella gruñe y niega—. ¡Pues que la parta un rayo si es eso lo que piensa! Que venga a joderme, a ver si se atreve ¿eh? Esa niñita de papi no va a lastimar a mi hermano porque se las quiso dar de listilla y meterse con el típico mejor amiguito. ¡Que le den!
—¡Gemma! —protesté, y ella calló y me miró. Su mandíbula apretada y los ojos ardiendo en fuego. Ella soltó un suspiro cuando notó las lágrimas mojando mis mejillas ya. Se acerca a mí y me abraza, yo sollozo sobre su hombro. Gemma acaricia mi cabello y mi llanto es mayor aún; me aferro a ella, sintiendo mi corazón latir muy rápido. Niega despacio, resistiendo tanta cólera; es una suerte que no tenga a Daphne en frente.
—Confié en ella, Harry. Confié en que ella sería una buena chica para ti... Sabes bien que no soporto que las chicas se acerquen a ti, pero a ella... A ella se lo permití porque te vi feliz, tan feliz aquella vez que la trajiste a casa, Harry... Y ahora solo puedo detestarla. Ella no tiene derecho a herirte, ella no tiene derecho a lastimar a mi hermanito, ¿entiendes? Te quiero, niño jirafa, eres mi hermano menor y sabes que voy a buscar protegerte aún si tú fueses el mayor gigante de todos, porque te conozco y sé lo pequeño que eres. Porque eres el infantil Harry de mamá y papá, el tonto engreído, el niño que le roba las prendas al abuelo para vestirlas en la escuela —Rio un poco ante sus palabras y siento su sonrisa. Ella se separa despacio de mí y me mira a los ojos, llevando luego sus manos hacia mis mejillas y limpiando despacio; sé que soy de los pocos afortunados que tienen la oportunidad de presenciar a una Gemma Styles tan dulce.
—Gracias, Gem —logro susurrar apenas, con la voz algo ronca. Ella asiente despacio y sonríe.
—¿Qué te parece si te quedas a dormir aquí, ¿eh? —da unas suaves palmadas en mi mejilla y yo sonrío—. Pero mira que ya sonrió la nenita, que bonita se ve la nenita —presiona sus manos sobre mi rostro y rio. Ella sonríe más.
—Te aprovechas de mi frágil momento, enana.
—Pues perdona por querer que estés bien, hijo de la Torre Eiffel —se cruza de brazos divertidamente y suelto una carcajada ante su graciosa mueca. Ella ríe a mi vez y la abrazo fuerte, más tranquilo cuando el dolor en mi pecho ha disminuido.
—Te quiero, Gemmie —sonrío, y me arden un poco los ojos, pero lo dejo pasar. Mi hermana está siendo adorable, tengo que aprovechar el milagrillo.
—Vaya manera de arruinar los tiernos momentos, jirafa —suelta una pequeña risa e hinca un poco con su dedo índice en una de mis costillas.
Me recuesto despacio en su cama y suspiro, cerrando los ojos cuando éstos no resisten el picar. Deben de estar muy rojos. Gemma lleva su mano hacia mi cabello y realiza suaves mimos, relajándome cada vez más y más. Ella me brinda su oso de felpa y me abrazo a éste, perdiéndome de a pocos en el sueño.
Tres suaves toques en la puerta. Mis ojos permanecen cerrados, mi mente volando en la dulce sonrisa de la chica que rompió mi corazón.
—¿Está Harry bien, amor? —pregunta apenas en un murmullo mamá, tan delicada, preocupada.
—Está más tranquilo, mamá, y tú no te preocupes y quédate tranquila también, ¿sí? —contesta Gemma suavemente. Mamá suspira, y quizás asiente.
—¿Puedo saber porque se encuentra mal? Gem, sabes que me duele ver... me duele ver a mi pequeñito tan triste. ¿Es posible que tenga que ver con...?
—Mamá —Gemma suspira—. Mami, no te preocupes, ¿vale? Quizás él mismo te lo pueda decir luego, será mejor que vayas con papá a descansar. Míralo, se ha quedado dormido... Está un poco agotado —siento la cálida sonrisa de sus labios y cuatro ojos puestos en mí. Pero Gemma tiene razón, aunque realmente estoy lo suficientemente agotado.
Mamá suelta un suspiro algo tristón, y oigo sus pasos hacia mí. No realizo movimiento alguno, solo mi mente está despierta ahora. Sus tiernos labios tocan mi tez en un delicado beso.
—Descansa, chuchurrumí... Sabes bien cuanto te amo y me duele verte mal, bebé. Sea lo que sea que te angustie ahora, espero que pueda solucionarse pronto. Cuentas conmigo, con papá y Gem, ¿de acuerdo? Te amo, Harry. Buenas noches, mi pequeñito.

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NERD.
Fanfiction-Feo. -Okay. -Insoportable. -Okay. -Te detesto. -Okay. -Apestoso. -Okay. -... Te amo. -O... ¿Qué? Daphne Hurley es la chica más popular de una de las escuelas más conocidas y prestigiosas del país. Ella tendrá que lidiar con su nuevo tutor; Harry E...