Capítulo 27

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Su fuerte y perfectamente formado cuerpo tan sólo para mí. Una sonrisa se formó en mis labios al verlo tan vulnerable ante mí, me gustaba la manera en la que él me veía, me hacía sentir poderosa. Mis ojos sobre los suyos. Podía sentirle tragando duro, podía oírlo. El nerviosismo corriendo por sus venas resonaba en mis oídos. Baja la mirada y luego mira al cielo, con una sonrisa en los labios.

—¿Estás segura de esto?

—Por supuesto.

Asentí con la cabeza. Cerré los ojos y respiré profundo. Miré al cielo también y él tomó mi mano.

—Moriré —exageró soltando una risita—. Jamás había hecho algo como esto. Estás haciéndome cometer locuras, Daphne.

—Créeme, también tengo miedo. Me dolerá. —le aseguré. Admiré una vez más el lugar, pero ya no tenía salida.

—¿Y si nos sale mal? —preguntó con angustia.

—Moriremos —me encogí de hombros.

—¡¿Y así de fácil?! —el horror se impregnó en su rostro. Reí fuertemente y él sonrió con nerviosismo, pegando su cuerpo más al mío.

—Oye, estoy diciéndote que tengo más miedo, ¿claro? Aunque... No vamos a morirnos por esto, Harry. Deja de ser un miedoso —rodé los ojos. Él dejó un casto beso en mi cabello y sentí su sonrisa.

—Vale, vale. —asintió con la cabeza y agarró más fuerte mi mano, aunque no me quejé del leve dolor que sentí ante el apretón.

—¿Todo listo? —grité. Ashley, una de las chicas del servicio, levantó la mano mostrando el dedo pulgar y sosteniendo la cámara en su otra mano. Malcolm, el mayordomo, terminó de acomodar las gruesas colchonetas sobre el suelo y repitió la señal. Acomodé la cámara acuática que tenía sujetada a la muñeca y solté el aire que no me había dado cuenta que retenía.

—Muy bien, bebé. No hay marcha atrás —le dije y solté un suspiro.

Aquí vamos.

—Uno...

—¡No cuentes! Me pones más nervioso —la mueca de horror permanecía en su rostro. Me estremecí al haber sido sorprendida por su repentina queja—. Lo siento —sonrió con nerviosismo.

—Bien, ¿estás listo?

—¡No!

—¡No interesa!

Jalé de su mano, y sin más, saltamos. Un grito escapó de mis labios, mientras éste ahogó miles de insultos y cerró los ojos. El agua salpicó por todos lados y sentí un fuerte dolor en el trasero ante el fuerte impacto que sentí al haber caído de golpe. Nuestros cuerpos tardaron unos segundos en salir a la superficie, y al hacerlo, un jadeo escapó de sus labios, dejando salir una risa después.

—¿Estás bien?

—¡Oh, bebé, sí! —gritó con una gran sonrisa en los labios y a continuación, rodeándome con su brazos. Solté una risa tonta y a los segundos ya tenía mi boca sobre la suya. El corazón me latía fuerte aún, sintiendo la fuerte adrenalina de haber saltado desde mi balcón a la piscina.

—¿Cómo ha quedado la grabación, Ashley? —le pregunté a la chica con la cámara en manos, levantó nuevamente el pulgar y asintió con la cabeza.

—Estás loca, muy, muy loca. Estoy enamorado de una maniática que quiso matarnos tirándonos desde su balcón. ¿Sabes cuantas personas han terminado en el hospital por hacer algo como esto? Daphne, ¡pudimos haber muerto! ¿Te puedes imaginar siquiera a mi madre yendo a verificar mi cuerpo? ¡Le hubiese dado un patatús y...!

NERD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora