Capítulo 19

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     Me encontraba guardando unos libros en mi casillero, cuando es que observo a lo lejos a Daphne y sus amigas; Emily, Charlotte y Phoenix. No sabía de lo que hablaban, pero Daphne se encontraba perdida en sus pensamientos, observando a la nada y sin prestar atención. Fruncí el ceño tenuemente, ¿en qué estaría pensando? Rogaba por que fuese en nuestro último beso.

     La clase pasaba lentamente; no podía retirar mi mirada de Daphne, ella no atendía la clase y no podía expresar su rostro, no sabía cómo se sentía; si feliz o triste, pero estaba muy distraída pensando en algo. ¡Lo que daría por leer su mente! Quería que la maldita campana tocase y poder hablar con ella. Extrañaba su feliz actitud, ¿por qué no sonreía?

     —Daph... —intenté alcanzarla, más fue alejada por sus amigas y no pudo percatarse de mí, siendo llevada por éstas al campo de fútbol, donde entrenarían.

     Me senté en uno de los palcos, mientras intentaba grabarme alguna de las clases de Química, pero no podía; sólo me concentraba en el reloj, esperando que el entrenamiento de Daphne acabase para poder hablar con ella. Me observó a lo lejos cuando alguien le indicó donde me encontraba; ella me brindó una sonrisa, mientras Jazmín Day le susurraba algo en el oído y luego reían. Corrió hacia mí algunos segundos luego, el viento jugando con su cabello y el sol iluminando a sus ojos haciendo que éstos se vean un poco claros. Simplemente hermosa.

     —Daphne —me levanté una vez que se encontró en frente de mí.

     —Pensé que ya te habías ido —dice, acomodando un mechón de cabello detrás de su oído.

     —Quería hablar contigo —mencioné.

     —¿Sucede algo? —preguntó. Volvió la vista a sus amigas, quienes se encontraban algo confusas al vernos hablar pacíficamente, y no gritándonos o ella insultándome y yo ignorándola; también me sorprendería si estuviese en el lugar de ellas—. Vamos a otro lado —dice y jala de mi mano. Tomé mi mochila como pude y nos dirigimos a lo que era el gimnasio de chicas—. Dime, ¿qué pasa? —No pude evitar observar que, debajo de sus hermosos ojos, se encontraban unas pequeñas sombras.

     —¿Has llorado? —fruncí el ceño. Dirige mi mano hacia su mejilla y le acaricié, acercándome un poco más y fijándome. Ella negó con la cabeza y sonrió con debilidad.

     —No, ¿por qué lo dices? —pregunta con suavidad. De repente por mi mente pasa que realmente ha llorado y esa es la razón por la cual estaba algo distante del mundo hoy. Sin embargo, si fuese así, no entendería el por qué, todo había terminado muy bien cuando nos despedimos. ¿Habría sucedido algo luego?

     —Te he notado algo decaída hoy —mencioné, preocupado notablemente—. ¿Está todo bien, Daphne?

—Estoy bien, Harry —me brinda una sonrisa de esas bellas que sólo ella posee, dándome algo más de confianza—. Sólo estoy algo cansada, no dormí del todo bien —se encogió de hombros. Sus manos se posaron sobre las mías aún en su mejilla... Su suave piel el contacto con la mía.

     —No he podido hablarte en todo el día —gruñí un poco. Recogí el mechón de cabello que el viento había desordenado, colocándolo detrás de su oreja—. Te he extrañado —declaré. Ella sonrió tímidamente, mirándome a los ojos.

     —¿Sí? —asentí—. Y-yo también te he extrañado —ríe despacio, nerviosa. Atrapé sus labios y ella me aceptó, se me había hecho un infierno resistirme más. Sus suaves labios con sabor a cereza me enloquecían, sus manos acariciaron mi cabello y mis manos atraparon su cintura, apegándola más a mí.

     —Oh. Mi. Dios.

La voz sorprendida de Phoenix Ellis resonó en el lugar. Daphne sonrió en mis labios, soltando una risita nerviosa después. Observé sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillaban... Ese brillo que comenzaba a amar.

NERD.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora