NERD.

Capítulo 22

Mi piel contra la suya realizando relajantes caricias, es una sensación tan agradable que... No podría describir a la perfección. Mis dedos arden al sentirlo. Su voz es ronca al sentir mi tacto, y me siento terriblemente bien al verlo tan sumiso a mí.

—¡Oh, Daphne!

Siento un leve cosquilleo en el estómago, y me siento poderosa de alguna manera. Sonrío triunfante al oírle gemir, por qué sé que soy la única quién podrá lograr que se sienta de esa manera. Muerdo mi labio algo tentada, sin parar los movimientos sobre su piel.

—Te lo dije, te iba a gustar —recordé, susurrándole en el oído. El chico ronroneó.

—Uhm... —suspira, y aprieto un poco más las manos, haciendo que éste suelte otro gemido relajante... Lleno de placer—. Oh Dios mío, tus manos son las... Oh, mejores —suelta entre jadeos.

—Claro que sí —reí con superioridad—. Tienes el placer de tenerme.

—Eso lo sé muy bien, nena —Su ronca voz pone mis nervios en punta. Mi estómago es un alboroto, mi corazón estalla de felicidad y mi yo interno más alegre brinca de un lado a otro, mientras que mi otro gruñón yo interno niega con la cabeza de manera severa y rueda los ojos. ¿Cómo es que con unas simples palabras lograba emocionarme tanto? Dios, ese era el efecto que Harry estaba produciendo en mí. Necesitaba ayuda.

Llamé a casa poco después de salir de la escuela, informando que estaba con Harry. Éste se la había pasado diciendo que merecía un castigo por haberlo dejado de tal manera en la Enfermería, y que debía hacer algunos deberes con él. Que molestia.

—Oh, sí... Qué bueno es esto, joder... Dios —susurra, mordiendo sus labios y dejando que sus manos atrapen las sabanas. Mis manos no pensaban detenerse, mis ojos estaban disfrutando mucho el verlo de tal manera; jadeante.

—¿Ha...? Oh, oh, oh —La puerta se abre de golpe y sin previo aviso, dejándonos ver a Gemma Styles, su hermana, quién inmediatamente cierra la puerta al vernos—. ¡Lo siento, no he querido interrumpir! —grita detrás de ésta, siendo su voz aún ronca y produciendo un cosquilleo infinito en todo mi ser. Detengo mis movimientos sobre su cuerpo y entre risitas tontas, me levanto de su encima. Gemma nos ha tomado de sorpresa y Harry parece algo fastidiado al haber interrumpido la chica nuestro momento.

—¿Te han gustado los masajes? —le pregunto algo ansiosa.

—Los mejores que he tenido jamás, nena. Gracias. Creo que realmente los necesitaba —sonríe y besa mis labios de manera fugaz—. Gemma, pasa ya. ¡Desgraciada malpensada! —reí ante lo último.

—¿Cómo me has llamado, chuchurrumí? —Entrecierra los ojos. Observo divertida la escena—. O sea, ¿malpensada yo? Dios, ¡si Daphne estaba sobre ti y tú has estado gimiendo tal mula pariendo! —Mi sonrojo está por los aires, ¿se malpensó realmente?

—Y si he estado gimiendo tal mula, ¿por qué has entrado? —Le sonríe Harry, colocando un brazo alrededor de mi cintura y atrayéndome a su cuerpo. Ella sonríe de manera traviesa y me observa luego.

—Vale, me han atrapado. He querido pillarlos. Los hubiese molestado mucho, ¿saben? Especialmente a mi hermanito adorado —pellizca la mejilla de Harry y éste gruñe y se aleja al tacto de su hermana. Gemma se gira sobre sus talones entre risas y comienza a bajar las escaleras con nosotros detrás. Ella tenía razón; Harry gemía fuertemente... Pero me encantaba, joder.

—¿Y qué te trae por aquí, Gemm? —pregunta él.

—Mamá salió de compras, y siendo adivinadora de que no ibas a mover tu trasero hasta un supermercado, decidió comprar para ti también. Ya sabes, para el mes —rueda los ojos—. Bueno, me voy ya. Te dejé la copia que tenía de las llaves sobre el refrigerador, ¿bien? —Dice y se dirige a la puerta—. Oh... Y algo más —se gira y nos señala con su dedo índice y corazón, en señal de vigilancia y advertencia—. No quiero ser tía tan joven, así que vayan a una farmacia y compren un par de condones, no creo que estén tan caros —dice seriamente, soltando una risotada luego al observar mi rostro arder y mis ojos casi saliendo de mi rostro, como si fuese a explotar en cualquier momento.