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Takemichi nota que en la habitación se queda impregnado el olor del omega, era una fragancia salvaje pero delicada, quedaba perfectamente con la apariencia nada delicada del dueño de esas feromonas

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Takemichi nota que en la habitación se queda impregnado el olor del omega, era una fragancia salvaje pero delicada, quedaba perfectamente con la apariencia nada delicada del dueño de esas feromonas. Deseaba poder ser normal y experimentar por una vez lo que era volverse loco por el olor de un omega, pero aunque pudiera sabía que no estaba bien perder la cabeza como los otros alfas.

Desde adolescente, recordaba que en las noticas solía ser habitual que el primer boletín del día fuera un accidente relacionado con un alfa que no fue capaz de contenerse ante el olor de un omega. Quizá era por eso que solía ser rechazado por los otros alfas, porque él nunca sería capaz de perder el control con un omega, al menos no uno promedio.
La única persona que lo aceptó tal cual era lo abandonó unos días antes de su boda, pero también hubo otra persona que también lo llegó a aceptar tal cual era, aquella persona era Mikey.

Mikey desprendía un olor a dorayakis, él era un omega dominante, era normal que como alfa recesivo se sintiera naturalmente inquieto ante tal fragancia, porque ambos eran altamente compatibles. Pero el rubio nunca fue capaz de percibir su aroma, aquello fue suficiente para entender que aunque eran compatibles, no eran destinados.
Se supone que sólo su persona destinada sería capaz de oler sus feromonas, pero esa persona nunca llegó y ahora estaba varado en Bonten, rodeado de alfas que lo veía como un error genético, y aferrado a la idea de salvar a un fantasma, Mikey.

Takemichi deja la comida en el buró junto a la cama, suspira de fastidio y las consecuencias de estar recluido comienzan a pasarle factura. Estar atrapado entre cuatro paredes, con nada más que ver además de una televisión y una ventana blindada y además polarizada. Todos los días, para no sufrir problemas musculares caminaba por la habitación para ejercitarse, pero ahora sentía que en algún momento terminaría por perder la cabeza.

 Todos los días, para no sufrir problemas musculares caminaba por la habitación para ejercitarse, pero ahora sentía que en algún momento terminaría por perder la cabeza

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𝓓𝓮́𝓯𝓮𝓬𝓽𝓾𝓮𝓾𝔁 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora