𝓓𝓮́𝓯𝓮𝓬𝓽𝓾𝓮𝓾𝔁 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼

6

Mikey despertó con una llamada por parte de los Haitani, era molesto no poder relajarse con su acompañante porque a cualquier hora podía su teléfono sonar con algo relacionado al trabajo o los negocios.

— ¿Ahora qué pasa Ran? ¿Qué es tan importante como para interrumpir mi siesta de la tarde? — pregunta el chico con un pésimo humor.

— lamento la interrupción jefe, pero Hajime nos llamó hace 10 minutos, se trata del bar que manejamos, al parece hay irregularidades entre las ganancias y el reporte de ventas, los números no coinciden. Sospechamos de un posible desvío de recursos — respondió Ran desde el otro lado de la línea.

—¿Y qué? ¿No puede encargarse alguien más?

— jefe, todos estamos ocupados patrullando la zona, siguiendo el rastro de los miembros de la organización que nos pidió vigilar

—está bien, iré yo a encargarme...

Odiaba tener que dejar a Takemichi solo, pero no podía desatender asuntos de trabajo, aunque al menos aún estaba Takeomi y Sanzu. Antes de que el alfa mayor se fuera también, le pidió que fuera por Sanzu.

Si confiaba en alguien para mantener a salvo a Takemichi ese sin duda tenía que ser Sanzu, ya que él odiaba a los alfas que se le solían acercar, así que sabía que él no sería capaz de hacerle algo indebido.

— ¿Me llamó, rey? — pregunta Sanzu al llegar a la habitación de Takemichi.

—debo salir a atender un par de asuntos, quiero que te quedes con Takemicchi y cuides que esté cómodo, si tiene hambre tráele comida, pero no dejes que abandone la habitación — dijo Mikey, mientras se colocaba su ropa para salir.

—¿No desea que lo acompañe? Podía ser peligroso — pregunta preocupado al ver que de verdad pensaba marcharse.

—no necesito que vengas, puedo cuidarme bien yo solo — respondió Mikey y luego toma un arma del buró junto a la cama.

Justo en ese momento Takemichi sale del baño con sólo una toalla rodeando su cintura, Sanzu al verlo desvía la mirada molesto de verlo, y además continuaba pensando en lo que había hecho hace rato.

—Mikey ¿Ya te vas? — pregunta Takemichi al verlo terminar de cambiarse.

—volveré pronto, pero antes... — el chico camina hacia el más alto y le abraza de forma sorpresiva — abrázame Takemicchi...

Takemichi hace caso y corresponde a ese abrazado, está era la faceta que más le gustaba de todas las que había visto de Mikey, cuando podía comportarse un poco más como alguna vez lo fue en su pasado. Mientras tanto, Sanzu miraba con repulsión la escena, de verdad nunca terminaría de aceptar la relación que su rey había elegido llevar con ese ''alfa mugroso'' como solía llamarlo; a sus ojos Takemichi no era lo suficientemente bueno para el jefe.

Después de aquella pequeña despedida, Mikey abandona la habitación dejando finalmente al alfa y al omega recesivos en completa soledad. Takemichi no sabía que decir, Sanzu siempre le provocó un poco de miedo desde que eran jóvenes, y ahora que eran adultos la sensación no era diferente a la de aquel entonces.

—parece que estamos solos — habló finalmente el de cabellos rosados. — ¿Quieres algo? — inquirió de mala gana.

—nada en realidad... — respondió Takemichi, bajando la mirada evitando mirar directamente al omega, estaba consciente de que él lo odiaba, es por eso que prefería no molestarlo.

—bien, no esperaba que pidieras algo — dijo Sanzu en respuesta.

Takemichi sólo asiente y le da la espalda para poder cambiarse, era más que evidente que Sanzu no lo quería ahí, pero el azabache tampoco quería estar aquí tampoco.
El de cabellos rosas miraba con recelo al chico, aunque también sentía incomodidad al verlo luego de haber estado en su habitación tocándose mientras pensaba en el alfa; antes de que su enojo y su incomodidad fueran insoportables decide abandonar la habitación y regresar cuando el alfa realmente solicite algo.

Alrededor de una hora había transcurrido desde que había salido de cada y había dejado solo a Takemichi.
Mikey deja salir un suspiro que empaña un poco el vidrio del auto, miraba con desdén el panorama detrás del vidrio templado del vehículo; a veces se sentía muy mal por cómo terminaron las cosas entre Hanagaki y él, así no es como deberían ser, se supone que cuando estás con un alfa lo normal es sentir gozo, mariposas en el estómago y una felicidad infinita. Pero aquello sólo lo conseguía al besarlo, cuando lo abrazaba y por el simple hecho de ser tocado por él.

No era ningún tonto, sabía bien que sólo él se sentía así y que no era recíproco; lo tenía retenido contra su voluntad y lo mantenía constantemente vigilado con la burda excusa de protegerlo del mundo. Pero en el fondo sabía que quien hablaba era esa parte oscura suya, esa parte que no estaba dispuesta a renunciar con facilidad a quien le administraba pequeñas dosis de felicidad y le ayudaba a sentirse más "vivo".
Mikey se mira en el reflejo de su teléfono móvil, no sabe hasta qué punto sería capaz de contener esos impulsos, desde que Takemichi llegó a su vida se mantuvieron a raya por un tiempo, pero sabía bien que no tardarían en volver a aparecer y nuevamente le haría mucho daño, así como le hizo daño a muchas personas.

—Takemicchi... Por todo lo que he hecho hasta ahora, perdóname...

Una lágrima recorre su mejilla, por ahora no quiere renunciar a él, desde que está con con Takemichi finalmente había vuelto a dormir mejor según palabras de Koko, y además últimamente había estado ganando peso, lo cual era bueno según los doctores.

Abre la aplicación de GPS con la que mantenía vigilado a Takemichi en su ausencia; suspira aliviado al ver el punto rojo que representa al alfa aún inmóvil en la que era su habitación, lo cual quería decir que no ha salido de la habitación y eso era bastante bueno.

—no tienes nada de que preocuparte, Sanzu cuidará muy bien de él. Es mi persona más leal, si hay alguien que puede protegerlo y mantenerlo cómodo es él... — pensó en voz alta para sí mismo.