𝓓𝓮́𝓯𝓮𝓬𝓽𝓾𝓮𝓾𝔁 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼

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Algo más fuerte que una marca en el cuello, era en lo único que había estado pensando últimamente, ni siquiera Brahman que había estado rondando por su territorio y causando dolores de cabeza conseguía robarle el sueño, no al punto que lo hacía su preocupación por tener un vínculo con Takemichi.
Era plenamente consciente de que entre ambos no existía un amor genuino, uno que fuera capaz de decir con mucho orgullo y a la ligera, en realidad no estaba muy orgulloso de sus propias acciones.

Takemichi era un alfa recesivo, él era un omega dominante, biológicamente ambos son altamente compatibles y no supondría ningún problema el estado juntos. No obstante, Takemichi tenía un pequeño problema, y era que aunque estuvieran muy enamorados el formar un vínculo por medio de la mordida sería muy difícil debido a la falta de fuerza del alfa.
El que un alfa recesivo pudiera marcar a un omega era algo completamente difícil, por no decir imposible; la marca podría darse pero al carecer de la fuerza necesaria corría el riesgo de cicatrizar o desaparecer a los pocos días, tal y como si en el cuello del omega nunca hubiera habido una marca. Por eso, aún siendo plenamente consciente de los peligros que conlleva salir sin protección, decidió dar una larga caminata por los hermosos parques de Tokio, con la esperanza de poder despejar su mente de todo el ajetreo que conlleva dirigir Bonten.

No era ningún estúpido, por supuesto que no salió con su identidad al desnudo. Antes de irse se colocó un cubrebocas negro, además de una gorra que cubriera parcialmente su cara y gafas de sol; no sería el atuendo más discreto, pero era mejor que arriesgarse a una redada en un lugar tranquilo.

- jefe ¿Está completamente seguro que quiere salir justo ahora? En dos horas tiene una junta con el líder de los Yakuza, aparte Koko ha dicho que desea hablar con todos nosotros - cuestionó Kakucho al abrir la puerta del pasajero para Mikey.

- no me hables de trabajo, quisiera poder relajarme por un día - suplicó el chico entrando al auto.

- entiendo...

Mikey miraba con algo de inquietud la aplicación de GPS que había instalado, hoy Takemichi no llevaba su brazalete y en cambio le dió la libertad de caminar por la casa bajo la fría supervisión de Mochi y Takeomi. Esté último se encontraba suspendido de toda tarea importante por una semana completa, después de todo nadie lastimaba a Takemichi y vivió para contarlo, Takeomi corrió con demasiada suerte.
Mientras más pensaba en Takemichi más crecía la duda, el desear saber qué era más fuerte que una mordida, no importaba lo que fuera y el costo a pagar para obtenerlo.