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- ¡Alto ahí! - grita una voz detrás de Takeomi

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- ¡Alto ahí! - grita una voz detrás de Takeomi.

El al ver de quién se trata no suelta en lo absoluto al omega, sino que su rabia no hizo más que aumentar y luego sus manos apretaron con más fuerza el cuello de Sanzu. El de cabellos rosados apretaba con todas sus fuerzas los fuertes brazos que lo aprisionan, el aire se le está acabando y su tranquera probablemente no resista, cada segundo era crucial.
Takemichi al ver que su primer intento fue un fracaso, no lo piensa más de dos veces y se lanza a tomar al alfa de los cabellos para apartarlo de Sanzu. Takeomi suelta inmediatamente al omega, que al estar libre su primer reflejo es toser e intentar tomar grandes bocanadas de aire y tocar su garganta, todo esto mientras era testigo de cómo Takemichi alejaba a su hermano de él.

- ¡Aléjate de él! - grita Takemichi, que con las pocas fuerzas que tiene intenta inmovilizar a Takeomi tomándolo firmemente del cabello. A pesar de ese intento, su fuerza no es suficiente y Takeomi se consigue liberar del agarre, aunque en el proceso perdió un mechón de cabello.

- ¡Maldito remedo de Alfa! - exclama Takeomi al ver con molestia al chico delante suyo. - ¿Quién te crees que eres para tocarme? - el alfa no lo duda, y lanza el primer golpe. El primer puñetazo fue dirigido directamente hacia la mejilla izquierda de Takemichi, el pobre alfa recesivo cae al suelo por aquel impacto, pero Takeomi no está nada satisfecho con el resultado.
Se colocó a horcajadas sobre el regazo de Takemichi, y tomándolo del cuello de la camisa azota su cuerpo contra el suelo frío.

Takemichi quería llorar, pero no por el dolor que le causaba cada golpe (ya estaba habituado a recibir golpes), su dolor provenía de su impotencia. A pesar de saber también un alfa, su fuerza no es nada a comparación con la de Takeomi que por si solo es un alfa perfecto, mientras él se consideraba a sí mismo una burla a la casta de los alfas.

- ustedes son hermanos... - musitó el chico con algo de dolor, mientras Takeomi detiene sus golpes para escucharlo. - deberían dejar sus diferencias, apoyarse. Sanzu pudo haber muerto hoy...

- pero no lo hizo - toma al chico del mentón, tan fuerte que sus dedos quedaron marcados en su piel. - no tenemos tanta suerte ¿Quién extrañaría a un omega que nunca será capaz de desempeñar el único papel para el que vino al mundo?

𝓓𝓮́𝓯𝓮𝓬𝓽𝓾𝓮𝓾𝔁 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora