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El lugar al que se supone deberían ir estaba lleno de policías resguardando la zona, Mocchi terminó llevándolos a una de las tantas oficinas que había en ese mismo piso, así estarían a salvo mientras intentaban despejar los pisos y luego regresarí...

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El lugar al que se supone deberían ir estaba lleno de policías resguardando la zona, Mocchi terminó llevándolos a una de las tantas oficinas que había en ese mismo piso, así estarían a salvo mientras intentaban despejar los pisos y luego regresarían por los tres.

- tengo que regresar - dijo tras asegurarse que Mikey estuviera cómodo. - regresaré con los demás y saldremos de aquí

Y así sin más, dejó un arma extra en las manos de Takemichi y salió.

El azabache estaba nervioso, tenía un arma de fuego entre sus manos, nunca antes había usado algo así y menos para matar a alguien. Mikey estaba sentado en una de las tantas sillas de aquella oficina, aún le dolía la herida del vientre pero evitaba quejarse ya que afuera había cosas mucho peores que una herida de cesárea.
La bebé dormía tranquila entre los brazos de Takemichi, quien miraba atentamente la puerta en espera de no tener que usar el arma.

- nunca he usado un arma en contra de nadie - afirmó Takemichi, quien miraba el arma.

- si no puedes - Mikey usó sus fuerzas para hablar - dámela y centrate en cuidar a Sakura

- no - respondió Takemichi - estás herido y debes descansar, mejor ten a la bebé y yo cuidaré la puerta

- no quiero a la bebé - dijo con algo de miedo y nervios - no me acerques a la bebé

Mikey volteó hacia otro lado, evitando a toda costa mirar a su propia hija, lo cual desconcierta a Takemichi por su repentino cambio de comportamiento. Hace nada contaba los días para poder verla, y ahora no la quería cerca; acomodó a la bebé contra su pecho para que así la pequeña no despierte y sienta el rechazo de su progenitor.

- cuidaré perfectamente la puerta y a la bebé - afirmó el alfa.

Y con esas palabras, Mikey se quedó recostado usando dos sillas como una cama improvisada, mientras Takemichi se quedó frente a la puerta con un arma en una mano y una bebé durmiendo en su brazo libre, mientras su mirada se mantenía enfocada en la puerta.
Podía escuchar algunos pasos del otro lado, voces gritando cosas que no podía entender, pero por suerte todos parecían estar ignorando está oficina.
Estaban ambos agotados mentalmente, tanto que Manjiro no dudó en quedarse dormido, mientras Takemichi le siguió después; la puerta era lo suficientemente pesada como para asegurarle que nadie la cruzaría sin tener que hacer ruido al hacerla, con aquello en mente, el de cabellos negros cerró lentamente los ojos y se dejó caer en un profundo sueño.

𝓓𝓮́𝓯𝓮𝓬𝓽𝓾𝓮𝓾𝔁 - 𝓣𝓸𝓴𝔂𝓸 𝓡𝓮𝓿𝓮𝓷𝓰𝓮𝓻𝓼 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora