El señor y la señora Walker estaban en la puerta, con la bata. Sam estaba llorando y Christian intentaba consolarla como podía.
Cuando la vieron por el jardín, la señora Walker pareciese que no tuviera 65 años y se desprendió de Christian para ir corriendo donde Alaska. Por momentos parecía que iba a abrazarla y por otros parecía que iba a tirase encima a gritarle.
- Alaska Black. ¿¡Cómo se te ocurre!?
- Sé que ha estado mal no venir a comer ni a cenar pero...
- ¿Ni a comer ni a cenar? ¡Ni a dormir!
- ¿Co...cómo?
Alaska ahora sí que no entendía nada. Ella se había ido hoy...
- Te fuiste ayer Alaska.
Sam parecía leerle la mente también y eso frustró a Alaska, pensando que todos sabían de ella pero ella no y que todos sabían que pensaba e iba a hacer.
- Lo siento muchísimo...
- Alaska estás casi cruzando la línea- el señor Walker estaba huraño como siempre que hacía algo que no debía.
- No sé que decir señor Walker. Lo siento de verdad. Se nos fue el tiempo, sus padres me invitaron a dormir a su casa y yo...no me sabía el teléfono de aquí ni nada para poder contactar con ustedes. Ya era tarde y...
- Quiero hablar con la familia de Violet. Hasta entonces no estarás castigada. Si dices la verdad tampoco lo estarás pero...como no...
El señor Walker la fulminaba por la mirada y siguió haciéndolo cuando Alaska se sentó a comer. Pan, agua y sopa de pollo. Cenó apresuradamente y se metió en su habitación.
Se desvistió y puso su pijama y guardó el colgante en el cajón de siempre.
Mañana sería otro día, se dijo y se concentró en no pensar en nada.
Lo consiguió, de hecho, no escuchó ni los pájaros. O quizá tampoco cantaban esa noche.
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AMNESIA
Fantasy"- Te vas a llamar Alaska, pero vas a seguir conservando tu apellido, que es Black. De momento no podemos decirte más, pequeña.-"