Los días pasaron rápidos y la vuelta a clases volvió a estar a la esquina. En tres días volvería a la rutina y Alaska ya estaba preparando todo.
Quería aprovechar esos días para leer y seguir leyendo. También acabaría algunos trabajos que la quedaban pendientes y después, seguiría leyendo.
Alaska quería acabarse todos los libros para así, poder comprar más.
Su estantería estaba llena pero estaba segura de que colocándolos de ciertas maneras lograría encajar por lo menos, la mitad de los que ya había.
El comienzo de clases llegó más pronto de lo esperado y de estar leyendo al calor de su cama, Alaska se encontraba saliendo de ésta, somñolienta, tras la alarma y los gritos de la señora Walker. Se habían vuelto ambos muy ariscos y cada vez hablaban más fríos, cortantes y enfadados a Alaska.
- Desayuna y vete.
El señor Walker entraba en su habitación tras dedicarla esas palabras y cerró dando un portazo.
La señora Walker esperaba a su lado impaciente, queriendo lavar los platos e irse a dormir con su marido.
Alaska apuró como pudo y salió corriendo de allí. Cruzó el jardín y Violet estaba en su entrada, sonriendo y entonces Alaska se sintió mejor.
El camino fue rápido y silencioso y se encontraban en los pasillos, admirando como siempre cada ventana que cambiaba según la época o el día.
- Vaya dos...
- ¿Y esa? Siempre junto a la Black y éso que ella es... Normal.
- Tan normal no es si va con ella...
- La peor sigue siendo Black, ¿habéis visto como mira? ¡Peor que un basilisco!
- Ni que lo digas...
Violet iba a saltar cuando Alaska murmuraba un "no vale la pena".
Continuaban su camino cuando..:
- Tú si que no mereces la pena.
Monique, salía pavoneandose entre las chicas que estaban hablando de ellas, y miraba con sorna a Alaska.
- Monique... ¿Cierto?
- Si, Black...- hizo una mueca al decir el apellido de Alaska y esto ya hizo que ella saltara.
- Monique. Métete la lengua en la trituradora y aprieta.
- Ordinaria hasta para insultar.
- Otras sin embargo no ofenden ni poniendo todo su esfuerzo - replicó Alaska mirando con una ceja levantada a Monique y a las demás, que se esfumaron corriendo por el pasillo y luego, escaleras abajo.
- Black, no me provoques. ¿O van a venir tus padres o familiares a...? Ah, espera, que no tienes. Aunque casi mejor. No te imaginas lo que se hablaba y sabía de ellos, hay gente...que nno
- ¡¿Hay gente que qué, Monique?!
Violet agarró a Alaska, teniendo que soltar todos sus libros y poniendo todo su esfuerzo para que Alaska no se abalanzase sobre Monique.
- Igual de escoria que ellos. Eso eres Alaska Black....
Y se alejaba por el pasillo mientras Violet soltaba a Alaska:
- ¡Y tú igual de cobarde que las demás!
Alaska, sudaba, jadeaba y estaba sin aliento. No daba crédito a todo lo que había oído y no podía creer que habría gente como Monique.
- Alaska Black.
El director, Nicholas, estaba en la esquina, en medio del pasillo mirándola:
- A mi despacho. Señorita Young, puede venir si quiere.
Las dos siguieron al director a un despacho que Alaska ya conocía. Subieron varias escaleras hasta llegar a una torre, era la única del colegio porque era donde él vivía.
- Bueno Alaska, acabo de presenciar lo que ha pasado con esas chicas. Han sido crueles desde el principio contigo. Les quitaría puntos a sus casas si estuviéramos en Hogwarts... Pero, ahora, me pondré serio. No tienes que creerte nada de lo que te diga ésa gente. Tu sabes quiénes fueron tus padres.
- No sé nada de ellos. No los recuerdo. No sé quiénes eran en verdad...director.
- Si sabes ver... Alaska, aún hay cosas que escapan de tu comprensión porque hay cosas que son realmente siniestras, pero no debes hacer caso a lo que la gente te diga. No debes creerte que alguien te diga que la familia Black era escoria cuando ni tan siquiera ellos conocieron a los Black.
- Es difícil enfrentarse a estas cosas director, yo creo que Alaska lo ha esquivado bastante bien...- Violet, con voz ronca de no hablar, miraba al director con los ojos muy abiertos, pronunciando cada palabra.
- Lo sé, señorita Young, lo sé. Sin embargo a veces es mejor no responder, sencillamente.
- No podía callarme ante éso señor. No me estaban insultando a mi, era...
- A toda tu familia - Alaska miró los ojos grises de Nicholas y sintió que se le habían llenado de lágrimas.
- Si señor. A todos. Aunque no me acuerde de nada, aunque... No se capaz...
- Los quieres Alaska, son tu familia. Y es natural que hayas tenido esa reacción. Me refería a que no siempre hablar, fastidia a la otra persona, a veces callarse le hace entender que por más que hable no puede ofenderte, como bien la decías en un principio.
Al acabar de hablar Nicholas y toser varias veces, Alaska entendió que fue muy tonta. No tenía que haber contestado, no debió dejar que tuviese la impresión de que la había molestado lo suficiente para responderla así.
- Si... Tenía que haberme callado.
- Alaska, Violet... Vais a llegar tarde a clases. He notificado que estabais conmigo a los profesores con los que os toca ahora, así que no tendréis ningún tipo de problema al llegar a las aulas.
Salieron del despacho y de la torre y llegaron a su primera clase que tal como les había adelantado Nicholas, nadie las dijo nada. El resto del día pasó lento, y fue agotador para colmo. Tuvieron un montón de trabajo y les mandaron llevar más a casa de tres asignaturas. Alaska y Violet habían acabado a tientas los que había que entregar al final de cada hora y antes de salir por el megáfono se escuchó al director Nicholas diciendo que el día duro de hoy se debía a una especie de prueba con nota, y que los resultados se dirían al día siguiente.
Violet y Alaska salieron comentando el día, la charla y cada trabajo que les faltaba. Cuando se tenían que separar, se repartieron varios cuadernos y libros y se despidieron.
Alaska llegó a casa, ni tan siquiera comió, se metió en su habitación a hacer trabajos, ejercicios y esquemas para el día siguiente. Tenía que hacerlo de varias asignaturas y eso ocupó casi toda su tarde. A las ocho menos cuarto de la noche, Alaska entraba a su habitación con una sopa y sándwich calentito, dispuesta a leer mientras cenaba.
Pasaban las horas y ella seguía leyendo, sin ser consciente de como el cielo pasaba de azul a naranja rojizo, hasta que sin saber, se quedó dormida con la cara en el libro y se imaginó los pájaros que hacía tanto ya no cantaban.
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AMNESIA
Fantasy"- Te vas a llamar Alaska, pero vas a seguir conservando tu apellido, que es Black. De momento no podemos decirte más, pequeña.-"