Los días siguientes vió poco a Violet, estuvo la mayor parte de sus días, leyendo en su habitación. Sus... Tíos le habían regalado un montón de libros, que, según ellos, pertenecieron a la familia Black aunque no había ningún indicio o prueba de ello. Se acabó tres diferentes en dos días y continuó leyendo los demás. Estaba con uno mediano, de tapa negra y rugosa, a punto de acabarlo cuando vio una pequeña anotación al final.
"Todo tiene su preciso momento y llega
si se sabe esperar con verdadera
paciencia."
Lo cerró y se tumbó encima de la cama, fascinaba por tantos libros que había leído y tantas palabras nuevas que había aprendido, así como historias había vivido mientras devoraba cada página y sin saber cuando se quedó dormida.Y entonces se despertó con la última frase anotada a parte en la cabeza.
Se repetía constantemente y ella gritó como para hacerla callar. Intentó despertarse pero esta vez no era un simple sueño, no era producto de su imaginación. Sólo sus gritos lo eran.Pasados unos días llegó la vuelta a clases, y Alaska, acompañada por Violet emprendían el camino a la escuela.
El día se les hizo eterno a ambas y parecía que los demás opinaban igual. Varios se durmieron ése día en varias clases, otros armaban jaleo y otros simplemente no atendían y estaban aún con las sábanas calentitas en la mente.
Alaska y Violet se dedicaron a mirar las ventanas. Se concentraban en cada detalle de éstas y así las clases llegaron a su fin, sin ellas haber entendido, aprendido ni escuchado nada.
Cuando las clases finalizaron y estaban a punto de salir una voz grave las habló, bueno, a Alaska.
- Alaska Black, quisiera hablar con usted en mi despacho.
El director estaba sonriente y la miraba con diversión aunque intentaba adoptar una actitud severa.
Cuando ambos se sentaron en el despacho del director, éste la miró y ella vio que tenía los ojos grises.
- ¿Qué tal estás Alaska?
Ella lo miró sorprendida, atónita sin saber si era una especie de broma.
- Bien...señor.
- Últimamente no te he visto bien.
- Pero si es el primer día después de vacaciones señor...
- Hoy. Ah y.... Felicidades Alaska, hace poco fue tu cumpleaños, ¿verdad?
Alaska solamente asintió, estaba demasiado confundida para hablar.
El director abrió el último cajón de su gran mesa y la dió un regalo , perfectamente envuelto en un papel negro con lo que parecían estrellas y con una gran sonrisa en los labios.
Cuando Alaska lo abrió vio que era una caja alargada que contenía una varita.
- Es falsa, lógicamente. No sé si te has dado cuenta pero soy un poco fan de Harry Potter...- dijo Nicholas mirando hacia la ventana.
- Me había dado cuenta señor. Muchas gracias, la guardaré con mucho cuidado.
Alaska metió la varita en la caja y después en la mochila.
- Si te preguntas porque te regalé esto... Me gustó y además... siempre me pareciste un poco mágica, Alaska.
Se sonrieron y entonces el la dio permiso para marcharse.
Violet la esperaba en la puerta pero Alaska no la contó nada. Simplemente que el director quería saber como la iban las clases, si necesitaba ayuda...
Ambas se despidieron cuando llegaron al camino donde Violet tenía que desviarse y Alaska siguió pensando en las palabras del director.
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AMNESIA
Fantasy"- Te vas a llamar Alaska, pero vas a seguir conservando tu apellido, que es Black. De momento no podemos decirte más, pequeña.-"