Alaska permaneció ahí durante horas, sintiendo que había demasiadas cosas detrás de todo lo que Nicholas la había contado. Presentía que había más, que debía haberlo por como la voz del director se le rompía cuando hablaba o cómo se marchó sin apenas mirarla.
Intentaba recordar cada palabra pero era todo tan reciente, estaba tan confusa, que todo se arremolinaba en su mente y apenas distinguía alguna frase entera de la conversación. Quería gritar, llorar de la impotencia. La rabia de saber que había algo más, la sensación de haber descubierto algo que se la escapaba de las manos... También el incidente en casa de los Walker había alterado todo su mundo en cuestión de segundos. Empezaba a angustiarse y a pasar demasiadas horas pensando que la guerra no había finalizado y de ser así no éramos ganadores, si no vencidos.
Solo que no lo sabían. Lo que fuera y los señores Walker, habían ido más de un paso por delante de nosotros y habían planeado qué hacer incluso después de su muerte. Pero, la tranquilidad de todos hacía pensar a Alaska que sólo ella era consciente de la cruda realidad que los atormentaba.
Lo peor era que gente que no tenía nada que ver estaba sufriendo sus consecuencias. Las de el otro miembro Black y la propia Alaska. Violet y su familia, el director y los elfos no debieran estar metidos en esto... Aunque tuvieran algo que ver con mis padres.
Recordó entonces a Ozloc, en que había muerto protegiendo al director Nicholas, en que también la había salvado a ella misma en varias ocasiones, y ya sencillamente no estaba. Entonces ahí no solo quiso llorar si no que las lágrimas resbalaban rápidas por todo su rostro, con la mirada borrosa y el cuerpo cubierto de temblores y escalofríos.
Su rostro enrojecido empezó a picar y sus ojos también rojos, escocían después de unas horas donde el director la había dejado, con más dudas que antes, casi sin cambiar la posición de su cuerpo.
No había ni un solo ruido en la torre, solo ella y sus leves suspiros y sollozos.
Se sentía tan tonta, tan desgraciada.
Estuvo tan cerca... Pudo preguntar tantas cosas en vez de las nimiedades que sí preguntó. Pudo...indagar más.
No quedarse callada escuchando. Ése era el momento de preguntar todo lo que tantos años quería saber, todo con lo que durante diecisiete años estuvo obsesionada por saber... Era el momento. Y lo había desperciado como nunca lo había hecho.
No supo cuando pero entre bruscos temblores y casi inexistentes llantos, Alaska se quedó dormida, con una mano cerca del ojo,la otra apoyada en su pecho y la cara roja e irritada. Su respiración pasaba de rápida a lenta mientras unos pasos llenaban la habitación, pero Alaska ya estaba, como se dice, en el séptimo sueño.Voces y pasos a su alrededor pero solo el olor a chocolate que inundó la habitación y a Alaska, logró despertarla.
Violet, Zuzu, Arwen y Nicholas estaban ahí mirándola. Zuzu con una gran taza de chocolate que tendió a Alaska sonriente pero también con un aire de preocupación. En cuanto el chocolate pasó por su garganta, el director se apartó y dejó de mirarla, Alaska suspiró y no pudo evitar pensar que iba a volver a ignorarla de nuevo.
- Alaska...estaba preocupada, todos...
- Ya estoy bien Violet.
Y era cierto, pero no del todo. Ahora no solamente la preocupaba la conversación que tenía borrosa y a partes con el director Nicholas, también estaba su actitud, y el hecho de no haber hecho las preguntas que en verdad quería. Nadie hablaba hasta que la voz del director llenó la sala.
- Alaska necesita descansar. ¿Por qué no regresamos todos luego?
Zuzu y Violet abrazaron a Alaska y Arwen hizo una especie de reverancia antes de marcharse tras la puerta de las escaleras.
- ¿Alaska, estás segura de que todo va como tiene que ir? ¿De que...ya nada te preocupa?
- ¿Hay algo más que tenga que saber de Ozloc?
Alaska quería saber de más cosas pero en honor al elfo...
- Ozloc ha sido desde siempre mi gran pequeño amigo. Lo encontré en tu antigua casa, donde vivían tus padres, cuando tú no habías nacido. Estaba bajo la casa, agazapado, desaliñado, desnutrido y lloriqueando. Temblaba de miedo y de frío y solamente se cubría con una sábana sucia y rota. Me contó que había algo que estaba amenazándolo, que quería verlo lejos de los Black. Ése algo era todo lo que quiso destruir todas las generaciones de tu familia Alaska, las voces, los mismos señores Walker... Ozloc estaba aterrado y me contó que como prueba de su poder, toda su familia había desaparecido, algunos misteriosamente y otros dolorosamente. Nos hicimos amigos enseguida y con los años muchísimo más; me ayudó como nadie lo ha hecho nunca, poniendo inclusive su vida en peligro, estuvo siempre independientemente de lo que le dijeran y créeme, le amenazaron también, al igual que no le querían con los Black, tampoco soportaban que estuviera conmigo. Simplemente detestaban con todo su ser el hecho de que el elfo estuviera de mi lado, en mi bando. Cuando Ozloc se fue,se fue la mayor parte de mi.
La voz de Nicholas se rompió. De su bolso sacó su varita e hizo aparecer un pañuelo con el que se limpió las lágrimas que ya brotaban rápidas.
- Lo siento Alaska... A veces me emociono.
- Señor... Los...señores Walker.
- Ellos... Sam no quería. Samantha en realidad estaba encantada de poder hacer magia. Era solo una niña cuando conoció a Christian y al instante se enamoró de el, era un hombre atento, detallista y muy cariñoso pero ya desde entonces le quitó la magia, aunque no literalmente, claro. Cuando Christian le contó sus planes , Samantha se negó rotundamente y éste la propinó la primera paliza. Tuvieron que operar a la señora Walker en las piernas de urgencia. Tenía los dos ojos inyectados en sangre, las venas se la habían roto y el blanco de los ojos pasó a ser rojo una gran temporada la cual no se quitó las gafas. En ese tiempo el señor Walker estaba más cariñoso que nunca, pero cuando Sam se recuperó, la necesidad de acabar con todos los Black acabó obsesionando y volviendo loco al señor Christian Walker. Y Samantha de nuevo sufrió las consecuencias. Así durante años hasta que ella aceptó todo lo que el señor Walker la pedía porque realmente ella le amaba. Sin embargo a la hora de la verdad, sobretodo las primera veces, le era imposible acabar con alguien. Los Black no le habían hecho nada y ella lo sabía perfectamente. Cuando te vio entre las mantas... Deseba tanto tener un bebé, pero por las múltiples palizas de Christian había perdido esa oportunidad y realmente cuando te vio para ella fue un milagro. Para el señor Walker también, pero otros motivos. Sabía que eras Alaska Black, sabía que eras tú y qué tenía que hacer contigo. Pero le costó más de lo que pensaba. Por las noches no podía entrar a tu habitación, y por las mañanas la señora Walker antes de que te despertaras procuraba hacer toda la casa, darle masajes y prepararle varias tazas de café, así que, el señor tampoco podía completar su tarea. En la gran guerra, cuando ambos cuerpos quedaron en el suelo, al parecer derruidos, hubo unas últimas palabras que no todos escucharon. Christian gritaba tu nombre y repetía que esto no acababa ahí. Pero Samantha te estaba advirtiendo de que, naturalmente, todo no había acabado. Sam te quería realmente, aunque tuvo que hacerte daño mucho tiempo.
- Nicholas. Gracias.
Alaska miró al suelo por minutos, intentando volver a respirar con calma y entonces volvió a mirar al director.
- ¿Y el colgante? Siento que hay cosas que no son así y otras que no sé.
- El colgante, Alaska, te quemaba en la casa porque era de tus padres. En ése colgante aún tienes algo que ver y quizá ahora sea el momento.
Alaska corrió a su habitación y miro el colgante detenidamente. Le volvió a quemar pero no había marca de ello en su piel como otras veces.
Unas letras irregulares en mayúsculas y muy marcadas aparecieron entonces.
"El Black que queda te ha ayudado más de lo que nosotros pudimos, de los que nos hubiera gustado."
Y tras unos minutos, se borraron, para hacer aparecer otras de nuevo, también con la misma caligrafía.
"Está más cerca de lo que crees y lo ha estado siempre aunque nunca lo supieras. Me alegro de que estés viva como ya sabíamos ambos."
Alaska, con lágrimas en los ojos viendo como se borraba y entonces aparecían las palabras "Te queremos, Alaska:
Helena y Jonh." Y ésas permanecieron ahí. No se borraron.
- Alaska, tus padres te querían mucho. ¿Tienes más preguntas?
- Creo que hoy no. Quiero asimilar esto.
- Es lo mejor que vas a hacer.
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AMNESIA
Fantasy"- Te vas a llamar Alaska, pero vas a seguir conservando tu apellido, que es Black. De momento no podemos decirte más, pequeña.-"