Por la mañana al salir, no había nadie.
Los señores Walker se habían ido pronto, seguramente para no hablar con Alaska y de nuevo no habían escrito ni una simple nota. Alaska tomó el desayuno y salió al jardín. Se quedó junto a la puerta, mirando todo aquello. Tampoco estaban ahí, como Alaska ya sospechaba, pero había salido para respirar. Para tomar aire fresco. En cierta forma lo necesitaba, pero por otro lado por más que inspiraba y expiraba no lograba llenar lo que quisiera que estuviera vacío. Se quedó ahí y se sentó en uno de los tres escalones de la entrada y siguió mirando sin ver hacia el jardín, los árboles y luego al suelo.
Pero en verdad siempre era a ninguna parte. No supo cuanto tiempo pasó hasta que escuchó unos pasos y automáticamente vislumbró en su cabeza una Samantha retorcida de frío y a un señor Christian Walker igual, pero de furia, centrando su vista en Alaska y acercándose rápidamente hacia ella.
Pero no, era Violet quien, entre saltos, se acercaba a Alaska, sonriente y con aire despreocupado.
- Oye Alaska, esta mañana estuve pensando, ¿no hemos tenido muchas vacaciones? Estamos en enero. Empezamos en octubre y al poco, vacaciones. Luego Navidad, vacaciones efectivamente y ahora un puente. Me parece... Confuso, extraño, diferente.
- Tal vez haya problemas y no quieran decir nada. Pero si, me había fijado.
- He estado pensando...
- Ayer vinieron Zuzu, Arwen y Ozloc.
-¿¡Qué!?
Alaska relató cada palabra de Zuzu y que, cuando parecía que iba a revelar algo importante, estos dos últimos, llegaron y se la llevaron, dejando a Alaska sola. Violet ahogó un grito cuándo ésta acabó de contarle todo.
De repente sin saber ambas se levantaron y empezaron a atravesar el jardín, sin hablar de dónde iban, era como conexión. Sin embargo iban divagando de porque pasó aquello o de qué tendría que decirle Zuzu de sus padres a Alaska y que no pudo.
Sin saber cómo estaban ya en la gran montaña, y fue entonces cuando ambas, haciendo los mismos gestos, pararon y se miraron.
- Alaska... ¿Cómo...?
- ¿Cuando...?
- Quizá...estábamos absortas con la conversación y no... Nos dimos cuenta de que... No lo sé Alaska. ¿Qué hacemos?
- ¿Qué quieres hacer?
Violet la miró intensamente durante unos segundos y después miró al suelo, pensativa y preocupada.
- Tal vez deberíamos ir... Si estamos aquí debe ser por algo Alaska.
Ésta asintió y mientras bajaban notaban como la montaña se hacía más y más eterna y el lado se alejaba de ambas.
- ¡¿Que demonios...esta...pasando?!
- No podéis ir.
La voz era conocida pero no se veía a nadie. Alaska sintió pavor y Violet retrocedió, agrrando a Alaska para que hiciera lo mismo. Ante ellas, apareció Ozloc, que se acercó a ellas en el momento en el que unas voces sin dueño gritaban el nombre de Alaska compulsivamente, cada vez más alto y voces diferentes pero todas graves y roncas. Alaska grito y cerró los ojos y al abrirlos vio que estaba en lo que parecía dentro de un árbol, pero éste era diferente a los demás, era esoacioso y grande. Alaska supuso que sería cosa de embrujos y encantamientos. Ozloc estaba sentado, con las manos juntas y cruzadas, mirando a Alaska como antes.
- ¿Cómo se te ocurre...venir aquí? ¡¿Ellos buscándote, nosotros protegiéndote y tu haces esto, vienes aquí cada vez que puedes tan tranquila?!
- Em....no hemos ido ahí porque sí.
Ozloc observó entonces a Violet, interesado por lo que tendría que contar.
- Bueno. Estábamos en la puerta de la casa de Alaska. Bueno...de los Walker. Entonces , hablando nos dimos cuenta que estábamos en lo alto de la montaña.
- Pero yo os encontré bajando por ella, así que habrían decidido ir...
- Eso es verdad Ozloc, pero pensábamos que sería por algo. Hemos venido sin enterarnos de que lo hacíamos. Cuando estábamos bajando la montaña parecía extenderse ante nosotras pero Violet seguía mirándome y asintiendo, el lado y la vieja casa...de mis padres se alejaban cuantos más pasos dábamos y...
- Alaska... Yo hice que la montaña pareciese más extensa, yo alejé , visualmente, el hueco de la casa Black para que no continuaran el camino. Os vi en las escaleras de tu casa. De repente vuestra conversación cesó, ambas mirabais al frente, sin pestañear. Entonces vi como avanzaban ambas por el jardín, como llegaron hasta aquí. Yo estaba detrás aunque no se me viera.
- ¿Y esas voces Ozloc? Siempre las oigo.... Siempre.
- Me alegra de que preguntes éso, esas voces son siempre un mal presagio, con ellas están los que tanto te buscan y después de tanto tiempo siguen haciendo. No son buenos.
Alaska iba a hablar, pero Violet dio dos pasos decididamente y clavó la vista en Ozloc:
- Cada vez que suenan...no se ven.
- Señorita Black - Ozloc volvió a dirigirse a Alaska, dando la espalda a Violet, que levantaba su ceja izquierda.
- Ozloc... Violet tiene...razón...
- Señorita Black. Las voces que escuchas, que tu amiga escucha y que hasta yo lo hago, lo que te busca desde siempre, son seres que no todos oyen, pero que nadie ve. Y el que los ha visto no ha vivido para contarlo Alaska.
- Mis padres...
- ¡No Alaska! Tus padres en el incendio. Sólo...te querían a ti.
Ozloc parecía ofendido y desesperado, se levantó de la silla de un pequeño salto y dio un golpe en la mesa.
Alaska lo miró fijamente pero al final asintió. Aunque había una parte, diminuta, de ella que la decía que era mentira.
- Cuanto menos vengas aquí, por ahora, mejor. Ahora te buscan Alaska, de noche y de día, no puedes arriesgarte.
- ¿Y si fuéramos contigo Ozloc?
El elfo-duende gruñó y desapareció entre un montón de humo. Cuando el humo se hubo disipado, donde antes estaba Ozloc, había una nota escrita en un pequeño, arrugado y descuidado trozo de pergamino:
" Esta noche debéis dormir aquí, por supuesto por vuestra propia seguridad. Vuestras familias y seres conocidos o cuidadores ya lo saben. Que sea bonita su estancia en el árbol mágico, hogar de Ozloc. Mañana por la mañana volveré a por ambas.
Ozloc, el elfo-duende. "
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AMNESIA
Fantasy"- Te vas a llamar Alaska, pero vas a seguir conservando tu apellido, que es Black. De momento no podemos decirte más, pequeña.-"