Al día siguiente no se escuchaba nada. Lo último que Alaska oyó fue el portazo, los gritos y los golpes. Intentó abrir la puerta varias veces esa noche. El estómago le sonaba de hambre y tenía la lengua seca, pero la puerta seguía sin abrirse. Gritó en varias ocasiones el nombre de los Walker pero no hubo respuesta. Y lo curioso es que los habituales ronquidos de Christian no sólo no inundaban la casa, si no que eran inexistentes.
Alaska estaba incómoda en ése cubículo y se removió inquieta toda la noche y el día entero siguiente.
No supo cuanto tiempo pasó hasta que se desmayó y dejó de oír hasta su propia respiración.Notó como si entrase dentro de una bañera de agua fría. Sentía como empapaba su piel, como penetraba hasta sus entrañas y abrió los ojos de golpe.
- ¡Zuzu! ¡Gracias, lo necesitaba!
- Nunca me fui señorita Black, vi todo lo ocurrido y estuve intentando aparecerme aquí, pero ultimamente me sale bastante mal...
- Zuzu, ¿hay alguien en casa?
- No lo hay. He estado sin querer en la cocina, en el comedor y en tu dormitorio. Además los señores no volvieron a entrar en la casa anoche Alaska.
- ¿En serio?... Pensaban..¿dejarme aquí, sola, sin agua, ni comida? ¿Cuánto, porque?
- Podías haber muerto Alaska.
- Pero llegaste tú a salvarme otra vez.
- El problema es que salgamos en el lugar correcto...
Zuzu cerró los ojos, esbozó una leve sonrisa y agarró la mano de Alaska.
En un abrir y cerrar de ojos estaban al otro lado de la puerta, en el pasillo.
- ¡Sabía que podías Zuzu!
Alaska abrazó a la elfina-duende y ésta radiante de felicidad le dio varios más.
- Gracias por salvarme otra vez, Zuzu.
- Es un placer.
Y desapareció. Alaska pensó que ojalá hubiese llegado a dónde quería y al imaginar que acababa de nuevo en la cocina de casa de los Walker, Alaska rió sonoramente.Una tarde llamaron a la puerta.
- Alaska, ¿porque no fuiste estas semanas a clase?
- ¿Semanas?
Miró el calendario que los señores Walker cambiaban a diario. Estaban en el día anterior al que encerraron a Alaska en el armario de limpieza.
Violet se fijó en el calendario también y le mostró a Alaska el día real. Habían pasado tres semanas del día que había en el calendario de la casa.
- ¿¡Pero!? No entiendo nada Violet... Encima de todo ahora también suspenderé.
- No. El director Nicholas ha dado la cara por ti con cada profesor. Dijo que te encuentras indispuesta.
- Pero es que yo no he hablado con él.
Ambas se miraron durante lo que parecieron horas, como queriendo entender todo mirando los ojos de la otra.
Violet se preparaba para irse cuando era la hora de cenar, antes de salir la dijo con los ojos entornados, que de nuevo había vacaciones aunque el director, que había hablado con ella la había dicho que había problemas, entonces se marchó y Alaska volvió a quedarse sola.Ésa noche, se sintió vigilada todo el tiempo, era como si a cada paso que diera, mil ojos fueran detrás, notaba a ratos que había más de un respiración en la casa y que por supuesto no era la de Alaska, era acompasada a su ritmo, pero más fuerte, más profunda.
Ozloc apareció cubierto de hollín y agitando las manos compulsivamente.
- Tienes que venir conmigo, señorita.
- Ozloc, ¿¡qué pasa!?
- Ha llegado el momento. Lleva el colgante.
Alaska y Ozloc aparecieron al poco en el bosque, la noche ya había caído y no veían ni sus zapatos. No se escuchaban ni sus pasos en el camino, ni la respiración entrecortada de Alaska.
- Ozloc...
- Tienes que confiar en mi. Si todo sale bien...
- Qué.
Ozloc sin embargo, no la volvió a mirar, ni a articular palabra tan siquiera, hasta que llegaron al lago y ya se vislumbraba el hueco de la vieja casa Black, entonces la miró y asintió como si Alaska pudiera leer su mente. El elfo-duende, se sentó en el hueco de la casa, justo al lado de donde se solía sentar Alaska siempre, la cuál se acercó y ocupó su puesto.
- ¿Y..?
- Cállate, Alaska. Confía en mi y ya.
Ozloc parecía bastante molesto lo que hizo que Alaska apartase la mirada y no volviese a hablar más.
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AMNESIA
Fantasy"- Te vas a llamar Alaska, pero vas a seguir conservando tu apellido, que es Black. De momento no podemos decirte más, pequeña.-"