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Los días siguientes Alaska intentó ponerse en contacto con Violet y la costó tanto que desistió. Cuando estaba tirada en la cama, leyendo las páginas del libro que el director la había regalado, el timbre sonó repetidas veces. Alaska sin saber porque, supo que era Violet y se pudo el abrigo para reunirse con ella.
Ya, en el bosque más cercano, donde una vez se refugió con Ozloc, ambas hablaban sobre las últimas novedades del día. Al parecer había un loco borracho que paseaba por los alrededores de la casa de los Young y cuando éstos se iban, destrozaba el jardín e intentaba entrar en la casa.
- ¿Qué hacéis aquí Alaska? Tenéis que marcharos cuanto podáis. De esta ciudad, del país...
- Zuzu...¿de dónde sales..?
- ¡¿De que hablas Zuzu?!
- Señorita Violet, salgo de cualquier lugar, y Alaska... Luego te lo explico. Están viniendo y son más. Venciste y ahora no se van a dejar vencer. Vete por favor. Ponte a salvo.
En efecto unas voces retumbaban.
Y Zuzu las agarró, llevándolas de nuevo, a su casa. Arwen no estaba.
- Alaska ahora vienen a por ti más que nunca. Violet, tendras que venir aquí con tú familia. Y tu, Alaska tendrás que venir aquí también.
- Pero y los señores Walker...
- ¡Alaska por una vez hazme caso a mi, haz caso al director! ¡Piensa en ti, salvate tú!
- A Sam he de sacarla de allí...
- Alaska, ellos no van a por ellos, nunca han ido a por ellos.
- También son mi familia...
- Alaska hazme caso.
Zuzu sollozaba y entonces Arwen entraba en escena.
- Alaska... Zuzu tiene razón. Quédate aquí. Y tú también Violet.
Arwen desapareció y cuando volvió lo hizo solo, y se dirigió solamente a Violet.
- Tus padres están en el árbol contiguo a éste. Todo saldrá bien.
Alaska y Violet se miraron, confundidas.
- Ven conmigo Violet, voy a llevarte con ellos.
Arwen y Violet desaparecieron y Alaska se miraba inquieta los pies, sin saber que hacer, Zuzu la miraba sonriente.
- Alaska, tú vas a venir conmigo.
Salieron del árbol y entraron en otro que también estaba junto al de Arwen y Zuzu. Dentro de él, estaba Nicholas, el director.
- ¿Qué está pasando aquí?
- Alaska, ni la escuela, ni la torre de ésta donde vivo, son seguras ya. Yo también he tenido que venir aquí, y cuidaré de ti ya que los señores Walker no están aquí.
- ¿Por qué no vinieron? ¿Por qué no van a por ellos si también son familia mía?
- No vienen porque como bien has dicho, a ellos no los buscan. Y el porque... Creo que estás cerca de entenderlo y de saberlo, Alaska. Más cerca de lo que crees y menos de lo que quieres...
- Entonces ahora vivimos aquí.
- Sólo será por un tiempo. Hasta wue todo ésto se acabe.
- Director... Sólo va a acabar cuando me atrape a mi, y al otro Black.
- Me temo que el otro Black está más que alejado de toda esta situación y que si sigue con vida es porque lo está haciendo todo muy bien.
- ¿Tú sabes quien es, Nicholas?
- En absoluto. Ni tan siquiera me lo imagino. Por lo que he investigado, no queda nadie...
- Pero sí quedamos dos.
- Sí, Alaska.

Los días en el árbol junto al director, eran agradables y maravillosos. Se sentía como en casa por fin. El director la ayudaba en todo lo que podía, le contaba historias que había vivido y la enseñaba sobre todo lo que sabía.
- Bueno Alaska, te he enseñado mucho pero creo que también estaría bien que por fin, te enseñase algo de Harry Potter.
Aquí no tengo los libros...por desgracia. Pero te diré que hay cuatro casas con cuatro fundadores, con varias características y animales que los representan. Y tu tienes tanto de serpiente como de león.
El director la guiñó el ojo y continuó:
- Yo siempre tuve parte león y águila. En cuanto pueda leerte cada libro entenderás todo esto. Es un mundo fascinante Alaska...
Nicholas le habló sobre algunos animales fantásticos y personajes que aparecían en la saga y Alaska realmente quedó maravillada.
Esa noche durmió pensando en esos personajes y feliz de estar allí con el director, que hacía que todo fuese más fácil, haciéndola aprender y sentirse como en casa.

Unos ruidos fuertes que, cuando Alaska despertó del todo, le parecieron bombas, inundaban todo el bosque,hacían retumbar el suelo y a todo lo que había.
- Corre Alaska.
El director y Alaska salieron del árbol con ayuda de Zuzu que había entrado a por ellos. Parte del campo estaba en llamas y Arwen peleaba contra el fuego que se extendía más y más.
Las voces se juntaron alrededor de Alaska y ésta, con su varita ya en mano, lanzando hechizos como hizo la otra vez. Las voces se crecían y ella se sentía pequeña por momentos, sobretodo cuando las voces gritaban tanto en sus oídos, que se repetían en su cabeza.
Alaska gritaba mientras lanzaba más embrujos a todas partes, nk miraba nada, solo escuchaba como las voces no cesaban y comprobaba que cuantas menos tenía que haber, más había.
Giró en si misma mientras apuntaba de diferentes posiciones y con diferentes efectos maleficios y más embrujos.
Entonces las voces iban disipandose y fue cuando vio a los demás. violet no había salido y sus padres tampoco. Zuzu peleaba contra ellos aunque solamente se la veía a ella contra la nada. Al director se le veía lanzando con una gran varita a todas partes, con los ojos entrecerrados y la mirada fija, como si él si los pudiera ver. Arwen por su parte,seguía intentando apagar otro fuego que había aparecido en otra parte del bosque y en el cielo, se veía brillar el gran árbol viejo. Alaska recordó a sus padres y sigo apuntando con la varita, cada vez más segura, potente y fuerte. Las voces ya no estaban. Zuzu ahora ayudaba con el fuego, y Alaska intentaba recomponerse y recobrar la respiración.
- ¡Alaska! ¿Estás bien?
- Nicholas..sí. ¿Usted?
- Estoy entero.
El director se veía más mayor en esos momentos, aunque sabía que debía tener setenta y cinco, aunque aparentaba cuarenta. Pero estaba apoyando las manos en las rodillas, jadeando y suspirando, buscando más aire.
- De nuevo, impecable Alaska.
- Director... ¿Y Violet?
- Se han enterado de que pasaba pero no saben nada, no han visto esta pequeña batalla. Están a salvo en el árbol. Ve a verla si quieres.

Alaska le relató, nerviosa, con la voz seca y entrecortada lo que había presenciado y vivido hace menos de un minuto allí fuera, en el bosque. Violet se quedó sin habla de nuevo y su cara se llenó de lágrimas entonces. Alaska la abrazó, sabiendo que ella no tenía que estar aquí viviendo esto, que su familia tampoco tenía que estar aquí, arrastrada en todo eso.
Alaska entonces también lloró y entre susurros le pedía perdón a Violet.

Los primeros días de vivir en el árbol, a Alaska le parecía una genial idea, sin embargo eso de estar escondiéndose y temiendo que volvieran en cualquier momento, empezó a estresar a Alaska, que extrañaba pasear por el lago o simplemente respirar aire fresco.
- Ozloc, ¿has visto a Nicholas?
Le dijo Alaska al elfo-duende una mañana.
- No lo sé... Bueno. Ha ido a arreglar unos asuntos. Estará bien.
- ¿Cómo le dejas ir? ¡Estamos todos en peligro Ozloc!
- Lo sé. Yo no dejaría al señor salir si no supiera que va a volver bien. El señor me ayudó mucho cuando yo...me quedé sin familia. El mismo día que las voces se los llevaron, el señor apareció, me cuidó y crió y cuando tuve cierta edad yo mismo decidí que yo debía cuidar de él porque yo le debía mucho.
- Ahora entiendo ciertas cosas... ¡Gracias Ozloc!
Alaska salió corriendo al árbol donde vivía con el y siguió leyendo otro rato.
- Alaska, ¡Ozloc y Arwen se van! Dicen que es importante que tiene que ver con Nicholas pero...no dicen nada.
- Zuzu tranquila qué pasa... ¿Cómo que...Nicholas?
- ¡Se han ido Alaska!
Alaska agarró a Zuzu y salieron del árbol entonces antes de correr la dijo:
- ¡Escondete Zuzu!
- ¡Ni en sueños! Yo voy contigo.
Corrieron por el prado junto al lago, por la montaña y por el camino de piedras por la zona del río y Alaska corrió por las calles del oueblo con Zuzu detrás.
Cuando llegaron a la escuela, ésta estaba cerrada y cuando Zuzu intentó entrar con Alaska , no se podía.
- ¡No puede ser!
- Tenemos que volver Alaska.
- Pero antes encontrar al director.
- No Alaska, ¡no está aquí!
- ¡Tú que sabrás!
- Es lógico Alaska, no está...
La elfina agarró a Alaska justo cuando las voces ya llenaban el lugar.

- El director Zuzu, el director...
Alaska sollozaba sobre Zuzu, en el árbol de nuevo.
- ¡Ozloc! Alaska está preocupada por el director Nicholas.
- Pensamos que estaba secuestrado. Pero el estaba bien. Alaska, toma ésto.
Le dió una carpeta blanca con papeles unidos por grapas. Alaska asintió a Ozloc mirando fijamente la carpeta que entonces sostenía en las manos.
Ozloc y Zuzu desaparecieron y Alaska se quedó ahí sola, seguía sin poder apartar la vista, y es que había un pequeño escrito en medio. "ADN."
Alaska dio mas suspiros que el día del cobertizo, sus manos y cuerpo empezaron a temblar y un calor frío le recorrió por dentro.
Volvió a mirar la carpeta y con dificultad debido a su sudor y temblor, quitó la goma y sacó los papeles.

AMNESIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora