Capitulo 34: hudson.

66 7 11
                                    


Malia

Estaba en la sala de enfermeras, estaba tomando mi descanso, decidí usar este tiempo para leer un poco y hacer algunos apuntes extra sobre medicina, la verdad uno de mis sueños es llegar a ser una gran traumatóloga. La puerta se abrió dejándome ver un ramo de flores rojas, sonrei porque ya sabía quién era.

— entrega especial.

Me acerque a el y tome las flores, deje un beso sobre sus labios mientras mi sonrisa se ensanchaba. Mire sus ojos algo nerviosa, llevamos un tiempo juntos, pero eso no quita los nervios que me dan al verlo.

— Elay, están preciosas cariño. Gracias. —las dejé sobre una de las mesas.

— Que bueno que te gusten. —puso sus manos al rededor de mi cintura  acercándome a él.

Me puse más nerviosa, había una regla muy clara en el hospital y los internos no podían relacionarse emocionalmente con los superiores. En este caso al elay ya ser un traumatólogo titularizado y yo una enfermera pasante, rompíamos esa regla al cien por ciento.

— Tranquila, me encargué de revisar bien antes de venir aquí, nadie me vio. —después de decir eso, unió sus labios a los míos en un beso suave, su boca jugaba levemente con la mía.

El beso incrementó su velocidad, se empezó a sentir la atmósfera tensa, esa tensión clara de la presencia de oxitocina en el cuerpo. Sus manos bajaron hasta mi trasero y lo apretaron levemente, di un pequeño salto enredando mis piernas a su cintura mientras me aferraba más a él.

Estaba perdiendo por completo la cordura. En el momento en el que entre en razón se lo hice saber rompiendo el beso.

— l-lo siento. —tartamudee mientras desviaba la mirada.

El simplemente sonrió transmitiéndome calma, luego beso mi frente mientras me bajaba con cuidado. Me abrazo dejando su cabeza sobre la mía.

— tranquila bonita. —sonrei algo apenada.

Siempre termino poniendo un alto a esto, pero hoy si tenía una razón clara y esta era que estábamos en nuestra área de trabajo.

La puerta se abrió estruendosamente haciendo que nos separáramos. Mire la puerta sorprendida.

— Hudson tenemos un problema. —Ivan me miraba preocupado.

— ¿hudson? —preguntó elay confundido.

Respire hondo para lo que sea que fuera a decir Ivan, tenía algo de miedo, como hubiera pasado algo, todo se habría acabado.

— Las aves están en el nidal.

— ¿Que? —pregunte confundida.

— las aves están en el nidal. —repitió.

Mire a elay que tenía la misma expresión de confusión que yo, no entendía nada hasta que calcule todo.

— ah, Eva y Elias están en las vegas. —respondió elay sonriente.

Si, elay, Ivan y yo planeamos junto con la mente maestra elias, un pequeño escape a las vegas para ella y el, para que eva se dé cuenta de lo que siente y para que elias también lo acepte y deje de jugar con su mente.

La pregunta es, ¿cómo nos enteramos del conflicto interno de esos dos? Sencillo, somos sus amigos y los conocemos. Bueno, Ivan fue el primero en darse cuenta y de una manera u otra los trata de juntar.

— Ajá, ¿hay algo de malo? —mi preocupación apareció de nuevo.

— La muerte de eva está cerca.

MDT: Mi querido entrometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora