Capitulo 4: Bunny

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Eva



Estaba en el auto mientras oía como si fuera una tortura los regaños de aquel hombre, estaba harta de escucharlo hablar como si fuera una niña pequeña y el tuviera el deber de reprocharme. De vez en cuando lo miraba de reojo, pero era una pérdida de tiempo responderle o mejor dicho interrumpirlo. Ya sabía lo que me esperaba al llegar a casa y cruzar la puerta.

- ¿Escuchaste? -me pregunto muy enojado, su voz grave y fría que haría erizar la piel de cualquier persona no tenía efecto en mí.

-No adrien. No escuche tu sermón de media hora convertido en enciclopedia. -respondí mirando por la ventana.

-Aléjate del chico rubio teñido ese. no vinimos a hacer amigos, ni amores-dijo este con cierto tono de celos en la voz, le miro con una ceja enarcada.

Ese rubio entrometido que arriesgo su vida sin siquiera conocerme, sin saber quién era yo y sin objetar, se lanzó a defenderme, recordé como empezó a pegarle al tipo en su frenesí de ira para evitar que me dañaran más.

Su pelo rubio algo largo o mejor dicho largo, de ojos azules casi grises con una forma furtiva, como si siempre estuvieran al asecho, ese tono tan exótico que atraparía a cualquiera en su mirada, alto con unas facciones duras, pero a la vez y extrañamente suaves, su mandíbula marcada, una nariz que ella no sabía explicar, bueno soy muy mala tratando de explicar formas de narices así que solo la definiría como bonita, su cuerpo era ¿cómo explicarlo? simplemente lo había visto dos veces y aun así puedo asegurar que debajo de esa ropa había un cuerpo es bastante atlético y bien ejercitado.

- ¿Bunny me estas escuchando? - hablo adrien sacándome de mi mundo.

-Eva. -dije seria-ya no me llames así entiendes adrien. -exclame ya cansada de él.

El auto se detuvo de golpe haciendo que me moviera bruscamente.

- ¿Qué te pasa estás loco? - pregunte alterada sosteniendo mi abdomen haciendo presión en su herida-maldición, empeoro.

-Por favor Eva no digas eso.

Las palabras de adrien solo hicieron hervir más mi sangre, le di una mirada fría y llena de disgusto.

-sigue conduciendo y cállate adrien. -antes de que pudiera decir algo lo interrumpí, levanto su mano llena de sangre mostrándosela a adrien.- ¿no crees que ya me has lastimado suficiente?

Mire mi camiseta que antes era de color blanco, pero ahora estaba de un color rojizo.

-mejor llévame a casa ahora, esto está empeorando malia debe volver a ponerme los puntos estoy perdiendo demasiada sangre. - le ordene cansada

Adrien hizo caso y volvió a conducir, pero esta vez de manera Una manera más lenta y segura para no causarme más daño.

-solo empeoro las cosas. - lo escuché susurrar, pero decidí ignorarlo.

Se muy bien que adrien en su espalda llevaba una roca invisible nombrada por el cómo el peso de mi culpa.

Mantuve la mirada fija en la carretera. Estaba aguantando el dolor, me sentía mareada por la pérdida de sangre, así que decidí cerrar los ojos para descansar por unos segundos o eso espero.

MDT: Mi querido entrometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora