Capítulo 28: berrinche

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Elias

La puse contra la pared de golpe haciendo que un jadeo se escapara de sus labios.

— Tenía algo planeado para más tarde, pero mi paciencia se agotó.

Empecé a besar su cuello de manera lenta y torturosa, dejando una que otra marca notoria. Quería hacerla rogar, pero ahora mismo mi humor no era el mejor.

La baje un poco para que su entrepierna rozara con la mía, el pequeño vestido playero que llevaba solo facilitaba este momento.

— Dios... —susurro cuando rozamos.

Me gustaba el control que tenía en ella. No voy a negar lo satisfactorio que era esto.

—puedo ser tu Dios si así lo deseas. —susurre con voz ronca en su oído —pero ahora mismo seré el diablo.

La tire en la cama. Me quite la camiseta, acto reflejo ella acaricio mi abdomen, sus ojos escanearon detenidamente esa área. Tome el escote de su vestido y lo rompí haciéndola lanzar un jadeo de la sorpresa. El vestido era de libre uso sin necesidad de sostén, cosa que me iba de maravilla.

La euforia que nos rodeaba era demasiada. Sonrei al verla, sus ojos expresaban todo el deseo y la desesperación que sentía. Las ganas que tenia de mi, eran tantas como las que yo tengo de ella.

— ¿disfrutando la vista?

— Mas de lo que crees.

La tome del cuello y la aprete un poco, ella puso sus manos sobre la mía. Lleve mi otra mano a sus bragas y las hice a un lado, con uno de mis dedos surqué entre sus pliegues, los cuales estaban bastante húmedos.

— Vaya, ¿ya estás tan mojada? —sonrei de lado y introduci dos de mis dedos en ella de golpe.

— Ahg! —un gemido salió de sus labios. — eres un...

No pudo terminar de hablar, mis labios impactaron los suyos y mis dedos empezaron a moverse. Con mi pulgar hice círculos en su clitoris, estimulando más su zona v.

— E-elias —jadeo sobre mis labios.

— haz silencio hermosa. Aún no te haré gritar.

Me deshice de su braga, baje mi cabeza a su amiga y pase mi lengua por sus pliegues haciéndola estremecer. Acto reflejo ella enredo sus dedos en mi pelo y abrió más sus piernas para mi. volví a meter mis dedos en ella con más intensidad sin detener mis lamidas.

Mi lengua viajaba por su intimidad de manera feroz y hambrienta, su sabor era exquisito al paladar. Sus gemidos se empezaron a hacer más continuos y fuertes, Sentí como su cuerpo empezó a temblar, como se empezaba a rendir. Me detuve y saqué mis dedos de ella.

— Elias! —se quejó.

— shh. —le ordene.

Me baje los pantalones junto con los bóxers. Ella tragó saliva nerviosa, al parecer no se lo esperaba. Me puse sobre ella y le sonreí.

— ¿estás asustada bonita?

— m-muy excitada. —susurro mirándome a los ojos.

Me reí y posicione mi miembro en su entrada, no dure mucho quieto y entre de una estocada profunda en en ella. Un gemido salió de sus labios con tanta intensidad como un grito.

Empecé a dar embestidas fuertes y continuas, haciendo su cuerpo moverse a la par de manera brusca. Sus manos se sostuvieron de mis hombros y sus uñas se enterraron allí.

— ¡elias! ¡Oh Dios! — cada vez eran más intensos tus gritos.

Los celos que sentí, se convirtieron en ira y la ira se convirtió en deseo. Deseo de hacerla mía Justo cómo lo estoy haciendo ahora.

MDT: Mi querido entrometidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora