Eva
Se escuchaba el retumbar de nuestros corazones, eran palpitaciones a ritmo, como si los cuatro corazones en este lugar se volvían uno. Cada vez más fuerte, un suspiro salió de mis labios al mismo tiempo que el ascensor se abría por completo marcando el inicio.
Disparos fue el primer sonido que nos recibió, directo hacia nosotros, sentí la mano de acuario empujarme contra la pared de la esquina colocándome a salvo de las balas, la mire de reojo y ella se mantenía seria, pero aún no me soltaba.
Aries en cambio ya estaba disparando y Elias no tardó en imitarlo resguardándose en el otro punto ciego del elevador.
Los disparos cesaron.
— Ahora! —grite sin pensarlo y salí corriendo derribando a un tipo que estaba al frente.
Detrás de mi venia Elías cubriéndome, lo pude apreciar por el rabillo de mi ojo, sin importar nada estaba cubriéndome, cuidándome.
Salte sobre otro de los hombres y lo tire al suelo torciendo su brazo, debían ser algunos diez o más, pero ahora mismo no tenía tiempo para pensar en el número.
Uno de ellos se acercó a mi con una navaja en mano, antes de que se acercara un disparo en el pecho le dio el golpe de gracia, mire a Elias el cual se mantenía serio y frío, yo por mi parte tome la navaja que el cadaver tenía y me lance sobre otro clavándoselo en el cuello acabando con su vida.
Mi mirada se fijó en uno, ese hombre, ese hombre estaba en el lugar donde los chicos estuvimos encerrados, el debe saber algo sobre nuestros padres, corrí hasta él y empecé a lanzarle golpes al azar, mi mente se había cegado, él debía saber algo, él debía saberlo, por un momento olvide el hecho de que teníamos la memoria con sus ubicaciones, actuando de manera impulsiva.
— Donde están?! —le grite en un frenesí de ira; por culpa de mi inestabilidad me lleve un buen golpe en el pómulo derecho.
— ¿De que hablas? ¿Quien eres? —un extraño acento salió de su rasposa voz y eso solo me hizo confirmar lo obvio.
— ¿No sabes quien soy? —pregunte sonriente. — soy la persona que acabará con tus años nuevos.
Dicho esto me abalancé sobre el lo derribé en el piso y empecé a clavar la navaja repetidas veces en su pecho, su sangre bañaba mis manos, bañaba mi ropa, cubría en pequeñas gotas mi rostro. Por último deje la navaja en su pecho.
— Yo si recuerdo bien cómo nos trataste.
Y esto fue suficiente para que todo sentimiento reprimido escapara, toda falsa felicidad, toda falsa sonrisa, todo, toda esta mierda que llevo dentro salió de un solo golpe.
¿Miedo? Miedo es lo que menos tengo ahora. ¿Matar? ¿Que peso tiene matar si ya viví un infierno? Si ya me di cuenta que para vivir a veces uno tiene que ensuciarse las manos y romper los mandamientos de la vida, triste, pero es la ley, nunca se cumplen las reglas por más que uno quiera.
Cuando todos estaban ya en el piso, mi mirada fue a la de Elias, el cual miraba uno de los cuerpos, este se movió un poco causando que Elias le disparara una vez más acabando con su sufrimiento. Mi mirada viajo a acuario, su frente estaba en alto, su sonrisa estaba radiante, había conseguido lo que quería ver. Aries por su parte se veía preocupado, cosa que me sorprendió, por lo poco que conozco de él no es un hombre amigable o eso parece.
Acuario camino hasta mi y me ofreció un pañuelo, lo tome y limpie mi rostro, se lo devolví sin apartar sus ojos de los míos, como si acabáramos de hacer un pacto, uno el cual estoy de acuerdo.
Se hace de todo por el podré, incluso perder nuestro propio ser.
— ¡Eva! —El gritó de Axel resonó por el pasillo.
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MDT: Mi querido entrometido
Teen FictionLa confianza es un arma de doble filo, la curiosidad igual. Elias ya paso por mucho, vivió cosas que no le desearia a nadie al igual que eva, pero ya sabemos como va esto. El entrometido de Elias tratando de ser un héroe en la vida de Eva, se convir...