Capítulo 18 - Las motos y la lluvia no se llevan bien

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-Tú no crees eso ¿verdad? - le pregunté juntando mis manos sobre mis rodillas, entrelazando los dedos entre sí. Y es que si no hubiera estado la pared de por medio, hubiera caído de espaldas y habría terminado en el piso por lo que mi abuela me acaba de contar. ¿Pauly enserio podía ser tan descarada como para insinuar que no habíamos tenido ningún "accidente", y que nos quedamos en medio de la carretera por gusto propio? En otras palabras, Pauly había dicho algo como "Lo de la llanta fue solo una excusa, querían pasar la noche juntos en un Hotel". Lo siento, yo no soy así de fácil, menos con Max, el cual parece notarme como una buena amiga, sin absolutamente ni una pizca de romanticismo. No lo culpo, si yo fuera él, tampoco me fijaría en mi.

- Ay, Ely. – suspiró mi abuela, mirando con cariño, casi burlándose de mí. Ella no podía creer las acusaciones de Pauly, porque entonces perdería la confianza en mí, ¿No? Me perdería la confianza por un suceso que ni siquiera había ocurrido, ni en los más lejanos sueños. Creería que la había engañado y que esa "amabilidad" de ofrecernos para ir a Conelly a comprar lo necesario para la florería era tan solo parte de nuestra conveniencia, cosa que era un rotundo No. 

- ¿Ay Ely? – pregunté imitando su tono de voz, y ella me miró con arrepentimiento. Entonces simplemente lo sospeché... ella creía que era verdad. - ¡No abuela! ¡No fue por eso! ¡No existe nada entre Max y yo!

- Ya, mi niña, no te alteres. – mi abuela se acercó a mi revoloteando sus manos, y me dio dos leves palmadas en la mejilla. – mira, no es que lo crea o no. Es que tú ya eres mayor, y tu nivel de madurez es superior al de muchas muchachas de tu edad. – sonrió, y suspiró. – puedo decir que eres más madura que Pauly, o hasta Ronny, y eso que ella ya es varios años mayor que tu. – ella tenía razón... yo dejé mis muñecas a los nueve años, y Ronny hasta los Doce. ¿Tres años de Madurez? Eso nos ponía en un nivel de edad bastante igual si nos poníamos a restar y sumar los años que le ganaba en cosas tontas como esa. Bueno, eso realmente no sirve de referencia. ¿Estoy loca? ¿Por qué comparo esto con muñecas? Ya, basta Ely. Respira.

- Sea como sea, no fue eso.

- Y no me importaría si lo hubiera sido. – fruncí el ceño. ¿Acababa de decir que le daba igual si había sido esa la razón o no? ¿¡Qué clase de abuela tengo!? – Max es un buen chico, y me agrada mucho. Me haría muy feliz que estuvieras con él, es noble, trabajador y sabe respetar. – sonrió cálidamente, mientras que sus pequeños ojos brillaban incandescentes. – si tu mamá estuviera aquí, ella te diría lo mismo. – me sostuvo con sus manos las mías, mostrándome su cariño. – Por supuesto, toma las decisiones correctas Ely. Sé que eres capaz de hacerlo, siempre lo has hecho. Si "una noche" fue la razón de su quedada en la carretera, entonces sé que fue porque tú lo quisiste, y porque analizaste la situación, siempre lo haces. Y si fue de hecho por una llanta ponchada, entonces también lo encuentro bien. – echó oxigeno por la boca, mientras que giraba su rostro hacia el horno. – Hoy cenaremos Pollo a la naranja, con ciruelas. – sonrió de oreja a oreja, marcando sus infinitas arrugas a los bordes de sus labios. – vienen casi todos. Incluyendo a Pauly. – inconscientemente rodeé los ojos. No quería tener que verla y sonreír... y en cierto modo, también tenía asuntos pendientes con Isabella, ¿Mandarle la foto de Max a Ronny? 

- ¿Paulette? ¿La misma tonta Paulette que le ponía relleno al bra? – La cara de Ronny mostraba total sorpresa.

- ¡Sí! – dije despavorida, queriéndole dar un golpe a alguna almohada. Pero no podía, tenía que tranquilizar mis nervios para la cena, al menos hasta que todos se vallan y poder gritar a gusto. Odiaba que la gente mintiera, y Paulette había hecho algo bastante similar al ponernos a mí y a Max en un plano que era para nada favorecedor. - ¿No te parece una inmadurez?

- Totalmente – respondió asintiendo con la cabeza, mientras que tomaba otra cereza del frasco y se la metía a la boca, jalando del pedúnculo de ésta misma. – Pero, ¿esto significa que tu y ese tal Max no son nada? – asentí lenta y repetidas veces la cabeza. – El está bastante guapo. La verdad, harían bonita pareja.

- Concéntrate, Renata. – hablé por su nombre real. Casi nunca lo hacía, tan solo en ocasiones en las que me desesperaba o me enojaba con ella. O en las que le pedía que se concentrara, como éste era claro ejemplo. - ¿Tengo que decirle algo a Paulette?

- ¿Algo como qué?

- Algo como, "Deja de inventar cosas, Idiota."

- ¡Estás Loca! – gritó moviendo la pantalla de su laptop, y me la imaginé haciendo lo mismo con mi cabeza. – Claro que No, Elizabeth. No hagas absolutamente nada.

- ¡¿Entonces qué!? ¡¿La dejo así como Así?!

- ¡Sí!

- ¡¿Por qué?!

- ¡Porque a ella le molestará verte como si nada! – me quedé callada. – Mira, tu sonríe, intenta sonreír un poco más de lo que tu fúnebre humor te lo permite. – le hice mala cara, y ella soltó una carcajada. – Sabes que es verdad. Bueno, sonríe mucho, pásatela bien y diviértete, ríete de las ridiculeces de los demás, y a Pauly le terminará molestando el ver que, aparte de que te quedaste con Max sola en un Hotel y que dormiste a su lado, Estas como si nada y con la felicidad por todos los poros. – alcé una ceja. Eso, no sonaba para nada mal... - y bueno, ¿Dices que Max es tu amigo? Siéntate junto a él, y ríete mucho a su lado. Eso, la volverá loca. – y esta vez, sonreí de oreja a oreja. ¿Sonaba cruel? Al final del día Pauly quería a Max, aunque mas bien no lo quería, lo deseaba, y de un desear no muy... amistoso. El caso es que, yo sería cruel, ya que le demostraría que realmente la que tiene más oportunidades con él, soy yo. Aunque, ¿Para qué quiero oportunidades?

En ese momento me di cuenta de que estaba confundiendo las cosas. Para empezar, no podía sentir nada por Max. Absolutamente nada, ni cosquilleos, ni nervios ni emoción, ¿Por qué? Porque todo sería en vano. Yo regresaría a Boston en un par de meses, y antes de que eso ocurriese, él estaría de vuelta a su vida loca sobre su moto, viajando de costa a costa y deteniéndose solo para conseguir gasolina, comer, dormir y asearse. Así era, según él, su vida desde que salió de casa de sus padres...

Habíamos tenido oportunidad de hablar un poco mas durante el viaje de una hora a regreso a Nove desde el hotel y la gasolinera. Pero esta vez, el no preguntaba, yo lo hacía... claro, por petición suya. Me contó que tuvo unos problemas fuertes con sus padres, y que eso se entrelazó directamente con su asunto con Alice y su extraña desaparición. Así que sin más, tomó la vieja moto que el mismo había arreglado en el verano como pasatiempo, y se encaminó con una mochila ligera con poca ropa, a andar por todos Lados. Y entonces, decidió conocer Italia, alejarse del Reino unido, donde definitivamente no podía andar mucho, ya que el clima no le favorecía. ¿Lluvia todos los días para un motociclista? Eso no era agradable, o al menos eso fue lo que me mostró su rostro al decir "La lluvia y las Motos no son mejores Amigas". Tomó un avión directo hacia Venecia, y mandó su moto por servicio de carga. Estuvo dos noches en Venecia gracias a un retraso en la paquetería, y al final se subió otra vez a ella y comenzó a disfrutar de su compañía con el viento.

Para ese momento yo tenía cada vez más preguntas, pero una estaba más latente que cualquiera: ¿En qué trabajaba? Y no, no era una pregunta al azar, era que había viajado mucho, estado en hoteles, y más aparte la comida y las reparaciones que le tenía qué hacer a la moto, ¿Dónde lo conseguía? No creía que sus padres se lo dieran, ya que cuando tocó el tema de la reacción de su familia al irse en su moto, no pareció haber mencionado nada sobre que les agradaba la idea, al contrario, había hecho cara de tristeza cuando contó que discutió con su padre sobre eso. Entonces, ¿Cómo lo conseguía? En eso me contó que había estado trabajando en la pasión de sus padres que termino convirtiéndose en la suya, manejar autos velocidades nada seguras para ningún ser humano, o sea piloto de Formula 1. Su padre había sito también piloto de formula 1 en sus años de joven y su madre sorprendentemente también fue piloto de karting por lo que desde muy pequeño empezó en karting y fue subiendo de categorías hasta llegar a la fabulosa F1 así que tenia el dinero suficiente para viajar sin problemas, y también tenía dinero en una cuenta de ahorros en el banco, por lo que el dinero era una de sus menores preocupaciones.

- Ely... Relajate, y disfruta. – dijo Ronny a través de la pantalla, por medio de Skype. – y me saludas a todos con un fuerte abrazo y un gran beso. – sonrió, para después colgar la llamada. No la culpaba, allá era considerablemente más tarde.

Me acomodé en la cama, sentándome, en lo que escuchaba el grito desmedido de Brandon, uno de mis primos menores de siete años. Entonces, supe que era la hora a enfrentarme con todos, regalarles muchas sonrisas, y matar a Pauly con Amabilidad... al final, mi abuela no podía estar contra eso, ¿No?

Una escritora sin amor - (Max Verstappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora