Capitulo 56 - Gale & Pauly

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En mi cabeza, pasaban las imágenes de aquel día casi como una película.

Estaba tan, tan confundida.

Tenía que asentar mis pensamientos. En primer lugar, estaba la historia del pasado de Max, el por qué decidió viajar en moto de un día para otro, el por qué lo último que deseaba era volver a Bélgica. Al principio recordaba ver a Max como un irresponsable que no le importaba la vida y que huía de las responsabilidades; ahora sé que es totalmente lo contrario. Max... Un nudo en la garganta se me formaba de solo pensar en eso. Él era más fuerte, y más débil de lo que alguna vez hubiera imaginado. Él prefirió dejar los problemas a un lado, y seguir a buscar su camino.

Y yo lo encontré.

Me recosté boca arriba en la cama, mirando hacia el techo. Mi cabello seguía húmedo después del baño, así que lo extendí sobre la parte posterior de la almohada.

¿El destino existe? Maldita pregunta de mierda. Mordí mi labio y presioné mis manos sobre los ojos. Aun recordaba las palabras de mi papá sobre eso: "El destino es la combinación de lo que está destinado a ocurrir, y lo que tú haces para que ocurra. Uno va de la mano con el destino para forjar su camino."

Miré de reojo la puerta, y después volví al techo.

Siempre había pensado que lo que había hecho mi papá no tenía perdón, y que era lo peor que podría hacer un padre, pero después del relato de Max, de contarme como es que se había enterado de que su papá salía con una 'niña' de 18 años y engañaba a su madre, ya no sabía que era peor. ¿Hubiera yo podido haber soportado un engaño? Mi madre no, ella lo hubiera corrido de la casa en primera estancia. Hubiera sido un engaño más un adiós... Qué complicado era todo eso.

Tenía tantos pensamientos, saltaba de uno a otro sin tener en mi lugar orden ni nada. Preferí cerrar los ojos y dormir.

- ¡Vámonos a la finca! - gritó Victoria al colgar el teléfono. - Max llamó, dijo que nos preparáramos para un sábado en familia. - Sonrió de oreja a oreja. Yo chasqueé la lengua.

No quería preguntar, pero... Pero algo dentro de mí necesita saberlo. ¿Exactamente qué familia estaría en la finca todo el día?

Corrí hacia mi habitación - bueno, la de huéspedes - dispuesta a cambiarme.

Por suerte ya había tenido experiencia en la finca; sé que ese no es un lugar de tacones altos o faldas.

Busqué en mi maleta unos pescadores, una blusa sencilla de color verde, y un tenis converse de botín, totalmente negros.

Cuando salí de la habitación, descubrí a Victoria vestida con un short de mezclilla, unos tenis azules y una blusa blanca. Sí, ese no era un lugar para tacones y faldas.

- Max vendrá por nosotras. - dijo ella sonriente, sentándose indiferente en la barra de la cocina. Yo me senté en un sofá de la casa. - ¿Cómo te fue anoche? No he tenido ni tiempo para preguntarte. - Tragué gordo, y puse mis ojos en blanco.

¿Exactamente hasta qué punto debía de hablar? ¿Cuánto es lo que querrá saber Victoria? ¿Podría llegar a herirla? Entonces recordé las palabras de Max respecto a ella: "Victoria salió lastimada también, todos lo hicimos. Pero mi papá se las arregló para chantajearla muy fácil; el no puso objeción en su relación con Bruno, aun después de que había abandonado una relación millonaria. Victoria, pues, se podría decir que puso en fila sus necesidades y no pudo negarse ante eso". ¿Eso qué significaba? ¿Qué no le dolía? ¿Qué le dolía pero lo tenía que disimular por Bruno? Mierda.

- Fue bueno. - me alcé de hombros, quitándole interés a la noche (la noche más intrigante desde que estaba en Londres)

Victoria alzó una ceja inquisitivamente.

Una escritora sin amor - (Max Verstappen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora