Desde mi ventana podía ver el mar chocando con la costa. Los rayos amarillos del sol que usualmente le daban vida y color al pueblo de Nove no estaban, simplemente se mantenía con una iluminación regular. Parecía un día gris, uno en el que en cualquier momento empezaría a llover.
— Eso quiere decir que...
— Creo que en definitiva, ya no quiere volver conmigo.
Me alejé de la ventana del cuarto, y caminé hasta el borde de la cama. Me senté con los codos sobre mis piernas, sosteniendo el teléfono con la mano izquierda y metiendo mi mano derecha entre mi cabello.
¿Qué esperanza quedaba? ¿Qué ella no había visto todo lo que había hecho? Había decidido mandar a la mierda todo con Alice, por ella. Había volado en la primera salida hacia Italia, por ella. Alice ni siquiera había estado embarazada, no había nada que temer, y ¿aún así parecía que no le importaba?
Daniel se mantuvo mudo al otro lado de la linea, así como mis esperanzas calladas dentro de mi cabeza.
Había sido un iluso; ¿qué esperaba? ¿Que Ely simplemente se hubiera colgado de mi cuello y me hubiera besado? En parte así era, tenía el deseo de que no resultara tan complicado el regreso, pero conociendo a Ely, me iba a costar un poco más de lo planeado. Así era ella: una mujer complicada, extraña y hasta excéntrica. Y no sabía cómo le había hecho para conquistarme totalmente.
— Amigo, ¿realmente la quieres? —preguntó— me refiero a, ¿hasta que nivel? ¿La quieres del grado "me gusta como novia", o del grado "no quiero vivir sin ella, alias me la imagino como esposa"?
Miré hacia las baldosas del suelo pulcro del cuarto de hotel, y tragué gordo.
Había decidido evadir la invitación de Nina para quedarme en su casa, por comodidad de todos. Iba a ser muy pesado, tanto para mi como para Ely tener que cruzarnos miradas todo el tiempo, así que esa misma tarde había tomado mis maletas y me había instalado en un pequeño hotel de la zona turística.
— Yo... —sentía la garganta seca, ¿púas? ¿Agujas? No lo sabía— Solo sé que nunca había sentido algo así. Solo sé que me vuelve loco con pensar que está lejos. No quiero pensar en el futuro, pero si lo hago no me lo imagino sin ella —tomé aire, inhalando con la boca—. Sé que quisiera despertar todos los días solo para verla, y dormir todas las noches para continuar soñandola. Eso no me molestaría en absoluto.
Escuché la risa sigilosa de Daniel al otro lado de la linea, y fue tal que me contagió. Estaba jodidamente enamorado, tanto que hasta causaba gracia.
— Estás jodido.
— Lo sé —contesté sonriendo— y así de jodido me siento mejor que nunca.
El hospital se veía mucho más tranquilo que la última vez. Cuando crucé la entrada a la sala de espera, no había absolutamente nadie que yo conociese, lo que me hizo preguntarme si quizás ya habían dado de alta a Ulises y nadie se había molestado en recordarme.
Avancé a travez de la habitación, y caminé por la puerta que te llevaba al corredor de los cuartos.
El día anterior no había podido hablar de forma tranquila con Ulises. Después de haber hablado con Ely, lo único que me nacía hacer era correr lejos del hospital, y ocultarme en mi mundo solo para maldecir y romper cosas; no quería ver a Ulises si tenía la mente en otros asuntos, por lo que me había saltado la visita, y había decidido que iba a ir después a visitarlo con más calma y tiempo.
Crucé el bien iluminado pasillo, pensando solamente en el número que la recepcionista me había dado. La mayoría de las puertas de los cuartos estaban cerrados, y los pocos abiertos era por qué el servicio de cafetería entraba y salía con el carro en el que transportaban los platos sucios de su comida.
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Una escritora sin amor - (Max Verstappen)
FanfictionElla es una chica llamada Elizabeth. Con 19 años busca entrar a la universidad con una beca estudiantil para literatura, pero al descubrir que su beca ha sido reducida, se encuentra con un pequeño concurso de la misma institución que puede hacer que...