Enterré mis dedos en la arena, dejando que el agua cristalina los tocara de vez en cuando. Miré hacia el mar, el mar mediterráneo que se extendía frente a mí. "Wau, Italia... ¡Cuánto te amo!"
Después de unos minutos disfrutando el agua en mis pies, decidí ir hacia una pequeña colina de rocas formada a manera natural a unos cuantos metros de allí para poder escribir a gusto.
Caminé descalza sobre la clara arena, mientras que dejaba que mi cabello fuera libre. Casi nunca lo dejaba suelto, y menos si estaba en la playa: Odiaba tener que quitarme la arena de la cabeza al llegar a casa. Pero, aun estando en un chongo se llenaría de tierra...mejor disfrutaba el momento, ¿No?
Llegué en cuestión de unos dos minutos, y me senté en una de las rocas. El agua estaba apenas en a unos 2 metros de distancia, chocando sutilmente con las rocas al costado de la que estaba sentada. La mía estaba un poco más alta que las demás, así que solo me llegaban ligeras gotas.
Saqué la pluma de entre la argolla de mi libreta, y le di un click para sacar la tinta. Miré hacia el mar... Y empecé con el título de "Un Amor Desmedido, loco e Irrevocable." reí para mí misma, al ver lo patética que me veía. ¿Yo? ¿Elizabeth Lanteige? ¿Escribiendo sobre el Amor? Eso definitivamente debía de ser una broma.
Escribí varias cosas sin sentido, y luego, cambiaba la hoja, empezando de nuevo. Las hubiera arrancado del cuaderno, hecho bolita, y tirado a algún lugar cerca, pero a Diferencia de Boston, no estaba en mi habitación, y aparte de todo, ese lugar era demasiado hermoso como para contaminarlo con mis malas palabras plasmadas en un papel.
-Amor... - mascullé entre dientes. - ¿Cómo mierdas es el amor? - pregunté en un susurro lleno de histeria y agonía. Bufé sarcásticamente. - Vamos Ely, eres la peor para preguntarte algo por el estilo. - dije mientras colocaba mi cabeza entre ambas manos, mirando hacia mis piernas que estaban en posición de loto. - O-di-o el a-mor. - dije resaltando cada sílaba.
-¿E-Ely? - una segunda voz se escuchó desde mi izquierda. Max se encontraba debajo de la colina, aun en la arena. "¿Y este idiota qué quiere?".
-¿Si? - pregunté mirándolo con irritabilidad. El bajó la mirada, avergonzado.
-Tu abuela me envió a buscarte; dice que te necesita urgente en la casa. - me alarmé. ¿Qué ocurriría que es tan necesario tenerme allí?
-Oh. - exclamé un poco con vergüenza por haberlo empezado a atacar antes de tiempo. - Ya mismo voy. - me levanté de la roca, y tomé mi cuaderno y lápiz. A cuclillas bajé una roca, llegando al segundo desnivel.
-Déjame ayudarte. - el extendió su mano, tomando la mía, ayudándome a bajar. Inmediatamente después de que puse los pies en la arena, lo solté.
-Gracias. - dije sacudiendo mi short de mezclilla.
Caminamos de vuelta hacia la altura de la calle, donde ahora ambos viviríamos, yo por 3 meses, y el por tiempo indefinido, ambos silenciosos, y yo con cierta prisa a ver qué era lo que mi abuela necesitaba.
-¿Se veía preocupada? - pregunté sin quitarle la vista al frente.
-No, emocionada. - dijo él. Yo paré en seco, enderezándome. Él se emparejó a mi lado.
-Oh. - dije sorprendida. - supongo que no es algo malo.
-Por su sonrisa, creo que es lo contrario. - comentó el, un tanto tímido sin levantar la vista de la arena. Yo lo miré de reojo: sus pantalones de mezclilla estaban arremangados hasta debajo de la rodilla, y llevaba una camisa sin mangas blanca, que dejaba entrever sus bien trabajados brazos, así como las líneas de su pecho y tórax. Yo suspiré.
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Una escritora sin amor - (Max Verstappen)
Fiksi PenggemarElla es una chica llamada Elizabeth. Con 19 años busca entrar a la universidad con una beca estudiantil para literatura, pero al descubrir que su beca ha sido reducida, se encuentra con un pequeño concurso de la misma institución que puede hacer que...