Gatos.

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Para Kazutora, Baji era muy impresionante, tanto que hasta los animales se le acercaban sin miedo. 

Su padre era estricto y no le permitía tener alguna mascota o siquiera acercarse a una, por lo que cuando intentaba acariciar ya sea a un perro o a un gato, este le ladraba o rasguñaba, por ello el ver como Baji acariciaba cariñosamente a un felino sin que este se incomodara de las caricias lo hacía sentir un poco celoso. 

Podía observar como sonreía de forma angelical y cariñosa, hablando con una voz aguda mimosa como si estuviera hablando con un bebé, aún no podía acostumbrarse a verlo actuar de tal forma pues normalmente Baji se veía tan dominante que era imposible de creer que su debilidad eran los gatos. 

—Es un gato siberiano, es tan lindo.— Habló cariñoso mientras se derretía por los ronroneos del felino, estaba acariciándole las partes traseras de sus orejas y este reaccionaba restregando su cabeza a la palma del menor. 

Kazutora se mantenía aun lado con los brazos atrás, no quería acercarse y hacer que el minino se asustara por su culpa, solo con ver como Baji disfrutaba de acariciarlo le era suficiente. 

El de colmillos saco de su bolsillo una pequeña bolsa con galletitas de gato en ella, estaba por darle al esponjoso felino pero vio a Kazutora, el como anhelaba querer acercarse pero tenía miedo de hacerlo. 

—Tora, ven.— Lo llamó moviendo sus dedos para que se acercara. —Estoy seguro que le agradaras.— Sonrió animando al mayor. 

Dudoso fue lentamente hacia ellos agachándose a la altura del contrario, sus movimientos eran lentos para que el pequeño animal no se espantara, luego Baji le paso las croquetas para que este se las diera. 

—No muerde, es muy cariñosa.— Agarró la mano de Kazutora y la guió hacia la gata para que primero esta lo oliera y accediera a ser acariciada.

El de lunar aun se sentía inseguro, pero cuando no fue rechazado y la punta de sus dedos toco el esponjoso pelaje del felino sin que se alejara, sonrió generando una risa.

—¡Baji mira!

—Shh. 

—¡Esta dejando que la acaricie!— Entusiasmado susurro reprimiendo los gritos de felicidad, sin darse cuenta tenía una gran sonrisa y un pequeño brillo en sus ojos, la gatita era tan suave y coqueta que restregaba su carita en su palma. 

—Wow, bien hecho Tora.— Contagiado de su risa también mantuvo su sonrisa dándole palmadas en su espalda.

El ver como Kazutora disfrutaba de acariciar al felino lo hacia suspirar, estaba orgulloso de ver esa expresión en su rostro de pura felicidad, adornada de aquella sonrisa que más tarde sería un dolor en el rostro por lo amplia que era, el pequeño rubor en sus mejillas y el brillo en sus orbes ámbar, sin duda fue buena idea hacerle experimentar el amor por los animales. 

Luego cuando se calmo el mayor, comenzaron a darle las pequeñas croquetas a la minina. 

Precario. || Drabbles  「BajiTora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora