Inseguridad.

1.6K 303 47
                                    

No importaba cuantas veces Baji le dijera que tan hermoso era, siempre iba a tener la inseguridad de que no era verdad. 

Verse al espejo era algo difícil para el, el ver sus hombros no tan anchos como los de Baji, el no tener su abdomen completamente plano, sus ojeras, sus marcas en los brazos, sus muslos que se rozaban entre si causándole irritación y ni hablar de lo poco que se veían sus músculos, se miraba de frente y de costados por el gran espejo delante suyo, podía ver que había subido de peso a causa de la medicación que le recetaban, aunque decidiera ayunar, no comer, tomar litros de agua y hasta hacer ejercicio, seguía con el mismo cuerpo sin ningún cambio. 

Extrañaba cuando era un adolescente, estaba en su peor momento pero al menos su apariencia era de su gusto, podría estar mal psicológicamente, pero tenia un buen físico, sabía que Baji no le permitiría dejar de tomar sus píldoras, así que era inútil y solo sentía que debía resignarse a estar con ese cuerpo horrendo y feo. 

—Baji, tan solo una semana, solo una...— Rogaba débilmente mientras estaba sentado en la cama viendo al otro cambiarse sus ropas.

Estaban por dormir, Kazutora ya vestía su pijama y veía al otro ponerse el suyo, estuvo un rato rogando para que Baji no le hiciera tomar su medicamento una semana, quería verse lindo para el matrimonio al cual fueron invitados. 

Baji suspiro y fue hasta el contrario, tomo todo su cabello para amarrarlo en un moño un poco suelto para que no le molestara, sus otros mechones sueltos los llevo arriba de su frente, dejando esta desnuda para dejar algunos besos. 

—Ya eres lindo, no hay necesidad de que cambies tu apariencia.— Mientras más se apoyaba, ambos cuerpos cayeron en el colchón, envolvió sus brazos en el cuerpo contrario y comenzó a darle palmadas en su espalda. —Todo de ti es hermoso, tus ojos, tu rostro, tu cuerpo, tu sonrisa, tu tatuaje, tu lunar y hasta lo que tu crees imperfecto es perfecto. 

—Lo dices por decir.— Cansado cerro sus párpados dejándose abrazar, sintiendo las palmadas que lo comenzaban a relajar. 

—Solo digo la verdad, pero si quieres cambiar, podemos ir donde un nutricionista para que te diga que cosas comer y que ejercicios debes de hacer. ¿Te parece? 

—Bueno. 

Apagaron las luces y acurrucados en la cama se durmieron. 

Precario. || Drabbles  「BajiTora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora