Zalamería.

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🍒Capítulo largo🍒

Kazutora al tener el pecho desnudo de su pareja, comenzó a pasar sus dedos desde su cintura y abdomen hasta sus pectorales, delineándolo con la yema de sus dedos, su piel que comenzaba a calentarse por su toque, deseaba tanto volver a tocar a Baji, mientras movía sus caderas en un lento movimiento encima de la pelvis del pelinegro, se entretenía lamiendo el cuello esbelto del menor siguiendo con sus caricias en el cuerpo del de ojos cafés, acariciando de arriba y abajo su cintura, pasando sus dedos por sus abdominales, llegando a sus hombros, dibujando sus clavículas y rozando sus pezones, Baji suspiraba y jadeaba por la atención. 

 —Kazutora...— Suspiró sintiéndose sensible por las caricias de su pareja, sentía que no podía contener los gemidos por los delicados toques, el haber estado separados lo hizo sensible a su tacto, los movimientos de cadera del de mechas rubias hacían que su miembro se endureciera, anhelando más. —Detente... ¿Hacer un bebé?— Esas palabras lo confundieron, pero el como Kazutora tocaba sus zonas erógenas hacia que no pensara en nada más.

—Seamos padres Baji, quiero que mi niña sea idéntica a ti.~— Llevó sus manos hacia el rostro del contrario, acariciando sus mejillas y juntando sus labios, en un beso lento y tierno, un lindo roce de labios. —¿No quieres?— Habló tan cerca que rozaron sus labios. 

Baji podía visualizarlo por la tenue luz de la luna, sus grandes ojos de tonos ámbar, el lunar en su rostro y sus mejillas sonrosadas, no podía negarse a nada que pidiera Kazutora, realmente no podía pensar en nada, solo podía concentrarse en los movimientos que hacia el contrario arriba suyo, el de mechas rubias llevó su mano hacia el notable bulto en los pantalones del pelinegro, acariciándolo por encima de la tela mientras besaba su quijada y mejillas, ahora comenzó a lamer el recorrido hasta su cuello mordiendo levemente, su mano bajó el pantalón y ropa interior, liberando el erecto falo del menor, con la yema de sus dedos rozaba la cabeza, haciendo que Baji temblara debajo suyo, daba vueltas en la uretra tentándolo, bajando sus dedos poco a poco hasta el tronco, hasta tenerlo por completo en su mano, comenzó con un lento y suave movimiento de arriba hacia abajo. 

—Ngh.~— Retuvo su gemido, los espasmos subían de su columna haciendo que temblara, sus mejillas estaban ruborizadas, sintiéndose dócil ante Kazutora, sus jadeos aumentaban cuando el de lunar apretaba más su hombría. 

Dando cortos besitos en sus labios, ahora mordisqueando sus mofletes, siguió moviendo con mano aumentando la velocidad, bajando y subiendo hasta la punta para acariciarlo con sus dedos el orificio por donde comenzó a salir la preseminal, algo lubricado por el blanquecino liquido, siguió con la masturbación, bajando sus labios hasta los hombros del contrario, mordiendo y dejando chupones, oír como Baji jadeaba cerca de su oído lo encendía.

 —Tan encantador, mi Keisuke.~— Aumentando el vaivén de su mano, acercó su rostro al del contrario ,uniendo sus labios e invadiendo su cavidad bucal, sentía los torpes movimientos del pelinegro, el como intentaba dominar el beso, pero por los espasmos en su pelvis, estaba siendo dominado por Kazutora. 

Baji quería correrse, pero Kazutora lo evitó poniendo su dedo en la uretra, impidiendo que su semilla se expulsara, esto hizo que Baji sollozara, estaba aturdido. —Kazutora...— Rogó intentado alejar la mano del contrario de su miembro, pero se sentía débil. 

—Sopórtalo un poco más. ¿Bien?— Besó el borde de sus parpados que comenzaron a derramar lagrimas, besando sus mejillas y labios, aún reteniéndolo, de la mesita de noche sacó unos condones, abrió uno y al ver que Baji estaba soportando el correrse, colocó el condón en su virilidad.  —Tan sensible.~— Se desvistió quedando completamente desnudo, siendo observado por el menor, excitado volvió a subirse arriba del contrario, llevando dos de sus dedos a sus labios. —Abre. 

Baji obedeció, sintiendo como Kazutora metía sus dedos en su boca, moviéndolos entre su lengua y rozando sus colmillos, los metía un poco profundo y los sacaba para volver a jugar con su lengua, esa acción hacia que siguiera derramando lagrimas por querer dar arcadas. Kazutora se entretenía con la vista, viendo tan sumiso y tierno, que se dejaba hacer lo que queria, sonrió premiándolo con besos en su quijada, cuando ya tenía bien lubricados sus dedos por la saliva del menor, los llevó a su entrada, metiéndolos y haciendo espacio entre sus paredes internas, comenzó a jadear apoyado en el hombro del pelinegro.  

—Keisuke.~— Gimió restregando su rostro en el hombro del nombrado, haciendo que su aliento caliente chocara contra la piel del menor, su respiración comenzaba acelerarse. 

El pelinegro con sus mejillas ruborizadas, pasaba sus manos por los muslos del mayor, dándole caricias mientras estaba apoyado a su cuello, embriagándose con su dulce aroma, el oírlo gemir hacía que sus piernas temblaran, queria correrse. —Duele... 

Kazutora llevó su mano a la nuca del contrario, volviendo a juntar sus labios, entre jadeos movían sus mandíbulas, Baji soportándolo apretaba los muslos de contrario, dejando algunas marcas de sus dedos, el mayor sintiéndose ya preparado, tomó el miembro erecto del contrario llevándolo a su entrada, controlando su peso con sus rodillas y bajando lentamente sobre el falo del pelinegro, Baji sentía como era abrazado por el caliente interior de su pareja, entre el beso gemía sin retenerlo, su cuerpo estaba más sensible que lo usual y estaba algo aturdido por las sensaciones.

—¡Ah!~— Gimió el pelinegro cuando se separaron del beso, Kazutora había dado un sentón para que el contrario entrara completamente en el. —Kazutora... ¿Ya puedo...?

—No lo hagas antes que yo.

Agarrándose de los anchos hombros del menor, comenzó a saltar encima suyo, dando sentones un poco lentos, el sentirlo como todo estaba dentro y salía para volver a repetirlo, lo hacía suspirar y soltar pequeños gemidos, con una sonrisa siguió con sus movimientos, ver el rostro del contrario, el como su mirada felina estaba rojiza y seguían bajando lagrimas por la excitación y por no poder soltar su esperma, molestándolo, al bajar apretaba su interior, sintiendo los espasmos del contrario. 

—¡Ngh, ah!— Aturdido, envolvió la cintura del contrario con sus brazos, aferrándose a él y poder seguir aguantando, pero cada sentón que daba lo ponía ansioso. 

Baji enterró su rostro en el cuello del contrario, gimoteando siendo presa del placer, sus gemidos a voz suelta eran altos y Kazutora aumentaba la velocidad, sintiendo cosquilleos cada que Baji llegaba tan profundo hasta su punto dulce, el estar ambos cuerpos juntos, su miembro rozaba con el abdomen del contrario, por la fricción y los roces en su punto hacían que su clímax se acercara. 

—¡Baji!— Saltando, haciendo que sus cuerpos chocaran y por el sudor se escuchara un ruido obsceno, siguió con los sentones, sintiendo como el pelinegro mordía su cuello. —¡Ah!~ 

Baji llevo su mano al miembro del mayor, masturbando para que llegara a su orgasmo y así ambos puedan correrse, Kazutora sentía que sus piernas se debilitaban, arqueando su espalda dio otros sentones moviendo su cadera, finalmente se corrió manchando parte del abdomen de Baji y su mano, su interior se contrajo, haciendo que el pelinegro en pocos minutos acabara también, sintiendo los espasmos, las corrientes en sus cuerpos, estuvieron abrazándose hasta que pudieran recuperar el aliento, el menor le daba caricias en su espalda. 

—Kazutora, te amo.— Teniéndolo en sus brazos, besó sus hombros, restregando su rostro en el. 

—Yo también.— Llevó sus manos a sus mejillas, acariciándolas y besando todo su rostro. 

Se separaron, Kazutora le quitó el condón y lo amarro dejándolo en un frasco de plástico tapándolo, con una sonrisa regresó donde el contrario, gateando hacia él y echándose arriba de su pecho. 

—¿Otra ronda?— Con su dedo acariciaba el pecho del contrario, tratando de tentarlo moviendo juguetonamente su trasero. 

Pero Baji solo lo abrazo y en pocos minutos se durmió, el menor estaba cansado, no había dormido bien últimamente y no tenía nada de energías, el de mechas rubias hizo un puchero, pero siguió arriba del contrario, quitando sus mechones del rostro y acariciando sus mofletes, podía ver sus pocas pestañas largas, con los bordes de sus parpados rojos, pequeños rasguños en sus mejillas y su nariz estaba rojiza, a pesar de eso Baji seguía viéndose tan atractivo. 

Dejó que durmiera pacíficamente, dejándose contagiar el sueño y poder descansar. 

Precario. || Drabbles  「BajiTora」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora