Precario. || Drabbles ｢BajiTora」

Dilecto.

Ambos niños estaban en la casa del menor, la madre de Baji no estaba en casa por lo que no habría problema. 

Kazutora estaba sentando en la cama esperando a que regresara Baji, le dio gracia el como se comportó cuando lo vio con las heridas en su rostro y brazos, su padre otra vez los había golpeado a él y a su madre, apenas aquel hombre se fue, se escapó de casa hacia su lugar seguro que era un parque, pero no espero encontrarse con el de colmillos y terminaron yendo a su casa. 

Baji había regresado con un botiquín de primeros auxilios y sin decir ni una palabra se sentó a su lado abriendo el botiquín, sacó algunas gasas, curitas de colores, alcohol, algodón y una crema. 

Prosiguió a limpiar las heridas del rostro con el algodón cubierto en alcohol para luego seguir con sus brazos, Kazutora soltaba pequeños quejidos por el ardor.  

—Te gustan los animales. ¿No?— Habló tratando de romper el silencio incomodo, pero solo recibió más alcohol en sus heridas haciéndolo chillar. —¡Ay! ¡¿Me quieres curar o lastimar?! 

Baji siguió en silencio, tiró el algodón en la cesta de basura y colocó las gasas en los brazos heridos, luego agarró las curitas y las puso en el rostro contrario, al final tomó la crema y sin preguntar le quito su chaleco y luego desabotono su camisa para echarle el líquido frio en sus hematomas. 

Kazutora se sintió extraño, el en ningún momento había mencionado que tenia moretones en su abdomen, se estremeció por el frio en su piel y ya harto de que el otro no hablara detuvo sus movimientos alejándolo de su cuerpo. 

—Deja de ignorarme o me iré. 

Baji siguió sin responder y cumpliendo con lo dicho tomo su chaleco y bajo de la cama para irse de esa casa, pero apenas e iba a cruzar la puerta el otro lo jalo de la manga de su camisa. 

—¿Por qué nunca quieres hablar de eso conmigo? 

Kazutora alejo su brazo bruscamente para que lo soltara y solo sonrió con burla, no le gustaba hablar de sus problemas familiares, tampoco sentía que a otros les llegara a importar o siquiera ayudarlo, sabía que las personas eran traicioneras y por ello no le gustaba decir nada de lo que ocurría.   

—No finjas preocupación, no es como si exactamente a alguien le importara una persona como yo.— Se burló de si mismo, se sentía tan asqueado que no soportaba más, se sentía solo. 

—A mi me importas. 

Kazutora se detuvo al oírlo, no sabía porque pero quería llorar, odiaba ese sentimiento de sentirse querido, y apenas sintió como el otro lo abrazaba, supo que sería imposible irse de esa casa.