Capítulo 60

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Estábamos comiendo con los papás de Megan, todo a iba bien, el papá me  preguntó sobré mi carrera y mi gusto por los autos y nos hemos metido en un mundo de solo autos.

La mamá de Megan por otro lado ella es administradora de la empresa de petróleos del país, los papás de Megan tienen mucha plata.

Después de cenar, Megan me mostró la casa y luego me mostró un kiosko qué había en el lugar, era pequeño y blanco y tenía rosas enredadas por las paredes del kiosko, se veía muy romántico, Megan estába sentada viendo a la nada, pensando quién sabe en qué.

-. querida Damisela, ¿me permite está pieza?.-dije a Megan con una sonrisa coqueta y estirando mi mano.

-. ¿has notado qué no hay musica?.-preguntó Megan.

-. no dañes el momento. - susurre sin perder la postura.

Ella sonrió y tomó mi mano y bailamos una canción imaginaria.

Giro por aquí, giro por allá, paso adelante, al lado y atrás y le doy un beso fugaz.

-. te mostraré algo más. - dijo Megan sonriendo, noté en su mirada amor y ternura y brillo en ellos.

Tomó mi mano y me guío a la parte de más atrás del jardín trasero y paramos al frente de un árbol.

-. ta da. - dijo Megan señalando el árbol.

-. vaya, qué bonito roble,¿cuantos años tiene?. - dije para no romper los sueños de Megan de mostrarme su árbol.

Ella me miró y me pegó en el hombro.

-. no seas bobo. - y se perdió de mi vista unos segundos.

-. ¡ey por acá!.-gritó y miré para arriba y había una gran casa en el árbol. - sube. - añadió.

Rodee el árbol y vi la escalera y subí hasta dónde estába Megan, había una vista increíble desde el árbol.

-. he roto la regla. - susurró.

-. ¿qué regla?. - la miré curioso.

-. mi hermana y yo juramos qué jamás entraría un hombre acá.

-. pero si yo no soy un hombre. - dije bajando la cabeza. - la verdad soy un marciano y aparento ser hombre . - añadí riendo.

Solo podía escuchar cómo Megan se reía tanto que vi lágrimas en sus ojos, se acercó a mi y nos fundimos en un beso.

Jugaba con su lengua y ella se sentó en mi regaso con sus piernas al lado de mis muslos haciendo qué subiera el vestido que tenía puesto.

Subí su vestido hasta la cintura y bajé mis manos hasta sus nalgas para apretarlas con deseo, ella tomó el cuello de mi chaqueta y me la quitó.

El beso cada vez era más carnívoro y solo expresaba deseo, ella empezó a mover sus caderas, haciendo sentir mi ereccion en su zona húmeda.

De la parte de adentro de mi chaqueta saqué un condon, ella se movio un poco para atrás, sacó el botón y bajó la cremallera, y con sus manos ayudo a salir mi enorme erección.

-. te sedo el honor. - susurre en su oído mientras mostraba el paquete plateado.

Ella me sonrió y lo tomó con las dos manos, abrió el paquete y dejo deslizar el condón en mi erección, para luego ella dejarlo entrar.

Subía y bajaba a su ritmo y así finalmente llegamos los dos a él clímax.

Del Infierno Al CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora