Capítulo 9

6.8K 272 6
                                    

-. hola. - dijo con voz muy muy suave Vanessa.

Me sorprendí, jamás pensé en verla de nuevo, vestía un jean negro y saco ancho color gris, tenía ese gorro gris, qué me encantaba cómo hacía ver su cabello hermoso.

-. ¿qué haces aquí?. -le dije, me invadió la rabia al recordar la carta.

-. se qué estas enojado, pero no he dejado de pensar en ti. -  dijo tímida y bajando la cabeza.

-. tu crees qué yo si, no necesito una tristeza ahora. - dije muy fuerte e intentado ser autoritario, ¿pero a quien engaño?, Quiero besarle esos labios rojos y abrazarla para jamás dejarla ir.

Se acercó a mi tomando mi mano y me hizo señas para poder sentarse a mi lado  en la cama, me moví un poco y la dejé sentarse.

-. yo tampoco necesito ésto ,pero necesitaba verte.-dijo mirándome. -. es lo mejor para los dos. - añadió.

-. deja de decir qué es lo mejor para los dos, para ti solamente, yo quiero estar contigo. - dije mirando esos bellos ojos para volver a caer en su hechizo.

-. ¿no lo entiendes verdad?. - dijo bajando la mirada.

-.¿ entender qué? , qué no quieres estar conmigo o no, no entiendo. - dije alterandome.

-. cálmate grandulon. - dijo mientras podía sus delgados dedos en mi boca.

-. como crees que no quiero estar contigo, eres todo lo que pedí pero....-

-.pero qué , termina. - dije insistiendo.

Cerro sus ojos y de ellos salio una lágrima, ¡no! para, no llores, limpié con delicadeza la pequeña gota qué corría por sus hermosas mejillas.

-. estoy en un centro de rehabilitación. - dijo mirándome a los ojos tratando de entender mi expresión.

Eso fue lo qué le dijo a mi mamá, está pequeña mujer tan ruda y tan frágil a la vez;Te amo te amo y estaré contigo hasta en estas.

-. ¿qué te hace pensar qué no estaría contigo? .-dije levantando su mirada una vez más y continúe. - eres mi novia y estaré contigo siempre. -  e hice énfasis en el SIEMPRE.

Ella sonrió y beso mis labios muy suave.

Como extrañaba estos besos.

-. te amo. - dije entre beso y beso sin darme cuenta.

Ella me abrazo con fuerza hasta quedarnos dormidos.

Cuando desperté, me encontraba solo en mi habitación y con un fuerte dolor de cabeza.

Mire a un lado de la cama,  a la mesita de noche,  había dos rosas unidas con el mismo tallo y abajo de ellas una carta.

En mi memoria recordé lo feo qué fue leer la primera carta, mi corazón latió más rápido, y mis dedos empezaron a sudar, tenía miedo, miedo de leer, miedo de perderla de nuevo.

Está vez la carta estába en una hoja blanca con esfero rosa y la misma letra cursiva de la primera.

Entró una enfermera antes de qué pudiera empezar a leerla.

-. buenos días, ya viene el desayuno. - dijo sonriendo.

Minutos después entró con mi desayuno y mi panza rugió, tenía mucha hambre.

Puso la mesa con ruedas encima mio, puso un plato grande que tenía huevos con jamón y dos tostadas de pan con mantequilla,  luego puso uno mas pequeño con fruta picada, había sandía, manzana, fresas y uvas y finalmente puso un vaso con jugo de naranja y una taza de chocolate.

-. buen provecho. - me dijo mientras se retiraba.

Desayuné lo más lento posible pues me dolía la cabeza al masticar.

Después de un rato largo de desayunar y estar totalmente lleno me dediqué a leer la carta con un gran miedo.

Querido Damian:

Del Infierno Al CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora