CAPITULO 7: Equipo 7

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Nuevamente el tiempo hizo su curso. Emiko ya tenía 18 años, lo que significaba que el día de su boda se acercaba, pero era lo de menos, ese día Naruto iba a conocer a su equipo de genin. Él había entrenado arduamente para volverse genin, sin embargo el examen no le resultó sencillo. Pero logró el objetivo.

-Que te vaya bien- Escuchó a su padre decirle, a lo que Naruto se despidió y se fue.

Lo observó irse. Era un chico muy alegre, para la vida que el pobre tenía. Y es que con 12 años, cargar con un demonio en su interior, con las miradas despectivas que las personas de la aldea le dirigían, tenía motivos suficientes para detestar a todos, sin embargo, Naruto sonreía y era amable, sí un poco hiperactivo, ruidoso y constantemente se metía en problemas, pero todo eso no le quitaba el hecho de que era una buena persona.

-Hija, recuerda que en dos noches nos reuniremos con los Uchiha- Dijo Hiroaki mirando a Emiko.

-Lo sé, hay que seguir preparando la boda-. Su matrimonio, prácticamente, la madre de Itachi era la encargada de los preparativos, ella se enteraba durante las reuniones a las que asistían ambos junto a los Uchiha. Aunque, en realidad, estaba poco interesada en el tema. Su relación con su prometido prácticamente empezó a decaer tras el acuerdo. Itachi se convirtió en ANBU y ella aumentó sus entrenamientos con el Tercer Hokage. No habían hablado mucho más allá que en las reuniones para organizar la boda y en diversos días en que Mikoto Uchiha le pedía cenar con ellos, con el fin de convivir un poco. A veces se sentía triste por cómo se tornaron las cosas.

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-¡Equipo 7!- La voz fuerte y clara de Iruka Umino se escuchó en el salón de clases de la academia, era el momento de nombrar a los equipos -¡Naruto Uzumaki, Sakura Haruno, Sasuke Uchiha!-.

La pelirrosa saltó de felicidad, estaría en el mismo equipo que el niño con el que años atrás había chocado, el cual había empezado a gustarle en ese momento. Por su parte, Naruto estaba feliz por su equipo. Por un lado, estaba la niña que siempre le había gustado, desde que la vio una vez en el bosque recogiendo flores; por otro lado, estaba el engreído de Sasuke, con el cual por fin podría medirse. Estaba claro, se esforzaría. Pero a Sasuke todo esto le daba igual. Recordaba a Sakura como la niña con la que chocó en la calle en una ocasión y lo había visto de manera diferente a las demás. Sobre Naruto, solo lo veía como un perdedor, cabeza hueca, un huérfano que tuvo la suerte de crecer bajo la protección de los Senju, aunque no tenía ni idea del motivo.

Luego de la formación de los equipos, estos se encontraban esperando a sus jonin a cargo. Sakura no disimulaba su felicidad, sobre todo frente a cierta rubia, la cual estaba mirándola de manera punzante.

-¿Qué sucede Ino puerca?- Dijo con sorna Sakura -¿Muriendo de envidia?

-¡No molestes, frente de marquesina!- Contestó la aludida. Ino Yamanaka, ella había sido la mejor amiga de Sakura cuando eran más pequeñas, fue Ino quien la ayudó a tomar confianza en sí misma. Pero algo cambió entre ambas, al menos para Sakura. Ya no quería estar bajo el ala de Ino, siempre detrás de ella, entonces decidió alejarse, prometiéndose a sí misma ser fuerte como para hacerle frente, y así, utilizando como excusa el hecho de que a ambas les gustaba Sasuke, comenzó una especie de rivalidad entre las dos.

-Jaja, tienes envidia, como yo si estoy en el mismo equipo que Sasuke- Dijo la pelirrosa sacándole la lengua.

-¡Eso no significa que se fijará en ti!- Le contestó la rubia, a lo que Sakura replicó –Tal vez, pero tengo más posibilidades que tú-.

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