CAPITULO 51: Culpa

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            El plan había salido a la perfección, lograron meterse en la cueva de Akatsuki. Pero no hallaron precisamente lo que esperaban.

-¿Dónde está Gaara?- Gritó Naruto con desesperación. Kakashi le pidió que se tranquilice, pero las cosas empeoraron cuando delante de ellos pasó un hombre de cabello rubio volando sobre un ave blanca y levando una especie de cápsula. Emiko lo reconoció como miembro de Akatsuki por su capa. Naruto, quien presentía que era lo que llevaba dentro de la especie de huevo, salió a toda velocidad detrás del ninja.

-Espera, Naruto! No debes ir solo!- Exclamó Emiko, a sabiendas de lo que podía ocurrir si él se salía de sus cabales.

-Iré tras él- Dijo Kakashi. Emiko lo siguió, mientras que delante de Sakura y Chiyo aparecía un extraño hombre que se presentó como Sasori.

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El paisaje tranquilo de Konoha lo enmarcaba todo, pero el ambiente en la mansión Uchiha era sombrío, como desde hace 3 años. Itachi estaba en la cocina, algo totalmente inusual, sin embargo, como estaban las cosas, de vez en cuando debía arreglárselas solo a la hora de comer.

-Hijo, ¿Qué haces?- La figura delgada de Mikoto Uchiha apareció en la cocina.

-Mamá, te levantaste, ¿Cómo te sientes?-

-Mejor, pero tu que estas haciendo?- Preguntó la mujer.

-Nada, solo algo rápido para comer, tengo que volver a salir.

-Ya veo. Todos están muy ocupados- Dijo algo desolada. Itachi observó a su madre unos instantes y recordó la terrible depresión que padeció hace exactamente 3 años, tras el escape de Sasuke. Fue demasiado duro para todos, sobretodo para su padre, a quien su madre culpaba explícitamente de lo ocurrido.

-¡Tú tienes la culpa de todo esto!- Gritó la mujer a su esposo.

-No puedes culparme a mi únicamente, todo influyó en él, desde la aldea hasta sus compañeros- Respondió Fugaku a las acusaciones de su esposa.

-Por supuesto que eres el mayor culpable de todo esto- Dijo ella llorando.

-Mamá por favor cálmate, hablemos esto con calma- Dijo Itachi, desesperado.

-Y de que hablaremos, de cómo tu padre presionó a Sasuke, de las constantes comparaciones que hacía entre ustedes dos- Dijo llorosa -Él solo buscaba tu aprobación, y cuando no la tuvo porque según tú no era suficiente su fuerza, decidió irse con ese criminal- Dijo llorando con más fuerza.

-Esto se está saliendo de control- Escucharon decir a Emiko, quien observaba la escena alejada.

-Mi hijo menor. Dando vueltas por el mundo con un peligroso criminal y traídor de la aldea-

-El prestigio del clan caerá en picada por todo esto- Dijo Fugaku, más como un pensamiento en voz alta.

-¿Eso es lo único que te importa? ¿El prestigio del clan?- Le gritó Mikoto -Se trata de tu hijo huyendo junto a un hombre conocido por su crueldad y a ti te preocupa la imagen del clan. ¿Qué demonios te sucede?-

-¡Mamá ya basta!- Gritó Itachi, sorprendiendo a sus padres y a su esposa -Perdón, no debí gritarte de esa forma, pero en parte papá tiene razón. Si la gente de la aldea no tiene confianza en el clan uchiha, la policía militar se irá a pique. Por otro lado, nadie es responsable de lo ocurrido con Sasuke, más que él mismo, se fue por su propia voluntad. Sin embargo, eso no significa que permitiremos que siga ese rumbo-

-Hijo- Dijo su madre más calmada -No sé que pensar-

-Él sólo está desorientado y tomó el camino que más le beneficiaba, lo cual no implica que sea el correcto. Lo encontraremos y lo ayudaremos a volver a establecerse en la aldea- Habló Itachi.

Mikoto finalmente cedió y se retiró dejandolo solo con Fugaku.

Itachi recordaba con claridad los días que siguieron a esa discusión, su madre estuvo ida, sumida en tristeza, y con lños años optó por resignarse a que Sasuke volviera, a vees incluso hablaba como si él hubiera muerto. Emiko le había dicho que era una forma de mitigar su dolor, pero que debía ser contenida igualmente, aunque su depresión hubiera amainado un poco.

-Se trata de la investigación para hallar a Sasuke- Habló Itachi, captando la atención de su madre -Debemos aprovechar que el maestro Jiraiya se encuentra en la aldea, ya que él es único que conoce a ciencia cierta la localización de las guaridas de Orochimaru, y en base a eso podremos seguir trazando planes. Y para que yo pueda trabajar en esto, Emiko está tomando junto a Shisui muchas de las misiones que se me asignan-

-Suena muy duro. Todos están esforzándose, mientras yo estoy aquí, encerrada- Dijo ella algo triste.

-No digas eso, mamá- Le dijo Itachi animándola -Es cierto que entre Emiko, mi papá y yo nos estamos cubriendo las espaldas mutuamente, pero tu siempre estás aquío mostrando predispoción para ayudarnos y atendernos-

-Tienes razón, siéntate y te haré algo de comer. Quizás ya no ejerzo como ninja, pero puedo hacer que ustedes están a gusto en esta casa y que tengan todo para sus misiones- Dijo más animada y disponiéndose a cocinar a su hijo.

Mientras, Itachi pensaba en su hermano, donde estaría en ese momento, y también en su esposa, a quien hace semanas no veía, desde que partió hacia la arena en búsqueda del kazekage.

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El camino hacia la guarida norte era largo, posiblemente llegaría a la noche. Sasuke recordó mientras avanzaba que el lugar estaba custodiado por una chica, aunque apenas había tenido contacto con ella sabía que tenía unas raras habilidades. Lógico, siendo parte de la colección de fenómenos de Orochimaru. Sonaba crudo su pensamiento, pero estar al servicio del sannin implicaba tener ciertas características y habilidades únicas, y por lo que sabía, esa chica las tenía. Le vino otra persona a la cabeza, alguien a quien no recordaba a menudo, al menos no quería hacerlo.

-Mamá- Susurró en medio del bosque que atravesaba. Se detuvo en una rama y rememoró un momento que vivió con su madre siendo más pequeño, incluso más inocente.

Él era más pequeño y destacaba en la academia, pero a su padre parecía importarle poco sus intentos. Era popular con las niñas y llamaba la atención por ser Uchiha, pero no era suficiente. Su madre... ella siempre estaba allí cuando llegaba de la academia, cuando llegaba de sus misiones, siempre tenía una sonrisa, y eso le causaba cierta culpa por haberle causado dolor. Pero todo ello estaba atrás, ahora tenía más poder, y lo aprovecharía al máximo. Sasuke continuó su camino a la guarida norte, dejando su pasado en un rincón alejado de su mente.

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Lograron darle alcance al enemigo, y por ende, a Gaara. Naruto sostuvo esa especie de caparazón blanco y comenzó a abrirlo.

-¡Gaara, resite!- Exclamó el rubio. Emiko se detuvo mientras Kakashi siguió al hombre de Akatsuki.

-¿Puedes romperlo?- Le preguntó la chica.

-Está muy dura. Así que no me queda otra opción- Dijo Naruto. Luego creó un clon de sombra que lo ayudara -¡Rasengan!-

La técnica impactó de lleno en la coraza, consiguiendo romperla finalmente. Naruto sacó al kazekage inmediatamente, pero también se percató de algo.

-¿Qué sucede, Naruto?- Preguntó Emiko.

-Él, no está...- Balbuceó el chico.

-Habla claro, ¿Qué ocurre?- Dijo exasperada, pero decidió moverse hacia donde Naruto se encontraba y comprobar ella misma lo que ocurría. Emiko llegó hasta Naruto y se quedó prácticamente anonadada con lo que vió. Gaara estaba pálido, ceniciento, como si estuviera...muerto. Entonces lo recordó, un jinchuuriki que pierde a su bestia con cola, también pierde la vida. Y fue esta certeza la que acabó por confirmarle lo inevitable.

-Naruto- Dijo Emiko con calma -Gaara, el kazekage, está muerto.

CRONICAS DE UN AMOR SHINOBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora