CAPITULO 44: Cambios

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3 AÑOS DESPUES

El tiempo había seguido su curso, al menos eso parecía. Sakura miraba el horizonte desde la ventana del hospital, desde que comenzó a estudiar ninjutsu médico, Tsunade la puso a trabajar en el hospital, y con el tiempo, su buen control de chakra y facilidad para aprender le permitieron subir de posición, siendo ahora la persona más cercana a la directora del hospital, Yumi. Todo parecía marchar bien, a excepción de una mancha oscura en su corazón, aunque trataba de ignorarla, al menos para no sufrir.

-Ya he acabado- Dijo la pelirrosa al entrar en la oficina de su superior.

-Siempre tan eficiente- Le contestó Yumi desde el escritorio -Es hora de irnos-

-¿Cenarás con Shisui?- Le preguntó Sakura.

-No lo creo, una cita con su abuela- Dijo algo desanimada. Sakura y Yumi se habían vuelto muy cercanas en los últimos años, por lo que sabía de la pésima relación de Yumi y la abuela de Shisui.

-Cenemos juntas, ¿quieres?- Le dijo Sakura para animarla.

-De acuerdo- Ambas chicas salieron y se dirigeron al tradicional puesto de ramen de la aldea, cenaron de forma animada y se despidieron tras eso. Sakura caminó hasta su casa, su mente en blanco, en general, durante el camino a su hogar meditaba respecto a cualquier asunto de su trabajo y su vida, pero en ese instante, simplemente no quería pensar. Había pasado mucha agua debajo del puente, la vida siguió su curso, Naruto se fue con Jiraiya y Sasuke con Orochimaru, ambos con el deseo de hacerse fuertes, pero ¿y Sakura? Ella sólo tenía nubes de color rosa con forma de corazón en su cabeza a los 12 años, no le interesaba ser una buena ninja, después de todo, no venía precisamente de un clan poderos, es más, al igual que Yumi, era una civil común y corriente. Pero los acontecimientos, la determinación de sus compañeros y sus propios sentimientos, hicieron que la pelirrosa diera un vuelco en cuanto a sus aspiraciones, decidió no quedarse atrás, y con todo el valor del mundo, le pidió a Tsunade que la entrenara, no había sido nada sencillo, la quinta hokage es alguien exigente, sin embargo, no vaciló en ningún momento. El camino aún no estaba completo, pero había dado un gran paso en esos 3 años.

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-Otro día más- Suspiró Itachi, mientras recostaba su cabeza en el regazo de su joven esposa. Ambos estaban sentados en el corredor que daba al patio de la gran casa de la familia Uchiha.

-Y sin noticias ni pistas- Contestó Emiko, mientras le acariciaba el cabello a Itachi. El joven, en su calidad de ANBU, había conseguido tener acceso a información que muy pocos podían, por lo que pudo tomar conocimiento de las múltiples guaridas de Orochimaru.

-Comienzo a fastidiarme- Emiko trasladó su mano a la mejilla de Itachi, mientras él puso la suya propia sobre la mano de Emiko, acariciándola -Recorrí todos y cada uno de los escondites de Orochimaru, de punta a punta, pero no encontré nada de Sasuke-

-Él el quería poder, y es probable que le esté tomando tiempo obtenerlo- Dijo Emiko.

-Eso es algo que me preocupa, hasta dónde es capaz de llegar por poder-

-Queda esperar, tarde o temprano sandrán de su escondite- En eso Emiko tenía razón, reconoció Itachi, se ocupó de dispersar a algunos de la división ANBU para espiar y estar atentos a cualquier movimiento de Sasuke y Orochimaru, pero también tenía la expresa orden de no revelar absolutamente nada a las demás aldeas, ya que sería catastrófico que el mundo ninja supiera que un Uchiha había escapado de la aldea para unirse a un criminal de clase S. Mientras meditaba todo esto, Itachi sintió las manos de Emiko masajearle la cien.

CRONICAS DE UN AMOR SHINOBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora